Capítulo 8 desesperaciones

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Estoy demasiado feliz de este momento, mi plan había funcionado casi a la perfección y nadie lo había logrado evitar, solamente falle en el hecho de que era Ven el que lo consolaba y no yo, cuando lo intente animar el me rechazaba y eso me dio la horrible idea de que sabía que había sido yo el asesino, sin embargo conforme los días pasaron esa idea se descartó aunque él se enfermó por una depresión y yo decidí faltar a las escuela para cuidarlo, cuando llegue a su casa y me conto sobre Naminé y como lo había usado por una apuesta me sentí bien por haberla matado, lo único que me dio fue asco que ella se hubiera interesado en mí y me desquite contra una pared, en cuanto me calme fui a prepararle una sopa a Roxas hasta que recordé mi plan, saque de mi bolso una droga que me fue difícil conseguir sin que supieran mi identidad, me preocupaba el hecho de no saber cuánto usar y conseguí un antídoto que puse en uno de sus postres favoritos, un helado de sal marina.

Cuando todo sucedió como lo había esperado deje que mi cuerpo hablara por mí, lo estaba acosando y me estaba aprovechando de su debilidad pero estaba demasiado feliz, besar sus labios era un sabor que yo deseaba desde hace tiempo me hizo soltar lágrimas de felicidad pues era todo lo que había pedido pero ahora quería más, mis nervios me jugaban en contra a cada momento pero logre quitar su pijama, sin contar el hecho de que ver el tamaño de su miembro me asusto al ser más grande de lo que me imaginaba y eso me hizo apenarme hasta las orejas, logre cumplir el capricho que mis hormonas me demandaban.

Así fue como llegue a esta situación en la que estoy sobre el mientras disfruto el sabor de su esencia en mi boca, me podrán decir acosador, violador o como quieran pero a esto le digo que estoy enamorado, estoy obsesivamente enamorado del rubio que ahora intenta recuperar su aliento, ver sus cabellos rubios pegados a su frente por el sudor, ese sonrojo en sus mejillas que siempre me han gustado y por ultimo como sus ojos temblaban por el esfuerzo reciente, me hace tener unas ideas que deseaba realizar con el ahora y que mi rostro enrojeciera con fuerza y me llegara a marear.

-¡Sora tu nariz, te está sangrando la nariz!-me grito preocupado y me toque para confirmar que era cierto y ahora supe la causa de mis mareos, él se levantó a pesar de su desnudes y debilidad para sacar un pañuelo, regreso junto a mí y me comenzó a limpiar la sangre y restos de su semen de mi rostro, yo trataba de calmarme...teniendo a Roxas desnudo frente a mí no iba a ayudar así que me tuve que levantar a taparme las narices con confort.

Cuando me di la vuelta lo vi a el vestido con los pantalones mientras marcaba un numero con su celular, eso me espanto de inmediato y me lance sobre el para quitárselo, el debió verlo venir y como reflejo me soltó un puñetazo en el rostro dejándome en el piso adolorido, se levantó de la cama y se encerró en el baño pero por ultimo me lanzo una mirada de repulsión...no...yo no puedo aguantar esa mirada viniendo de él. Escuche como hablaba con alguien que no sabía identificarlo y eso me asusta demasiado, de hecho no me puedo levantar del miedo, cuando escuche que termino de hablar como un desesperado corrí hacia la puerta intentando abrirla pero tenía el cerrojo puesto, comencé a golpearla como un total demente diciendo amenazas que sabía que no podría cumplir contra él, llegue a un punto en que me arrodille ante la puerta llorando, más bien suplicándole que me abriera, deseaba tanto no haber cedido a mis deseos y haberlo seguido amando en secreto pero eso era una mentira, un gran peso en mi conciencia se había quitado con esta confesión.

Alce la vista cuando escuche el cerrojo abrirse y lo vi a él mirándome con algo de lastima, ahora me sentí más patético que nunca pero no deje de llorar desesperado incapaz de esperar esa mirada de repulsión nuevamente viniendo de él, no me detuve hasta que sentí como me cargaba en sus brazos agarrándome por sorpresa, me llevo hasta la cama y me acostó dándome su pañuelo el cual ahora estaba limpio para poder calmarme, él se sentó a mi lado esperando hasta que cuando logre que mis lágrimas no volvieran a salir, alzo su mano y creí que me daría otro golpe, cerré los ojos listo para el impacto pero solo fueron sus dedos, está acariciándome la mejilla en la zona donde el puñetazo me había dado, ese tacto tan cálido y agradable que tanto deseaba por el cual me acurruque en ella hasta que él se separó.

ObsesiónWhere stories live. Discover now