Capítulo 9: Happiness and Secrets

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Felicidad es el sentimiento de seguridad, y de saber que todo va a estar bien y que no debes preocuparte. Infelicidad es el sentimiento de soledad y de saber que no hay ninguna posibilidad de que las cosas se arreglen.

Justo ahora, podría morir. Y morir feliz, sonriente y satisfecha, sólo porque viví para conocerlo, para sentir el amor; para darme cuenta de que efectivamente a las personas buenas les pasan cosas buenas, cuando conocen a otras personas buenas.

Tomo mi mano con fuerza y yo sonreí, estábamos en algún lugar de la playa, siguiendo a un guía que explicaba la historia sobre los mares. Había parejas por todas partes y me di cuenta que probablemente me habría sentido muy sola aquí, sin él.

Era increíble como pequeños detalles y pequeñas muestras de afecto eran capaces de hacerme sentir así de feliz. Besó mi mejilla mientras me abrazaba por detrás, miramos el mar durante cinco minutos antes de que la multitud comenzara a moverse detrás de él guía, camine con Andrew atado a mi cintura y sintiendo su respiración en mi mejilla.

En tan poco tiempo, ya sentía como si no pudiera vivir sin estar a su lado.

— ¿Cuándo tienes que volver a Marte? — preguntó y yo reí.

— ¿Volver a Marte?

—Ya que no quieres decirme de dónde vienes supongo que debes ser una alienígena de Marte, ¿o me equivoco? — estaba tratando de jugar y parecer gracioso, pero lo más divertido era verlo intentarlo.

—OH, me descubriste, ahora tendré que matarte y comerme tu cerebro— gire un poco para encararlo y me robo un beso.

—No te preocupes, no se lo diré a nadie. Tu secreto está a salvo conmigo— beso mi frente— y tu también lo estás.

Me abrazó y nos mantuvimos así por un largo tiempo, no había necesidad de romper el momento con alguna clase de comentario o un mal intento de conversación incomoda.

—Digamos que no soy una alienígena, pero si tengo un secreto— lo aleje un poco — ¿Aún me querrías después de saber mi secreto?

—Eso depende, ¿eres una asesina en serie? ¿O realmente eres una alienígena? — me miro de pies a cabeza simulando una cara de terror.

Reí.

—No soy un alienígena, te lo dije— sonreí y toque su mejilla, él cerro sus ojos y soltó un suspiro— y tampoco una asesina en serie.

—En ese caso, supongo que si te querría. En realidad no te querría— miro hacía el horizonte—…yo aún te amaría.

—Sí, claro. Galán— le di un pequeño golpe en el hombro y él se sobo como si le hubiera dolido, que estaba segura de que no.

— ¿Cuál es tu secreto, Olly? — mis rodillas temblaron.

—Si te lo dijera ya no sería un secreto, ¿verdad?

Camine lejos de él, tratando de salir de la situación con estilo. Él me siguió y tomo mi mano con una sonrisa, mirándome cada cinco segundos hasta que el recorrido termino. Caminando de regreso hacía el hotel, nos detuvimos en un restaurante de mariscos para comer un poco.

En lo personal no me gustan los mariscos, más específicamente las ostras y el pescado pero por Andrew, yo definitivamente los comería. Todas las veces que él quisiera comer odiosos mariscos yo los comería con él. Me gustarían sólo porque a él le gustan.

— ¿Podemos vernos mañana de nuevo?

En realidad, él no tenía que preguntar. Siempre sería un sí.

—Claro— metí un poco de pescado en mi boca y me obligue a masticarlo y sonreír.

—Quiero llevarte a un lugar…— tragué el pescado con dificultad y voltee a mirarlo, él estaba jugando nerviosamente con la comida. ¿Por qué estaba tan nervioso?

— ¿A qué lugar?

Subió su mirada y su rostro estaba rojo.

—Es un lugar muy… especial— metió comida en su boca obligándose a si mismo a dejar de hablar— no quiero que pienses que voy muy rápido ni nada, es sólo que… quiero llevarte a ese lugar.

— ¿Tu… no eres un asesino en serie, verdad? — Él negó con la cabeza y soltó una risa tonta — En ese caso, supongo, que iré contigo.

***

Volvimos al hotel, no quería soltar su mano una vez que estuvimos frente a la puerta de mi habitación, quería quedarme con él por siempre. Humedecí mis labios y tragué saliva.

—No hagas eso…— murmuró mirando hacía otro lado lejos de mi cara.

— ¿Hacer qué? — pregunté confundida.

—Jugar con tus labios, así…— me miro a los ojos y luego a mi labios. Acercándose lentamente.

Este beso era diferente al que me había dado en la playa. Porque justo ahora no había nadie alrededor, así que, teníamos la oportunidad de profundizar el beso. Me puso contra la puerta y metió su lengua en mi boca, todo mi cuerpo tembló y como reacción me apreté contra él. La suavidad de sus labios y la calidez de su cuerpo eran reconfortantes.

Pase mis manos por su cabello, pero en algún punto necesitábamos respirar. Se alejo y me miro a los ojos, los suyos estaban en llamas. Su rostro estaba más rojo que hace unos momentos en el restaurante.

Sonreí y me beso de nuevo.

Before I DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora