No seguiré huyendo

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Abro mis ojos lentamente al escuchar murmullos.

Miro hacia el frente y veo a mi madre de brazos cruzados hablando con el doctor.

-Oh... Mire, despertó- dice ella pasando su mirada de él a mí y viceversa repetidas veces.

-Si, bueno, creo que ya es hora de darle de alta señorita- dice él dándome una amplia sonrisa.

-Necesito que por favor se siente para que usted y su madre me firmen esto- vuelve a hablar y nos enseña una carpeta color marrón.

Mi pierna todavía duele por lo que mi madre se ofrece a ayudarme, mi mano aún sigue enlazada con la de Andrés por lo cual me toca soltarlo.

El doctor pone la carpeta sobre mis piernas y me señala los lugares en los que tengo que firmar.

Firmo en los lugares correspondientes, cuando termino, una enfermera muy simpática con cuidado quita las agujas y las demás conexiones de mi cuerpo.

-Doctor, ¿qué pasa con Andrés?¿por qué no le dan de alta?- pregunto.

-Él requiere más reposo, lo más probable es que le demos de alta mañana- responde haciendo que una amplia sonrisa se dibuje en mi rostro.

-Me retiro, espero que esté muy bien- desea hipócritamente y nos ofrece la mano en forma de despedida para luego desaparecer por la puerta.

Mi madre me entrega la ropa para que me cambie, con mucha delicadeza me bajo de la camilla y me dirijo hacia el baño.

Me pongo un vestido ancho que mi madre me ha traído y unas cross negras. Cuando ya estoy lista salgo del baño y veo a mi madre con la mirada perdida por lo que no nota mi presencia.

-Madre, ¿te encuentras bien?- pregunto mirándola fijamente.

-Sí, estoy bien, ¿nos vamos?- responde un poco sobresaltada. Ella levanta el maletín que ha dejado caer cuando le hablé y sonríe.

-¿Segura que estas bien?- pregunto de nuevo.

-Si cariño, vamos a casa- responde.

-Esta bien, me puedes dar un momento, por favor- le pido mientras observo a Andrés recostado sobre la camilla.

Mi madre asiente y sale de la habitación dándome un mirada triste.

Me acerco lentamente hasta llegar a su lado, estrecho su mano con la mía y le doy un suave beso en los labios.

No obtengo ningún movimiento de su parte, acaricio su cabeza y sin más, salgo de la habitación.

Mi madre se encuentra sentada en una de las sillas de la sala de espera, me ve y se levanta mientras me sonríe. Le devuelvo la sonrisa y sin decir una sola palabra nos dirigimos hasta el auto, nos montamos y emprendemos nuestro camino a casa.

***-***-***-***

Al pasar de unos diez minutos nos encontramos en el estacionamiento del edificio.

Me bajo y mi madre hace lo mismo.

-Madre, parece que alguien del edificio se muda- digo mirando en dirección al gran camión de mudanzas que se encuentra afuera del edificio.

-Sí, entremos cariño- dice sin mostrar la mínima expresión en su rostro.

Subimos en el ascensor, cuando nos encontramos en la puerta de nuestro apartamento mi madre la abre y se me escapa el aire.

-¿¡Que significa esto!?- pregunto alterada al ver todas nuestras pertenencias en cajas.

-Hija, cálmate y hablemos esto adentro- me pide ella tratando de tranquilizarme pero ocasiona todo lo contrario.

-¿¡Que me calme!?¿enserio?- pregunto aún incrédula.

-¡Zoe murió!- grita mi madre alterada y con lágrimas en los ojos.

-Cuando tú te desmayaste la policía entró, Zoe despertó y cogió la pistola pero uno de los policías le disparó primero causándole la muerte- me cuenta.

Un sollozo sale de mí y mi madre me abraza, hago lo mismo, lloro amargamente porque a pesar de todo Zoe no merecía morir, ella era una ficha de su madre para así cumplir su venganza, pero ahora ella está muerta.

-Tenemos que irnos de aquí, empezaremos de cero, con tu padre y volveremos a ser una familia feliz como solíamos- dice mi madre acariciando mi cabeza.

Me aparto de ella y limpio mi rostro bruscamente.

-No, no estoy dispuesta, estoy cansada, ¿siempre tendremos que estar huyendo?- hablo decidida.

-Te prometo que ahora sí...- decía pero la interrumpo.

-No me prometas nada, ¡NO SEGUIRÉ HUYENDO!- exclamo mientras subo las escaleras directo a mi habitación.

Entro en el baño y cierro la puerta con seguro, las lágrimas no tardan en salir de mis ojos, levanto la cabeza y veo mi reflejo en el espejo.

Siento asco, odio de verme así, me retuerzo de dolor por la fuerza que hice al subir las escaleras, siento como si la herida se me hubiese abierto.

Levanto mi puño con fuerza y lo estampo contra el espejo, este hace un sonido sordo mientras se parte en varios pedazos. Mis nudillos arden y sangran.

-Manuela- escucho a alguien mencionar mi nombre mientras golpea la puerta.

-Manuela soy yo, Donnie, abre la puerta, por favor- suplica mi amigo al otro lado.

Emito un sonido de frustración y dolor.

-¿Como sé que puedo confiar en ti?- pregunto con la voz quebrada.

Lo escucho suspirar y como apoya su frente sobre la puerta.

-No lo sé- responde decepcionado.

Arrastro mi pie, abro la puerta y me dejo caer en los brazos de Donnie, éste se sienta en el suelo conmigo en brazos y besa mi frente.

-Hija, el camión de mudanzas...- hablaba pero se vio interrumpida, y esta vez no fue por mí.

-Ya basta señora, ella no se ira a ningún lado, no ve que no quiere, está sufriendo, sea un poco considerada con su hija por favor y si no entiende, tendrá que pasar por encima de mi cadáver para llevársela de aquí- le reprendió Donnie con notable frustración.

Mi madre aprieta la mandíbula y se retiró sin decir nada más como.

Me aferro al delgado cuerpo de Donnie y lloro...











Espero que les guste❤😍

Quiero decir que muchas gracias a todas las que me dieron sus palabras de apoyo, me animaron y tienen razónlo debo hacer por ustedes y no dejarme llevar de los demás...

LAS AMO❤❤❤❤😍

Maldito Andrés °Sin Corregir°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora