Capítulo 2

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Destellos rojos, azules, amarillos, blancos y verdes alumbraban la noche. Era 28 del penúltimo mes del año, era el último jueves del mes, y se conocía como el dia de gracias, donde las familias se juntaban a celebrar, y a cenar un pavo relleno con ensalada y algo de vino para la noche. Una cena que se hacía desde temprano para tener todo listo al momento de que familiares se sentaban en la mesa.

Olivia suspiro.

Tenía bastantes años que no pasaba por nada de eso.
Ni pavo. Ni vino. Ni ensalada. Ni familia.

Y en su caso, sin un pastel y sin un feliz cumpleaños.

Apago lo poco que quedaba del cigarrillo y aventó la colilla a la casa de la señora Anders. Una muy metiche vecina que le gustaba meterse donde no la llamaban.

De un impulso la chica brinco para caer directo al balcón de su cuarto.
La ropa que llevaba se había puesto helada al pasar tantas horas afuera.
El reloj marcaba las 11:58 p.m. sólo dos minutos y su cumpleaños acabaría.

Se quito la ropa, y amontonó todas las cobijas sobre su cuerpo, dejando un pequeño orificio para poder respirar.
Antes de que Olivia cerrara los ojos, el reloj marcó las 12, un día nuevo empezaba, al igual que su décimo séptimo cumpleaños llegaba a su fin.

El último pensamiento de Olivia fue que cuando pasas tanto tiempo sin recibir amor, te acostumbras a no quererlo. Ella ya no lo quería y aceptaba eso.

~*~

El murmullo en el salon de filosofía era insoportable, y apesar de eso el señor Martínez seguía dando su clase, con una voz tranquila, casi imperceptible.

Olivia soltó un chasquido exasperada. Era la única clase que disfrutaba y ahora sus compañeros se la hechaban a perder con sus estúpidas platicas.

Al terminar la hora, Olivia empezó a guardar sus cosas rápidamente cuando alguien empujo su silla,  provocando que sus libros cayeran en el piso en un sonido sordo, acompañado de las desesperantes risas de Laila y Mary.

Esas dos chicas eran porristas, y las más bonitas del instituto según la raza masculina.
Pero para la pelirroja eran un grano en el culo.
No había ningún día que la dejarán en paz con sus bromas tontas.

Lentamente guardo sus libros mientras que las risas se escuchaban más lejanas.
Se dió la vuelta y vio como Drew pasaba un brazo por los hombros de Mary.

Olivia reprimió una carcajada, esos dos eran la pareja más idiota que había conocido en su vida. Un día eran los novios más amorosos del año y al otro podían ser unos completos desconocidos.

Se dirigió a paso lento a su casillero para dejar algunos libros. Al abrirlo dejo el libro de Ciencias y el de Filosofía, para después tomar el de trigonometría.

Camino hacia el salón del profesor Gonzalo, a paso lento, queriendo evitar esa clase, pero la chica de cabello rojo sabía que si volvía a faltar tendría que asistir en vacaciones.

Al entrar la mayoría de sus compañeros ya estaban ahí, tomo su asiento en la tercera banca al lado de la ventana, estaba justo a la mitad.
El profesor entro, borrando las anotaciones del pizarrón. Traía puesto su saco café, que parecía nunca quitárselo.

—Muchachos, guarden todo en su mochila, sólo dejen un lápiz—. Olivia se quedo pasmada, lo único que su mente decía era "Examen sorpresa no, por favor no..." Pero sus súplicas no sirvieron de nada.

—Hoy tenemos examen sorpresa.

Olivia soltó un suspiro y choco su frente con la mesa.

—Señorita, ¿tiene algún problema?

La cara de Olivia se puso roja al darse cuenta que le hablaba a ella, todas las miradas se posaron en su cuerpo, y depronto sintió que el salón estaba demasiado caliente y que le hormigueaba el cuerpo. Pero no tardo más de un minuto en reponerse, levantando su cara y con la mayor tranquilidad del mundo habló.

—Ninguno profesor.

Y sin más, los exámenes fueron repartidos.

~*~

Keith no pudo evitar reír al ver como Olivia se ponía tan roja, le pareció una chica muy tierna, él la había visto cuando golpeó su frente con la mesa, y eso le pareció un gesto demasiado infantil para una chica de su edad.
Se sentaba a dos lugares de ella, dándole la perfecta comodidad de poder verla sin que ella se diera cuenta.

Drew estaba justo a su lado izquierdo, jugando con su lápiz, cuando les entregaron el examen, soltó un suspiro. No sabía nada de esa clase.

Su mejor amigo fue el primero en acabar, él era un genio con los números.

Sin darse cuenta el tiempo se había acabado, los únicos en el salón eran él, otro chico que no conocía y la pelirroja.

El maestro hizo una mueca al verlos, eran los peores de su clase.

Keith se levantó y entrego lo poco que había hecho de su examen. Antes de salir hecho una pequeña ojeada a la chica de ojos cafés.

Fin del capítulo dos.

IntermediariosWhere stories live. Discover now