017.

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Cálido se sentía cuando la mano de Jungkook se posaba directo sobre su piel por debajo de la camiseta, haciéndole perder la poca cordura que tenía.

Entre tropiezos y besos apasionados lograron subir la escalera para llegar a la habitación de Jimin. Este último cerró la puerta, sellando el momento en que el mundo exterior dejaba de importar, por lo menos hasta que llevarán a cabo lo que tenían en mente.

Jimin hizo que Jungkook se sentara sobre la cama sin romper el beso. Gracias a eso pudo ponerse a ahorcadas sobre el y tener una vista preciosa del chico más sus mejillas rojas de la vergüenza. Una obra de arte diga de admirar.

Las manos de Jungkook, grandes y fuertes, paseaban por su espalda con una lentitud torturadora. El cuerpo entero de Jimin iba a comenzar a temblar gracias a las caricias del chico. Le gustaba la manera en que Jungkook le tocaba, como si fuese la cosa más frágil del mundo.

Estaba tan concentrado en disfrutar del momento que solo cuando Jungkook buscó a tientas el último botón de su camisa para comenzar a desabrocharla que recordó con quien se encontraba y lo que estaban a punto de hacer.

No sabía si era justo...

Había muchas mentiras entre ambos y Jimin tenía claro que el era el responsable. Ni siquiera había podido reaccionar porque la actitud de Jungkook fue tan sorpresiva que apenas si le había dejado tiempo para respirar.

Quería seguir con aquello, dejar que Jungkook se apoderase de su cuerpo. Sentirlo lo más cerca suyo posible para luego tener un recuerdo de aquel chico sobre su piel. Pero una parte de el le gritaba que era injusto, que el era una maldita puta que no merecía el trato de ese tierno chico.

Así que lentamente se separó pegando su frente a la de Jungkook. Aquello no podía seguir adelante.

– ¿Ocurre algo? –pregunta el menor y Jimin asiente lentamente.

– Está no es una buena idea.

Esperaba que Jungkook concordase con el, no que le besara nuevamente envolviéndolo con sus brazos. Pensó que el chico se arrepentiría pero parecía que estaba bastante convencido en seguir adelante. ¿Qué podía hacer Jimin contra eso?

– ¿Estás seguro? –preguntó el rubio– Yo... Quizá yo no...

– Quiero hacerlo... Contigo.

Fue esa frase la que volvió loco a Jimin y haciéndolo decidir qué iba a demostrarle a Jungkook lo mucho que le importaba con sus caricias. Si esa era su oportunidad para tenerlo para sí mismo solamente, la aprovecharía al máximo.

Pegan sus labios de nuevo y la guerra de lenguas se desboca de inmediato. Mientras Jimin se aferraba del cabello de Jungkook este presionaba la yema de sus dedos contra las caderas del contrario. Era un juego de quien tomaba más fuerte al otro que dejaría marcas como recuerdo de lo que se vendría.

La pelvis de Jimin hizo contacto con la de Jungkook y el primero comenzó a moverse en círculos tortuosos ganándose gemidos ahogados de parte del menor.

Jimin jamás había visto algo más erotico que la cara de Jungkook echada hacia atrás, mientras tenía los ojos cerrados y de su garganta se escapaban pequeños soniditos de placer. Quizá era el hecho de que dejaba expuesto su cuello o que el solo hecho de verlo convertido en un desastre lo que le ponía de una manera impresionante.

No le tomó mucho decidir qué quería dejar al menos una pequeña marca en aquel cuello apetecible que se  le ofrecía de forma voluntaria, así que llevó sus labios hasta allí para comenzar a succionar al ritmo de sus caderas moviéndose en círculos. Cuando consideró que era suficiente se alejó para examinar su obra de arte.

Ternura ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora