Capítulo 14

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XIV

Les habían encontrado.

El primer misil provocó que gran parte de la cubierta exterior saltara por los aires, arrancando piezas de metal y derribando la rampa con estremecedora puntería. El segundo lanzó a todos los presentes contra el suelo con su cegadora luz blanca deslumbrándoles.

El tercero inició la guerra.

Kriegger salió despedido ladera abajo cuando la tercera explosión hizo temblar toda la montaña. El misil se hundió en los escudos del casco de la nave, y toda esta se estremeció como si de una muñeca de trapo se tratase. El Capitán, desde el puente de mando, ordenó que se reactivasen los motores, e inmediatamente después, siguiendo las órdenes, todas las escotillas empezaron a cerrarse.

Los dos motores laterales rugieron cuando una enorme llamarada negra se encendió en su interior.

La Valkirie se iluminó desde dentro, quedando absolutamente todas las compuertas y ventanas llenas de la luz roja de emergencia, y empezó a elevarse. La nave pretendía retirarse antes de que fuera tarde. No obstante, fue demasiado lenta. Un nuevo un misil se estrelló contra el casco, provocando que varias placas del escudo se desprendieran. La nave entera se zarandeó. El Capitán envió toda la energía restante a los motores, y la enorme estructura de metal logró ganar algo de altura.

En su interior, los incendios y los aullidos de las alarmas no cesaban de aumentar en número.

Mientras que los misiles destruían el casco, los supervivientes empezaban a replegarse. Kenneth, que en aquel entonces estaba arrodillado junto a un cadáver a varios metros de los restos de la rampa, fue el primero en ordenar a gritos la retirada. Desenfundó su pistola, plantó firmemente los pies en el suelo, y ante la primera aparición de la avanzadilla de Tempestad, empezó a disparar.

Inmediatamente después sus hombres se unieron al tiroteo.

Kriegger únicamente logró recuperar el control de su cuerpo al chocar contra una roca de considerable tamaño plantada en mitad del camino. Se incorporó, y empleando la misma superficie rocosa como escudo, lanzó un rápido vistazo a los restos de la nave. La zona de aterrizaje se había convertido en un auténtico cementerio de chatarra en llamas donde yacían decenas de cadáveres carbonizados. También había supervivientes que trataban de regresar a la muralla, pero la mayoría aún estaban demasiado conmocionados como para levantarse del suelo.

La situación se les había ido de las manos. La Valkirie estaba tocada; seguramente herida de muerte, pero aún quedaba la ciudad. Si lograban volver a ella, quizás aún quedase alguna esperanza para los supervivientes.

Kriegger corría hacia la ruina que era ahora la ladera cuando escuchó un grito a sus espaldas. Morten le intentaba transmitir algo, pero tal era el alboroto generado por los motores de la nave al alejarse, los misiles y el tiroteo, que apenas logró comprender sus palabras. Corrió por el suelo resbaladizo a grandes zancadas, y alcanzados los restos de la rampa, se lanzó al suelo justo cuando dos disparos se hundían donde décimas de segundo él había estado. Kriegger rodó por la piedra hasta alcanzar la parte trasera de la plataforma, y una vez allí se agachó para no superar en altura la barandilla. A su alrededor las piedras y el metal requemado se mezclaba con el polvo y los cuerpos.

Sujeto 5.555Where stories live. Discover now