Capitulo 1 (Pov Christian)

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Cojo una de mis corbatas y me la coloco, me miro al espejo y veo al mismo hombre frío de siempre, frío desde que ella se marchó...

Por eso mismo no creo en el amor, porque una vez lo sentí y después me tocó sufrir, no quiero volver a sentir dolor, no quiero volver a perder a una persona que me importa, no quiero enamorarme para que después me abandonen tal y como hizó ella.

Ni si quiera puedo pronunciar su nombre, aun me duele, mi vida se convirtió en un infierno desde que se fué, y me dejó solo, dejándome tan sólo su recuerdo y su fotografía.

Ahora mismo me encuentro comprometido con Leila, una mujer caprichosa que adora el dinero más que a nada, una mujer que no me hace sentir absolutamente nada, pero con la que debo casarme, pues su padre es el dueño de las empresas más prestigiosas,...

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Ahora mismo me encuentro comprometido con Leila, una mujer caprichosa que adora el dinero más que a nada, una mujer que no me hace sentir absolutamente nada, pero con la que debo casarme, pues su padre es el dueño de las empresas más prestigiosas, y si me caso con Leila, me va a hacer jefe de varias de sus empresas, y como mi vida carece de sentido, y ahora mismo solo me importa el trabajo y divertirme en la cama con mujeres que caen rendidas a mi, pues he aceptado el compromiso con Leila Williams, a la que ni he tocado, pues no me atrae, y además si me acuesto con ella, querría más como todas y encima a ella tendría que aguantarla todos los días.

Me siento en la silla de mi escritorio y comienzo a pensar en mi nueva secretaria, Anastasia, es una auténtica belleza, y lo mejor es que pude hacerla mía, ella me impactó desde que la ví, sus ojos azules me recordaban demasiado a ella, al igual que su inocencia, y la forma que tiene de comportarse, creo que me estoy volviendo loco. Por Anastasia, estoy sintiendo cosas que pensé que jamás volvería a sentir, y por eso me he alejado de ella, porque a ella no quiero hacerla daño.

Reconozco que mantenerme alejado de ella, me está costando, pues la veo y siento ganas de llevarla a la cama, pero no puedo, nunca he querido repetir con ninguna mujer, ¿por qué con ella sí?.

Trato de alejarla de mis pensamientos e intento concentrarme en el trabajo, mi vía de escape a este infierno de vida.

Cada mañana, cuando me levanto, veo a un hombre serio y frío, y finjo que eso me gusta, pero en verdad me pregunto que fué de aquel joven que tocaba la guitarra e interpretaba canciones..."Se fué con ella". — Me recuerda mi subsconsciente.

— Cariño, que bueno encontrarte aquí. — Entra Leila en mi despacho e interrumpe mis pensamientos.

— ¿Que quieres?. — Digo frío. Ya me imagino porque está aquí. Simplemente quiere dinero.

— Mi amor, necesito un vestido nuevo para asistir al aniversario de tus padres. — Me dice Leila.

Lo sabía, pero un momento, mierda, olvidé por completo el aniversario de mis padres.

— Claro Leila. — Digo y la extiendo un cheque.

Cuando Leila se marcha, salgo de mi despacho y observo a Anastasia, últimamente me está preocupando, y se que no debería, pero es que la veo débil y no me gusta, el otro día me dí un susto cuando la ví tirada en el suelo inconsciente, quisé llevarla al médico, pero rechazó mi ayuda.

Me acerco a Anastasia, simplemente no puedo evitarlo, desde esa noche que fué mía, no he podido estar con otra mujer, y si lo hicierá pensaría en ella, no sé qué me está haciendo, me está volviendo loco, me está haciendo sentir demasiadas cosas.

— Señorita Steele. — Trato de parecer firme.

— Señor Grey, ¿desea algo?. — Responde Ana nerviosa.

— Quiero que me traigas un café a mi despacho, por favor. — Digo autoritario y vuelvo a mi despacho.

"Oh dios Grey, ¿que te está pasando?, tú nunca dices por favor"— Me dice mi subsconsciente, y tiene razón, pero es que con ella me sale ser así, ni si quiera me apetece un café, sólo deseo verla, pasar el máximo de tiempo posible con ella, y si hace falta le pediré 20 cafés al día.

Vuelvo a acomodarme en la silla de mi escritorio y espero ansioso a que Anastasia entre por esa puerta, parezco un puto adolescente ahora mismo.

Ana llama a la puerta y la digo que pase.

— Señor Grey, aquí tiene su café. — Dice Ana nerviosa. Siempre está nerviosa, ¿será por mi?, porque si es así, me encanta.

— Gracias Señorita Steele. — Digo y me levanto para poder estar más cerca de ella. Como siga así, al final no voy a poder evitar hacer lo que estoy pensando en hacerla.

— ¿Desea algo más?. — Pregunta Ana más nerviosa aún.

Oh, claro que deseo algo más, te deseo a ti pequeña.

— Si, necesito que me ordenes los libros que editaremos la próxima semana. — Digo mientras disfruto de su nerviosismo, de sus ojos azules capaces de leer mi alma.

— Enseguida me pongo a ello Señor Grey. — Dice Ana y se marcha.

Al cabo de un rato, recivo la visita de mi madre, ya está otra vez con el tema de que la de nietos, a veces puede resultar muy insoportable.

— Madre, ya le he dicho que no quiero hijos. — Miento, claro que quiero hijos, recuerdo cuando ella y yo planeábamos tener a un pequeño juntos en un futuro, eso hace que de nuevo sienta dolor en el pecho, aun no logro pasar página.

— ¿Ni en un futuro?. — Insiste mi madre.

— No. — Vuelvo a mentir, lo que no quiero es tener hijos con Leila, pero claro que me gustaría tener un hijo, pero con una mujer a la que ame, y eso es imposible.

— Hijo, yo quiero nietos. — Vuelve a insistir mi madre.

— Pues pideselos a tus otros dos hijos. — Digo de mala gana, ya me está cansando el tema.

Además me cabrea que mi madre venga aquí a pedirme cosas, ella nunca ha estado pendiente de mi, toda mi vida se ha hecho cargo de mi futuro mi tía Elena.

— Esta bien hijo, ya cambiarás de idea. — Dice mi madre y se marcha enfadada

No pienso cambiar de idea, quiero hijos, pero con Leila me niego rotundamente...

Salgo de mi despacho algo enfadado para irme a casa, ya es tarde, y aún que no quiera volver a casa porque allí me estará esperando Leila, no me queda otra que ir y darme cuenta que mi vida es un infierno.

Me meto en el ascensor y sonrio interiormente al encontrarme con Ana.

— ¿Bajas verdad?. — Pregunto ya dispuesto a darle al botón de bajar.

— Si...— Contesta ella tímida.

Le doy al botón y a mitad de camino, el ascensor se para, ¿que ha pasado?

Anastasia me mira muy nerviosa, su mirada refleja miedo.

Oh pequeña, no temas, estoy aquí...

— ¿Que ha...pasado?. — Pregunta Ana con la voz temblorosa.

— Me parece que se ha ido la luz. — Respondo aparentando normalidad. En realidad me estoy poniendo muy nervioso, pues estar aquí encerrado con ella me excita demasiado, estamos demasiado cerca y las ganas son demasiadas. Necesito salir de aquí.

Bueno, pues tal y como dije, aquí comienza otra de mis historias, aun que me dió pena acabar la de Embarazada de mi profesor 😭.

Gracias por apoyar mis historias, son un amor, las quiero 😘😘

Nos leemos pronto.

Embarazada de mi jefe (Terminada)Where stories live. Discover now