Capítulo 12

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XII

Divididos en cinco vehículos, los supervivientes de la Valkirie salieron de la ciudad de Userngard convertidos en sombras a los ojos del mundo. A sus espaldas, centenares de personas morían a manos de Tempestad tras haber sido vilmente saqueadas.

Sentado en la butaca de copiloto de su raxor, Kriegger no pudo apartar la vista del retrovisor hasta que la ciudad de Userngard se perdió en la noche. Era la segunda vez que tenía que huir en mitad de la noche en menos de una semana, y empezaba a sospechar que era más que el principio de muchas tantas. Tempestad les tenía acorralados, y fueran donde fueran, jamás podrían escapar del ojo de Lightling.

Devonicova, la estatua, los rituales, Schezzard… mientras se alejaban, Kriegger tuvo la sensación de que su mente se hundía en un océano de dudas. A su alrededor los suyos iban adquiriendo información y avanzaban en la investigación de un modo u otro mientras que él se limitaba a dejarse llevar. Iba de un lado a otro, escuchaba y opinaba, pero en el fondo no sabía absolutamente nada de lo que pasaba. Iranzo Libero, Yuri Devonicova, Arianne Razor, Martin Schezzard, Sena y Elledan Valdis, Adelbert Verner, Eliaster Varnes, Taz-Gerr… era consciente de que todo estaba relacionado, pero era incapaz de situarse a sí mismo en aquella complicada trama. Además, todo apuntaba a que estaba relacionado con lo acaecido en Naastrand veinticinco años atrás, sí, ¿pero acaso alguien sabía realmente lo ocurrido allí? ¿Acaso alguno de ellos había pisado aquel mundo y combatido a su lado?

Kriegger había perdido todo en aquel entonces. Permanecer inactivo trece años había sido su salvación, pero también su condena. Una condena que le había hecho despertar en una realidad que él desconocía y en la que ya nadie quedaba de su pasado. Sus amigos, sus camaradas, hermanos de batalla, compañeros… de todo aquel gran conjunto que había sido su vida, tan solo dos personas habían logrado sobrevivir, y ni tan siquiera ellas podían ayudarle.

Ravenblut, casi tan perdido o más que el propio Lucius, se dejaba llevar por lo que él decía, conocedor de todo y de nada a la vez. Afortunadamente para Kriegger, era una de las pocas cosas que aún le quedaban.

La otra superviviente, su antiguo amor Berith Kirsch, simplemente se había esfumado. La evidencia decía que su cuerpo y nombre era el mismo que el de aquella tímida muchacha a la que una vez quiso, pero por lo demás podría haber sido cualquier otra persona. Desde su regreso, Kirsch había construido una insalvable barrera entre ellos que con el paso de los años había acabado convirtiéndoles en dos extraños.

“¿Extraños…? Estúpido de mí, nos ha convertido en enemigos…”

Hasta entonces Kriegger había querido pensar que habían sido aquellos trece años los que tanto les había distanciado, pero llegado a aquel punto, no sabía qué pensar. ¿Habría sido víctima también su relación de lo ocurrido en Naastrand? ¿O acaso simplemente trataba de escudarse de toda su desgracia con un suceso que ni tan siquiera lograba recordar?

A lo largo de los años había empleado muchísimas horas entrenándose y mejorando, aprendiendo todo lo que podía y cumpliendo a raja tabla con las órdenes y mandatos de Lightling. Había invertido prácticamente toda su vida en ella, y había sacrificado todo su ser con tal de complacerla. Se había convertido en su fiel esclavo, ¿y todo para qué? Llegada la hora de la verdad eran sus propios hombres quienes le buscaban en su nombre.

Sujeto 5.555Donde viven las historias. Descúbrelo ahora