Capítulo 12: Goodbye, Cinderella

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Nunca es un buen momento para romper el corazón de alguien, nunca es un buen momento para decir adiós. Un buen momento es cuando estás con las personas que amas, un buen momento es cuando sabes que no debes dejar ir lo que quieres. La vida esta llena de buenos momentos, pero aún así los buenos momentos no serían tan buenos si no existieran lo malos, porque de no existir los malos momentos entonces, supongo,  que los buenos no sabrían a gloría.

No quise mirar atrás mientras salía del hotel. Era un alivio que Andrew no me hubiera visto, de ser así probablemente no me dejaría ir. Mientras me ayudaban a subir mi equipaje subí al taxi y cerré mis ojos respirando profundo. Escuché la puerta del auto cerrarse y el auto se encendió.

— ¡Olly! — escuche la voz lejana de Andrew — ¡Espera! — gire mi cabeza y lo vi saliendo del hotel. Todo estaba oscureciendo y yo sólo quería bajar del taxi y correr hacía él.

—Por favor, vámonos…— le dije al conductor viendo como Andrew se acercaba cada vez más.

— ¡Olly, por favor… espera! ¿A dónde vas? — me preguntó golpeando la ventana del taxi.

— ¿Podemos irnos ya? — dije evitando mirar a Andrew.

— ¿Está segura de que quiere irse? — me preguntó el conductor.

—Sí, sí. Estoy segura— él arranco el auto y vi a Andrew corriendo detrás. No debía flaquear, este dolor que estaba sintiendo era la prueba de que fui capaz de amar antes de morir. Esta era la prueba de que lo amo demasiado, tanto que no quiero verlo sufrir más de lo que ya lo hago sufrir ahora. Era la prueba de cuanto vale mi amor.

De pronto, ya no escuchaba a Andrew gritar mi nombre y podría jurar que él ya no estaba siguiendo el taxi. No me sentía aliviada. Aunque por un lado me habría gustado que siguiera insistiendo por otro lado darse por vencido era lo mejor. Así no nos seguiríamos lastimando mutuamente.

El camino fue largo, más largo de lo usual y mientras avanzábamos por la carretera yo sólo podía pensar en Andrew, en el momento en que lo conocí y en cómo lo conocí. Definitivamente estos eran recuerdos que atesoraría por siempre. Al llegar al aeropuerto, respire por última vez, este agradable aroma a mar. Después con ojos llorosos tome mi equipaje y comencé a caminar para tomar mi avión que seguramente estaba apunto de salir. Debía ir a visitar al doctor en cuanto llegara. Por Andrew voy a luchar contra este cáncer. Quiero verlo otra vez y cuándo lo haga voy a estar curada.

— ¡Olly!

Me congelé a mitad del camino, en el aeropuerto lleno de personas, pero todo se había detenido, todo iba en cámara lenta, cuando gire para ver a Andrew ahí parado, respirando agitadamente, supe con certeza que tendría que lastimarlo una vez más, para que así él fuera capaz de dejarme ir.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — pregunté fríamente.

— Vine a buscarte…— sonrío— ¿Qué está pasando? ¿Por qué te vas tan rápido? ¿Acaso no dijiste que serían dos semanas y…?

—Andrew…— lo interrumpí. Comencé a caminar hacía él con el corazón en la garganta, eso era porque yo no debería decir las palabras que estaba apunto de decirle: —Se termino. Tengo que volver a la realidad, el cuento de hadas ya termino.

—No termina hasta que sean las dos semanas, después de eso lo que hagamos depende de nosotros— me recordó, no era como si yo no supiera eso— Cenicienta dejo el baile sólo hasta el último momento…

Desearía poder quedarme las dos semanas, pero no puedo. No tengo más tiempo que perder.

—Sí, pero Cenicienta sabía que debía irse antes de las doce…— dije con ironía mirando hacía otro lado.

—Ella no quería irse porque ella amaba al príncipe— estiró una de su mano para tomar la mía.

Yo lo evité, moviendo mi mano.

—Esa es la diferencia entre Cenicienta y yo. Yo no amo al príncipe— tome mi maleta para empezar a caminar de nuevo.

Aunque sabía que Andrew no iba a rendirse tan fácilmente.

—Tú dijiste que me amabas…

—Fue por compromiso, — seguí caminando, sin detenerme, pero él seguía persiguiéndome.

—En ese caso, ¿por qué no seguir con la farsa durante el tiempo que falta? ¿Por qué te vas ahora?

—Porque tengo a alguien esperando por mí, y no quiero hacerlo esperar más tiempo— eso no era una mentira, volviendo a casa, me esperaba el recuerdo de que tengo cáncer y voy a morir. Y en realidad, no podía hacerlo esperar más tiempo, no si quería superarlo.

— ¿A qué te refieres con eso?

—Sabes a qué me refiero… así que, déjame ir.

Y lo hizo. No importa que tan lento camine para alejarme de él, supe que ya no estaba siguiéndome. Supongo, que este cuento de hadas tuvo un final triste, no soy una buena Cenicienta.

Before I DieWhere stories live. Discover now