Capítulo 4: Yes, I'm Fine

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  • Ajánlott Alejandra
                                    

Muchas personas piensan que eres feliz sólo porque sonríes pero en realidad hay muchos sentimientos que decidimos no mostrar porque no queremos parecer débiles… ahora que pienso en eso, me doy cuenta de que tal vez, nunca fui tan fuerte como siempre pensé que era.

Hice que me soltara bruscamente, mis ojos estaban llenos de lágrimas por lo que aún no podía ver muy bien. Sequé las lágrimas en mis ojos y lo observe, detenidamente. Me miraba como si estuviera preocupado por mí, aunque no lo conocía, parecía que él y supiera todo sobre mí.

— ¿Está usted bien? — seguí mirándolo a los ojos. Estaba preguntándome en mi cabeza, una y otra vez, si habría alguna posibilidad de que se notara en mi rostro cuán enferma estaba.

—Sí, estoy bien…— corrí  lejos de él.

Las piernas me temblaban y tenía un típico nudo en la garganta como cuando quieres gritarle a alguien en la cara que no estás bien y qué, por favor, dejen de preguntar ese tipo de cosas cuando se ve claramente que no lo estás, mucho menos cuando estás llorando, en esos momentos es una pregunta inútil que siempre tendrá la misma respuesta, “Sí, estoy bien”.

Llegué a los vestidores y después de cambiarme de ropa y vaciar mi taquilla, escape de allí. Se sentía tan bien, haber dicho todo lo que tenía que decir, esas eran cosas que yo había mantenido guardadas en un lugar profundo de mí ser, y hoy ellas sólo emanaron de mí como la luz de una lámpara; fue excitante y liberador.

—Estoy en casa— mi madre salió de su cuarto como un correcaminos, se paró frente a mi con una sonrisa.

— ¡Milagro! ¿Por qué estás tan temprano en casa? — caminamos juntas hacía la sala, me quite los zapatos en el camino, y también solté mi largo cabello que cubrió mi espalda y mi pecho.

—Me dieron vacaciones…— mentí, ella sonrió aún más. Decirle que había renunciado la haría preocuparse aún más por cómo íbamos a pagar las cuentas de la casa y el objetivo era simplemente relajarnos.

Nos sentamos juntas en la sala, ella comenzó a mostrarme un catalogo de ropa que había llegado a la boutique dónde ella trabajaba, a mi madre siempre le fascino la ropa nueva y los productos caros para el cuidado de la piel, es por eso que a mi punto de vista lucía más joven que yo.

—Mamá…— dije después de haber mirado su rostro detenidamente durante horas — ¿Por qué no vamos de viaje? Tú y yo, juntas.

Me miro como si no me reconociera y luego sonrió.

—OH, cariño— me abrazó— ¡Me encantaría!... — dijo emocionada, luego se calmó un poco— pero no puedo. Llegaran los nuevos pedidos de ropa y si tengo suerte haré los inventarios, podría traer un poco de ropa a casa. — ¿Por qué no vas tu sola? Ya sabes, relajarte, lejos de mamá, conocer a un chico que te quite tu virginidad…

— ¡Mamá! — me sonroje. Luego de unos segundos de reír como tontas tuve el valor para ponerme seria y hablar de nuevo: — Entonces, ¿está bien si voy sola?

—Querida, ¿recuerdas todas esas veces que fui con tu tía Moodie a San Francisco mientras tu te quedabas aquí a trabajar en ese estúpido hotel? — Sonaba un poco molesta, pero luego sonrió— ahora, es tu turno.

La abracé delicadamente y luego corrí hacía mi habitación.

— ¡Gracias, gracias, gracias, gracias! — le grite subiendo las escaleras.

Una vez adentro, lloré.

Before I DieWhere stories live. Discover now