Cap.9

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– C-cantas muy bien – musitó con voz ronca y débil.

– ¿En serio Harry? – solté medio riendo y medio llorando, limpiando mis lágrimas – A-acabas de despertar después de haber estado tres semanas en coma, ¿y lo primero que se te ocurre decir es que canto bien?

– Es que... es verdad – se justificó con cara de pena, indefenso. Buscó sin mirar mi mano con la suya y, con las pocas fuerzas que tenía, logró tomarla como el día del accidente –. Gracias por estar conmigo, _____.

– Sabes mi nombre… – solté esperanzada, queriendo que la tierra me tragara después de escucharme a mí misma.

– Claro que sí – alzó las comisuras de sus labios.

– Señorita, debe irse de aquí – me comunicó un doctor que había entrado en la habitación de forma sigilosa, y ni siquiera me miró a la cara –. Debemos comprobar el estado del paciente.

Se acercó a Harry, quien no le hacía caso debido a que estaba demasiado ocupado obserándome a mí alarmado, y comenzó a examinarlo de pies a cabeza. Sentí como unas manos me agarraban de los hombros y me sacaban fuera de la habitación, dónde ya habían entrado unos seis médicos más con la obligación de comprobar que Harry estuviera bien de salud. Me giré y vi a Harold sonriéndome y con los ojos brillantes.

– ¡Sabía que podrías! – me abrazó con orgullo, preso de un ataque de emoción y alegría – Si te ha reconocido, entonces es que no ha perdido la memoria.

Yo apenas pude contestarle con algo más que un movimiento de cabeza, ya que aún seguía algo desorientada por todo lo que había pasado. ¿Cómo era posible que Harry hubiera despertado con tan sólo cantarle una canción? Si lo hubiera sabido, él ya hubiera despertado desde el día en que yo también lo hice.

– ¿Y ahora qué? – pregunté.

– Debemos esperar. En cuanto sepan algo nos lo dirán.

Miré a mi alrededor desesperada por encontrar a alguien a quien darle la noticia. Estaba eufórica y muy emocionada porque hubiera despertado. En el fondo yo nunca estuve preparada para lo peor, y ahora, sentía un intenso alivio al saber que ya no me tendría que preocupar más por ese tema.

– ¡Sirenia! – grité al verla a lo lejos charlando con una compañera suya, y no dudé ni un segundo en salir corriendo hacia ella – ¡Ha despertado, Harry ha despertado! – le informé ya llorando.

– ¡Oh, mi pequeña! – me abrazó fuerte divertida por mi reacción – No sabes cuanto me alegro.

– Han entrado muchos médicos a verle, ¿crees que eso es malo?

– No, no – negó apresurada acariciándome la mejilla –, es algo rutinario. Date cuenta que ha estado mucho tiempo en coma. Es necesario que se le revise el organismo antes que nada.

– Ah, ¿y podré verle pronto?

– Depende – miró su reloj y frunció el ceño –, ¿tú no tendrías que estar en la cama ya?

Yo la miré suplicante esperando algo de compasión por su parte.

– Mmm... haremos una cosa. Ahora irás a tu habitación a descansar y cuando los médicos hayan terminado con Harry, yo te iré a avisar – me sonrió –. ¿Te parece bien?

– Sí – la cogí de la mano y le hice avanzar unos metros –, pero antes te quiero presentar a una persona.

– ¿A quién?

– Harold – lo llamé. Él se dio la vuelta y nos observó con atención –. Mira Sirenia, él es el abuelo de Harry.

Ellos dos rieron y me miraron divertidos.

Vuelo 1227Donde viven las historias. Descúbrelo ahora