Pase lo que pase, yo siempre voy a estar contigo

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ANDRÉS MUERE!
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La suave brisa acaricia mi rostro y un débil rayo de luz recae en mí.

Andrés está parado en el balcón, no estamos en mi habitación, estamos en la suya, tiene el torso desnudo y viste una sudadera gris.

Intento sentarme pero mi entrepierna duele, él escucha el movimiento de la cama por lo cual gira de inmediato. Una pequeña sonrisa se asoma en su rostro y se acerca a mí.

-¿Cómo amaneces roca?- pregunta y se sienta a mi lado.

-¿Roca?-

-Sí, duermes como una-

Golpeo débilmente su brazo con mi puño y no pude evitar sonreír. Su móvil suena, él se levanta y va a buscarlo.

Con mucho cuidado me paro de la cama, el dolor no es mucho por lo cual puedo caminar, me dirijo hacia el baño y antes de entrar dejo caer la sabana que cubre mi cuerpo desnudo.

Entro rápidamente y me baño, algo ha cambiado en mí, pero para bien, es como si esto era lo que había necesitado hace mucho tiempo, pero con él.

Termino de ducharme, tomo una toalla, la ato alrededor de mi cuerpo y salgo.

Él está sentado en el borde de la cama mirando un punto fijo, me acerco y me siento a su lado.

-¿Qué pasa?- pregunto mientras lo miro con atención.

-Dentro de ocho horas debo estar en el hospital, la cirugía comenzará a las 7:00 pm- responde cabizbajo.

Siento mi presión bajar y mi corazón acelerarse, pero debo mostrarme fuerte, para que él esté tranquilo.

Le doy un suave beso en la mejilla, me levanto de la cama y me pongo una de sus camisas.

No tengo ropa interior y eso me hacia sentir muy incómoda, pero no lo voy a dejar solo ni un minuto.

Miro el reloj y este marca las 9:26 am, me acerco de nuevo Andrés y me arrodillo frente a él.

-¿Ya desayunaste?- le pregunto mientras tomo su rostro entre mis manos.

-No, estaba esperando que despertaras para comer juntos- responde con una sonrisa fugaz en el rostro.

Acaricio su mejilla y le doy un corto beso en los labios.

-¿Dónde está mi ropa?- pregunto cuando recuerdos de la noche anterior resurgen en mi mente.

-Yo sólo te baje a ti envuelta en una sábana- responde con picardía y me brinda una mirada coqueta.

Me levanto y me dirijo hacia el teléfono, lo tomo y se lo paso a Andrés.

-Ordena tú- le pido.

Él hace caso y marca el número.

Me dirijo al baño de nuevo, algo molestaba en mi ojo por lo que me observo en el espejo, escucho como Andrés habla pero no entiendo mucho lo que dice.

Salgo del baño y me acerco a él, este me indica que tome asiento en la cama aún con el teléfono pegado a su oreja.

-Manuela, estoy dispuesto a vivir muchas cosas contigo, así que si tú no quieres tomar la pastilla, no pasará nada, estaré dispuesto a todo si es contigo- dice comprensivo y corta la llamada, toma mis manos entre las suyas y me penetra con su potente mirada azúl.

-Andrés, yo también estoy dispuesta a vivir muchas cosas contigo, pero tenemos que pensar en nuestro futuro, nos faltan experimentar muchas cosas, puedo esperar- él es simplemente el amor de mi vida.

Maldito Andrés °Sin Corregir°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora