Capitulo 9

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El rubio bajo casi corriendo las escaleras que separaban el edificio del apartamento de Oli de su auto, se había entretenido demásiado hablando con la pelirroja, pero lo había ayudado a olvidarse un momento de todo el revoltijo que lo rodeaba.

Suspiro, antes de poner el carro en marcha, prendió un cigarrillo y lo coloco en sus labios.

Las calles pasaban lentas a su alrededor, la música de la radio sonaba distante a sus oídos.

Su pequeña hermana seguía enferma, su hermosa madre se estaba acabando cada día más, y el se sentía impotente.

Aparco el auto en su casa, no le parecía tan linda ahora, su hermana estaba en el hospital y su madre se encargaba de ella, sin ellas en la casa, le parecía un lugar frío, no se había dado cuenta de cuánto las necesitaba hasta ese momento.

Tiró la colilla de su cigarrillo antes de entrar.

Había quedado de ir a la casa de su amigo Drew para pasar el rato, por lo que se metió a bañar para relajarse un poco, aunque Olivia lo había ayudado.

Se puso su cazadora negra, junto con una camisa negra y unos vaqueros ajustados.

Se veía bien, tenía un estilo desgarbado y misterioso, siempre se lo habían dicho.

Salio de su casa para dirigirse al apartamento de su amigo, tenían mucho de que hablar, Keith se sentía ansioso, sus manos habían despeinado su cabello por tanto jalarlo, su labio inferior estaba entre sus dientes con un ligero sabor a sangre.

Y ni siquiera sabía cuál era la razón por la que se encontraba así.

Aparco el auto, no espero el elevador, subió las escaleras corriendo hasta el cuarto piso.

Y antes de tocar la puerta de su amigo, está se abrió, dejando salir a una Mary sonrojada y cansada, Keith por un momento se sintió asqueado, no quería estar en un lugar donde su amigo estuvo desnudo hace algunos segundos.

Imaginar eso, solo lo puso más ansioso.

No respondió al saludo de Mary, entro y se dirigió a la cocina por un vaso de agua.

Los sentimientos que lo abargaban lo estaban consumiendo, eran tan familiares, pero lo asustaban.

Antes de que pudiera llevar el vaso de vidrio a sus labios, este se estrelló en el suelo, rompiéndose en miles de pedacitos.

Keith intento tomarlos con la mano, pero Drew lo tomo antes por el pecho, haciendolo para atrás, evitando que se hiciera daño.

Drew lo miro.

Observo su cabello, siempre meticulosamente arreglado ahora hecho un revoltijo, su labio inferior sangraba levemente y sus manos tenían un ligero temblor.

Andrew recordó cuando eran pequeños, y su amigo sufría ataques de ansiedad. Todo empezó desde que su padre se fue.

Pero Keith llevaba años sin pasar por algo así de nuevo.

El castaño supo que algo malo le había pasado al rubio.

—Vamos afuera—keith no rechisto, lo siguió hacia la puerta, y juntos subieron a la parte alta del edificio, dónde se podía ver toda la ciudad.

El chico dió una bocanada de aire e instantáneamente sintió como sus pulmones se hinchaban de aire.

Se quedaron en silencio, pasaron varios minutos hasta que Drew lo miro fijamente.

—¿Qué paso?

Keith se pasó sus manos por su cabello, se sentía mejor y ahora que lo pensaba, era una idiotez por lo que se sentía así.

—Ayer estuve viendo la tele... específicamente un canal de chismes políticos...—suspiro, la ansiedad que había sentido se estaba alejando—. Ví a mi padre.

—¿Estas seguro de que era él?

El rubio suspiro.

—Soy una copia exacta de él— una amarga sonrisa apareció en sus labios.

Drew no supo que responder, sabía que su amigo no había visto a su padre desde que su hermana había nacido, y no entendía que era lo que sentía su amigo.

—El programa hablaba especificamente de su vida, “El nuevo magnate” así lo citaban— paró un momento para tomar un suspiro.—Hablaron de sus nuevos negocios, de como había llegado hasta ahí, e incluso de su familia.

—¿Hablo de ustedes?

Keith soltó una risa irónica, pero a la vez dolida.

—Tiene un hijo, unos cuántos meses mayor que Sofía, y una niña en camino...



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