Capítulo 11: When You Are In Love

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Cuando estás enamorado haces cosas estúpidas, cosas que cuando no estás enamorado serían descritas como cosas sin sentido. Pero, cuando haces algo por la persona que amas, ese es el punto. No lo haces para que los demás lo noten lo haces para que esa persona lo note, para que esa persona se de cuenta de cuanto te importa, de cuanto la más, de cuánto significas en su vida. Cuando estás enamorado las cosas sin sentido, comienzan a tener sentido. Cuando estás enamorado los días de lluvia son como días soleados, cuando estás enamorado… Te sientes vivo. Realmente vivo.

— ¿Qué haces? — grité mientras Andrew me cargaba entre sus brazos.

— Te estoy cargando, ¿no es obvio? — dijo riendo.

—Déjame preguntar de nuevo… ¿por qué me estas cargando? — enrede mis brazos alrededor de su cuello, no es como si yo quisiera que me bajara.

—La verdad es que ya me arrepentí eres realmente pesada…— comenzó a bajarme y le di un golpe en el pecho. Me aventó un poco hacía arriba y me apretó más contra él— Sólo estoy bromeando, eres ligera como una pluma…

—Eso es halagador— dije sonrojándome.

—Y no es nada comparado con lo que tú me has dado…— reí recordando la noche anterior, probablemente él no se estaba refiriendo a eso, pero no dejaba de ser lo único que ocupaba mi mente.

—Te amo…— suspire y recargué mi cabeza en su hombro.

—Lo sé. Yo también te amo.

—Ya puedes bajarme…— dije sonriendo y él me puso en el piso soltando un suspiro.

—Creí que nunca ibas a pedirme que te bajara…— comenzamos a reír y lo golpee de nuevo— ¿Acaso intentas provocarme? ¿Quieres que te aviente al mar o algo parecido? — dijo acercándose peligrosamente a mi.

— ¡No! ¡Está bien, hagamos las paces! — él negó con la cabeza y se agacho para recoger un poco de arena entre sus manos. ¿Olvide decir que estamos dando un paseo por la playa? Bueno eso hacíamos antes de que se transformara en una pelea de lodo— ¡Ya basta! — grité riendo.

— ¡Dejaré de hacerlo cuando dejes de reírte! — sabiendo que por un lado no sería capaz de ganarle y por otro no sería capaz de dejar de reírme, comencé a huir de él. Él comenzó a perseguirme.

De pronto un dolor me ataco en el estomago. Todo se sintió como si temblará, el dolor fue demasiado agudo como para mantenerme de pie. Caí de rodillas y mi sonrisa se borro convirtiéndose en una mueca de dolor.

Andrew llego a mi lado.

— ¿Estás bien? — cubrí mi estomago con mis manos y traté de sonreír cuando llego a mi lado.

—Sólo tengo un poco de hambre…— él sonrió.

— ¡Vamos, por algo de comer! — estiró su mano hacía mi ofreciéndose a levantarme. Tome su mano y trate de ocultar el creciente dolor en mi estomago.

Caminamos hacía su auto y el camino se me hizo eterno debido a que el dolor no desaparecía. Abrió la puerta de mi auto y yo entré mientras caminaba hacía su lado, yo hice todas las muecas que pude. Me dolía, era como si punzará, como si algo se moviera. Madito, cáncer. Andrew subió al auto y se sentó a mi lado. Yo recargué mi cabeza en el vidrió e intente no mirarlo, no quería que se diera cuenta.

— ¿Segura que estás bien? — preguntó poniendo su mano sobre la mía.

—Estoy un poco… cansada…— sonreí débilmente.

— ¿Quieres que vayamos al hotel para descansar un poco?

Asentí con la cabeza. Todo el camino estuve aguantando el dolor, mi boca estaba seca debido a que comencé a sudar a pesar de que Andrew tenía el clima prendido. Baje de el auto incluso antes de que él lo hiciera y camine lejos tenía que llegar a mi habitación. Era evidente que se notaba en mi rostro que estaba mal porque algunas personas me miraban fijamente.

Odiaba esto, odiaba sentirme enferma. Odiaba que las personas pudieran notarlo. Y odiaría que Andrew lo notara. Entre en el elevador e incluso cuando escuche perfectamente como Andrew me pedía que esperara no pude hacerlo. Presione el botón hasta que la puerta se cerró. ¡Lo siento, Andrew!

Llegué a mi habitación arrastrando mis pies, el dolor seguía igual o tal vez peor que antes. Tome mi teléfono que estaba dentro de mi bolsa de pronto yo era demasiado torpe como para sacarlo, tome una pequeña tarjeta que tenía de mi última visita al hospital. Incluso cuando quería olvidarme de ello, creí que sería necesaria esta tarjeta en algún momento. Marque el número y una chica me contesto.

— Buenos días, consultorio del Dr. Shell, ¿en qué puedo ayudarle?

— ¿Podría comunicarme con el doctor Shell? Habla, la señorita Olivia Williams.

—Un momento por favor…

Tres timbres y luego al fin pude escuchar la voz del Dr. Shell.

— ¿Srta. Williams?

— ¡Doctor! — Mi voz tembló— tengo un dolor muy fuerte, ¿Qué hago?

—Lo mejor será que venga inmediatamente— me dijo.

—No puedo…

—Si es por su trabajo, debe entender que su salud es más importante…— dijo exasperado como si ya hubiera repetido eso un millón de veces antes.

—Es que no es por mi trabajo. Estoy de vacaciones… — lo escuché suspirar.

— ¿Qué tan rápido puede estar aquí? — me preguntó.

—N-No lo sé…— sentí una punzada de nuevo y solté un ligero gemido.

— ¿Olly? ¿Olly, estás bien? — mire hacía la puerta cuando escuché la voz de Andrew, por suerte había cerrado con llave, así que, él no podría entrar.

— ¿Qué tan rápido puede estar aquí? — repitió la pregunta.

—No lo sé... — repetí igualmente.

— ¿Sabe que ese dolor podría ser muy peligroso? — insistió.

— ¿Olly? ¿Qué pasa?, ¡Abre la puerta! — Andrew comenzó a golpear mi puerta.

Entre el dolor, la voz de el Dr. Shell diciendo que el dolor era peligroso y Andrew pidiendo que abriera la puerta, no pude soportarlo.

— ¡Andrew, sólo vete! ¡No quiero verte!

Before I DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora