Don't Leave [Yoon Gi - BTS]

t r e i n t a y d o s

Al día siguiente, Ha Neul se encontraba sentada en un sofá individual junto a la ventana de su apartamento mientras se abrazaba las rodillas y observaba al exterior. Ya había oscurecido y sentía unos deseos desesperantes de quedarse allí esa noche, pero había prometido a sus amigos y compañeros de baloncesto que asistiría a la fiesta universitaria de ese día que organizaba el Departamento de Arquitectura. Estaba vestida con una camisa blanca debajo de un suéter rojo largo y suelto, unos vaqueros negros ajustados y unas botas marrones militares, y había seguido el consejo de Chun Hei de pintarse los labios de rojo y un poco de brillo en los párpados. Su mejor amiga no la acompañaría lamentablemente pero aun así se encargó de ayudarla a decidir lo que usaría e incluso provocarle un pequeño dolor de cabeza en un discusión por teléfono sobre cómo debía maquillarse.

- ¡Debes lucir hermosa para Yoon Gi! – le había dicho Chun Hei al enterarse que el muchacho los acompañaría – Por la forma en que te mira, seguro que debe sentir algo por ti.

Al parecer, después de que Ji Min invitara a Seok Jin, Ho Seok, Nam Joon y Jung Kook, éstos no tardaron mucho en pedirle al peliverde que los acompañara, debiendo éste pedirles a sus jefes que lo dejaran salir temprano del trabajo ese sábado. Al menos podría distraerse, pensó Ha Neul, recostando su barbilla en su brazo. Había pasado la noche anterior en el apartamento pero, una vez que el joven se quedó dormido, ella se pasó el resto del tiempo acariciando su cabello y debatiendo mentalmente sobre lo que estaba pasándole. No se sentía segura de si debía disfrutar lo que ocurría o si debía sentirse culpable cada vez que volvía a extrañar a Tae Hyung por los recuerdos que la golpeaban cuando estaba con Yoon Gi. ¿Qué estará pensando él de esa situación? ¿Les desearía felicidad? Conocía a Tae Hyung lo suficiente para saber que, a pesar de su personalidad entusiasta y positiva, era una persona celosa cuando se trataba de ella. ¿Estaría molesto en ese momento? ¿La odiaría? ¿Se sentiría decepcionado al igual que lo estaba de sí misma? Entendía que no era justo para Yoon Gi el que tuviese ese tipo de pensamientos cuando se suponía que debía estar olvidándolo pero, ¿cómo evitarlo?

- Mianhae, Tae Hyung – se disculpó en voz baja, barriendo una lágrima solitaria que rodó por su mejilla -. Te extraño.

- Yo también a ti.

Se colocó sus gafas cuadradas y jugó con algunos mechones de cabello entre sus dedos.

- ¿Estás lista, Ha Neul?

La pregunta de Ji Min la hizo dar un salto de su asiento y reconoció a los seis muchachos ya listos en la sala; sin embargo, al único que pudo prestarle atención fue a Yoon Gi, quien vestía una camiseta negra, unos vaqueros, una chaqueta verde musgo larga hasta las rodillas y unas zapatillas anchas blancas y negras. Se sorprendió al notar que llevaba el cabello ligeramente rizado en lugar de lacio. Aunque, como esperaba, le quedaba perfecto al igual que cualquier estilo que usase. Se puso de pie del sofá ajustando su coleta alta y asintió con la cabeza para poder salir junto a los demás al estacionamiento, donde ella se montó en la motocicleta de Yoon Gi mientras los otros subían a la camioneta de Seok Jin.

- No te ves convencida acerca de esta fiesta – le escuchó decirle a pesar de que su voz se amortiguase por el casco -. ¿Estás segura que quieres ir?

- Ani, pero lo prometí.

Él se quedó unos segundos pensando y comentó:

- En cuanto tengas deseos de irte, sólo ven a buscarme, ¿ne?

- Al ass eo – aceptó, de repente feliz por su segunda opción.

Como había escuchado de parte de sus compañeros del equipo, uno de los gimnasios del campus fue escogido para la fiesta. Se trató del más grande todos que tenía una puerta que llevaba a la piscina cerrada donde el equipo de natación practicaba. La música podía escucharse a casi una manzana de distancia y las luces de colores se mostraban por las ventanas del enorme salón, pero lo que más los sorprendió a todos fue la enorme cantidad de personas dentro. Apenas había espacio para que pudiesen caminar. Al menos tienen comida, pensó ella al atisbar una mesa alargada a un costado con distintas bebidas y bocadillos. Acompañada por algunos de los muchachos, caminaron al interior del lugar donde estaba ubicada la pista cuando reconocieron a sus compañeros de baloncesto, quienes los saludaron a todos con enormes sonrisas. Varios de ellos tenían botellas de cerveza en las manos.