Capitulo 7

7 3 0
                                    

“Ella estaba rota”

Drew no podía dejar de pensar eso, no había dicho nada a sus amigos. No tenía el derecho de hacerlo.

Pero no dejaba de pensar en Olivia.

Veía sus ojos cristalizados cada que cerraba sus ojos, escuchaba su voz quebrada. “Soy huerfana”
No sabía cómo sentirse al respecto, se sentía impotente porque él no podía hacer absolutamente nada.

—Hey, Amigo, hemos llegado.

Keith le hablo con cautela, sabía que algo le pasaba. Los tres bajaron y entraron a la casa de Rick, estaban los mismos de siempre, se habían juntado para festejar su victoria en el torneo de básquet, eso les abría muchas puertas para equipos importantes, se estaban convirtiéndo en los mejores del estado, y él era su capitán.

Pero no tenía ánimos de festejar, no después de lo que Olivia le había dicho, él cada semana iba a fiestas, y no podía creer que ella no lo hiciera. Si antes la chica le parecía extraña, ahora le parecía un fenómeno.

Mary se paro justo frente a él, pasando sus brazos por su cuello para después depositar un casto beso en sus labios.

—¡Felicidades! Han ganado.

Le parecía que solo lo hacía por cortesía, hipócrecia, y protocolo.

Pero los dos se habían acostumbrado a ese trato.

Drew suspiro cansado, necesitaba relajarse, sólo bastó con que pasara su lengua por el cuello de la chica para que ella entendiera la señal.

Se fueron de la fiesta.

~*~

No le importaba enfermarse aún más, no le molestaba si se moría ahí mismo por hipotermia, o por que le cayera un rayo.

Había perdido la noción del tiempo. Olivia se encontraba arriba del techo, empapada, con solo un suéter que ahora estaba remojado.

Sus ojos se habían secado de tanto llorar, las lágrimas se habían perdido junto con las gotas de lluvia.

El cielo parecía entenderla.

La pelirroja miro las estrellas.

Y se dió cuenta de lo que era.

Ella no formaba parte de una galaxia.

Ella era como una estrella fugaz; sin rumbo fijo y sin hogar, perdida en la oscuridad.

Suspiro, un gesto que parecía siempre hacer. Se lamentó, por no haber sido suficiente jamás, por estar tan rota y por ser tan débil.

Todos esos años se convenció de que no necesitaba a nadie, pero ahora eso era como una pesadilla.

Un tormento que la seguía sin descanso.

Ella estaba sola.

No fue consciente cuando llegó la señora Ernesta.

Tampoco fue consciente de cuando le grito que bajara del techo.

No fue consciente cuando la policía llegó.

No fue consciente de todas las personas que la miraban.

No fue consciente cuando un señor le ayudo a bajar.

No fue consciente de absolutamente nada.

~*~

El rumor de que Olivia se había intentado suicidar corrió como pólvora por las calles.

Pero ella no lo había hecho, había cruzado por su cabeza, pero no podría hacerlo.

Él fin de semana había sido agotador, el señor Collen, que era el encargado de conseguirle un hogar desde que tenía memoria, la había visitado el sábado. Al parecer Ernesta ya no la quería con ella y Olivia la entendía, ahora era el tema principal entre los vecinos.

El domingo la pelirroja se encargó de recojer todas sus cosas, otra vez.

—En verdad siento todo esto Olivia.

Collen la miraba con lástima, ella odiaba esa mirada, era la misma de hace años, era la misma desde que la saco del desastre que había sido su hogar, pero al parecer no la había salvado de convertirse en otro desastre.

Salio de la casa de Ernesta sin despedirse, era algo innecesario.

Se dirigió con el Señor Collen a su nuevo hogar. No dijo nada y tampoco pregunto a dónde se dirigía ahora.

Las calles pasaron lentamente hasta  qué se detuvo en un edificio lleno de pequeños apartamentos.

—Hable con las autoridades... Les platique tu caso y también tu situación actual.

Olivia lo miraba fijamente.

—Sabemos que aún falta un año para tu mayoría de edad, pero debido a los sucesos, la psicóloga a decidido que lo mejor es que ya no se te asigne con otra familia.

La cabeza de Olivia trataba de procesar toda la información.
Collen le tendió unas llaves y la miro con una gran sonrisa, como cuando un padre le da un regalo a su hija.

—Piso cuatro, apartamento 413.

Olivia quizo llorar.

Tendría su propia casa, formaria su propio hogar.

Collen la ayudo a bajar su pequeña maleta.

—Olivia, te he conseguido un trabajo en una tienda de pinturas, ahora tendrás que valerte por ti misma y con tu trabajo de mesera los jueves no te alcanzará.

—Lo haré señor Collen, no se preocupe por mí.

La pelirroja lo estrecho en un abrazo fraternal.

—Se que no intentabas suicidarte...

Olivia sonrió, después de tantos años, él la conocía muy bien.

—¡Buena suerte Olivia!

La chica observo como el carro se alejaba.

El apartamento era pequeño y acogedor, en mejores condiciones que la casa de Ernesta, pero lo mejor, es que era solo para ella.

Tardo todo el día en limpiar, acomodar e ir por algo de comida.

Se sentía cansada pero parecía que el sentimiento que la había abargado ese fin de semana, empezaba a difuminarse lentamente.

IntermediariosWhere stories live. Discover now