Capítulo 21. "Perdida"

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Despierto encima de una camilla de metal. Siento el frío por todos los poros de mi piel ya que solo tengo un camisón blanco. Mis ojos tardan unos segundos en adaptarse a la blanquecina luz de la estancia, que es potente y hace que se me agüen. Los cierro con fuerza y, segundos depués lo abro y observo la habitación.

No es muy grande. No hay paredes, sino un gran crital plateado que refleja mi imagen. Estoy tumbada sobre una especie de camilla con un fino colchón, que no hace esto más cómodo. No hay apenas muebles, sólo un armario gris pálido y un monitor del que, me acabo de dar cuenta, sale un tubito blanco que se mete en el dorso de mi codo. Dentro hay una sustancia naranja pálida.

No siento nada. Mi cuerpo es ligero y fresco. Mi cabeza está un poco cargada y no pienso con claridad. No recuerdo nada y estoy muy perdida. Pero la sensación es genial, es como si todo fuera una pintura que observo buscando tranquilidad y en realidad tengo la cabeza en otra parte, por lo que la imagen queda borrosa, ya que no merece mi atención. Mis movmientos son perezosos cuando abro y cierro los dedos de la mano derecha.

Escucho el ruido de una puerta abrirse y me giro entera para ver qué hay detrás de mí. Un joven del Capitolio de piel blanca, pelo castaño con reflejos verdes y ojos grandes. Viste pantalones grises y una camisa verde con un lirio plateado en el brazo. Poco a poco una parte de mis recuerdos me asalta y recuerdo su nombre después de escucharlo hablar:

-Veo que ya te has despertado -Sonríe y se acerca a mí-.

-Naveen...

-¿Que tal te sientes?

-Bien...

-Estás un poco dormida, es por el efecto de la morflina y el suero.

Me paso la mano que no tiene ninguna aguja en el brazo por la cara, intentando desperezarme y lo consigo un poco.

-No recuerdo nada.

-Llevas 48 horas aproximadamente insconciente después de acabar los juegos...

Esa palabra impacta en mi memoria como un látigo, llevándose todos los efectos tranquilizadores de la morflina y dejando salir, cómo si de sangre se tratara, los recuerdos. La habitación desaparece de mi vista a pesar de seguir con los ojos abiertos y siento volver a encontrarme en medio de un bosque de árboles blancos de hojas lavanda. Sangre. Más sangre. Mi mente se nubla. Gente. Niños. Muerte. Más sangre. Y todo acaba. Me sumo en una oscuridad sin sueños...

...hasta que vuelvo a despertar.

-¿Deanne? - Vuelve a ser Naveen, sentado en una silla a un metro de la camilla.

-¿Qué pasó? - Mi voz suena ronca y áspera, más grave también.

-Mmm... - Medita antes de decir nada- Nada de lo que debas preocuparte -Sonríe-. Tuvieron que aumentar la cantidad de morflina, solo eso.

-Está bien - No sé por qué, pero acepto esa explicación.

Me siento, dejando mis piernas colgando. Asimilo tranquilamente todo lo que ví de repente antes y entonces recuerdo algo:

-Naveen, ¿y mis cosas?

-Está todo con lo que saliste de la arena. 

-¿Y...?

-Sí, todo -me corta.

Busco con desesperación por la habitación, pero no veo nada. Me levanto en dirección al armario. Cuando mis pies tocan el suelo solo siento el frío de las baldosas y me estremezco. La sangre tarda un poco en responder al cambio tan brusco y me mareo momentáneamente. Cuando vuelvo a recuperar el equilibrio, camino lentamente hasta el amario, el cual abro y me deja a la vista mi ropa colgada y las cosas en los estantes.

Estiro la mano y alcanzo el brazalete del plata del lirio, mi símbolo. Me quedo mirándolo, observando cada detalle que el día de los juegos no ví. Es verdaderamente hermoso.

En los estantes también están el colgante de Jackie, la pulsera de Nathan y el cuchillo de la chica del 2. Cojo este último, mirándolo bien. Tiene un mango negro y grueso, frío al tacto. La hoja es casi como mi antebrazo y es muy fina, de un color blanco metálico. Dejo el arma y agarro el colgante, mirándolo por primera vez. Es una cadena larga plateada de finas y pequeñas anillas. Cuelga un ancla con una cuerda enrollada, que acaba en punta, simulando una flecha. La rozo entre mis dedos, calentándola y sintiendo a la vez a la persona que un día la llevó. Cojo esta vez la pulsera, sin dejar el collar. La correa está hecha con trenzas entrelazadas de cuerda y hay enganchado una especia de vagón de tren antiguo. Extrañada, observo la pieza más de cerca y veo unas letras en la parte de atrás: "No olvides tu destino". Cierro un momento los ojos.

-¿Qué va a pasar ahora?

-Eso deberías hablarlo con tu mentor. Tranquila, todo irá bien.

Suspiro y los abro. Me cuelgo la cadenita de Jackie y dejo la pulsera justo al lado del brazalate.

Horas más tarde, después de haber comido y de haber "vuelto a la vida", me visto con un sencillo vestido rosa y salgo, escoltada por dos agentes de la paz hasta un pequeño salón. La habitación es pequeña, con dos sillones, una mesa y una televisión. Sly Downey está sentado en uno de los sillones. No está como la última vez que lo ví. Parece tener diez años más. Sonríe cuando me ve y me indica que me siente. Cuando los agentes de la paz se van, corro hacia mi mentor y le abrazo, ahora es todo lo que tengo, todo lo que me puede ayudar a no caer en las redes de maldad de Snow.

-Deanne.

-S-ly, gracias por todo. Sin tí no estaría aquí.

-No me agradezcas nada. Ahora escucha lo que tengo que decirte - Respira hondo y continúa:- Todo lo que te espera ahora es total esclavitud, eres su vencedora y harás lo que el Capitolio quiera, cuando quieran y sin oponer resistencia. Estamos en tiempos que el Capitolio ya no tiene reparos en asesinar a nadie, ni a uno de sus vencedores. No hagas ninguna tontería y, ante todo, no le des razones ni armas a Snow para matarte. ¿Entendido? -Asiento un poco asustada-.

Me cuesta asimilarlo todo.

He sido, soy y seré un peón más del poder del Capitolio.

LOSS. (FanFic The Hunger Games)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu