v e i n t i d ó s

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En el primer día de su semana libre antes de que las clases comenzaran, Ha Neul planeaba quedarse la tarde de sábado encerrada en casa para descansar su pierna cuando una llamada del propietario de su anterior apartamento la obligó a vestirse y salir, debido a que al parecer todavía ella y su hermano habían olvidado una caja de pertenencias en un armario. Usando un suéter tejido gris suelto sobre unos pantalones cortos de mezclilla, adornando su rodilla con la férula, y sus zapatillas, caminó a la estación de autobuses con sus muletas, aprovechando que ninguno de los muchachos estaba cuidándola, y fue ayudada por el conductor para subir las escaleras y llegar a su asiento. Se sentía una anciana pero aun así lo agradecía. Al alcanzar su parada, un hombre desconocido le tendió una mano al bajar y se ofreció a acompañarla, a lo que ella se negó con una sonrisa.

- No está muy lejos, estaré bien – admitió despreocupada -. Gamsahabnida.

Cuando finalmente subió por el elevador después de que el dueño le devolviese la llave, abrió la puerta de su ahora antiguo apartamento y una sensación de nostalgia la inundó. Encontró la caja a mitad de la desolada sala, era de cartón marrón y llevaba escrito en negro "NO ABRIR" a un costado. Ha Neul no recordó haberla visto nunca en los seis años que llevaba viviendo en Seúl por lo que supuso que se trataría de cosas de su hermano y, dejando las muletas en el suelo, se sentó lentamente y la abrió. Distinguió ropa vieja, películas, cds de música, juegos, muñecos, autos en miniatura, varias cartas románticas dirigidas a Baek Hyeon y también lo que parecía un pequeño joyero hecho de palitos de helado pintados de distintos colores. Tomó éste en sus manos, pensando en lo familiar que se le hacía aunque sin saber por qué, e hizo a un lado la tapa decorada con flores de papel para ver una fotografía. Al no tener las luces encendidas, la muchacha tardó unos segundos en reconocerse a sí misma de niña con el cabello corto a los hombros sosteniendo la mano de un niño de cabello castaño oscuro que, en lugar de mirar a la cámara, la miraba a ella con una sonrisa dulce. No le hizo falta pensar en quién podría ser porque sus ojos cafés casi ocultos por el flequillo lo delataban. Así que así se veía él en ese entonces, admitió, feliz de que sus recuerdos hubieran sido acertados.

- Eras muy tierno – dijo en voz alta mientras acariciaba la fotografía con delicadeza.

Al rozar su boca en la imagen, la impresión de su beso el sábado en la noche la golpeó violentamente, produciéndole un cosquilleo en la boca del estómago, al mismo tiempo que trataba de imaginarse cómo sería aquella tal Lin Ri que había ido a ver a la salida.

- Pues, si es una de las "amigas" de hyung, seguro debe sentirse mejor ahora.

Ha Neul no era tonta y sabía a la perfección lo que esas palabras habían significado para Jung Kook. Al principio, se sintió engañada y estúpida por haberle correspondido a pesar de que él luego se largaría a encontrarse con otra persona; sin embargo, al darle más tiempo de reflexión, se dio cuenta que la única que estaba jugando con sus sentimientos era ella. Era responsable de haberle dado esperanzas a pesar de saber que Tae Hyung era una cicatriz en su corazón que no lograría sanar y que la seguiría hasta el día de su muerte. Y, por más que no lo lamentara, tampoco podía negar que Yoon Gi la hacía sentir de una manera que nadie la había hecho sentir antes, ni siquiera Tae Hyung. ¿Qué se suponía que debía hacer? La joven llevó la fotografía a su pecho y se acostó sobre el suelo.

- Dime qué hacer – suplicó con la vista en el techo.

- No necesitas que lo haga – fue la respuesta que recibió.

- Ne, lo necesito. Por favor.

- Lo averiguarás.

¿Cómo estaba tan seguro? Se preguntó cerrando los ojos.

Don't Leave [Yoon Gi - BTS]Where stories live. Discover now