Capitulo 11

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El sábado llego más rápido de lo que Olivia esperaba, había intentado buscar una escusa pero Drew y Keith eran más persistentes de lo que pensó.

Eran exactamente las 6:35 p.m. había ido a trabajar más temprano para poder tener tiempo de arreglarse.

Y ahí estaba, junto a su closet casi vacío.

Ni siquiera sabía a donde irían, además de que no tenía ropa para ese tipo de ocasiónes.

¿Irian a algún bar? ¿Un restaurante? ¿A la casa de Drew?

Olivia resopló frustrada.

Se decidió por una camisa roja de cuadros, un pantalón de tiró alto y un top negro junto con unos botines.

Se veía bien, no iba provocativa pero tampoco era como si fuera como niña.

No se maquillo, y su cabello lo dejo secarse al aire, no le gustaba peinarse.

Olivia no quería parecer nerviosa, pero las diez vueltas que llevaba dando de su cama al espejo la evidenciaban.

Esos chicos eran los primeros en hablarle de ese modo.
Tenía miedo de que lo hechara a perder por sus estupideces.
A pesar de que al principio e incluso aún se había querido alejar de ellos, le alegraba su insistencia, se sintió importante, asustada, eran sentimientos que no iban de la mano, pero ahí estaban.

La pelirroja suspiro antes de dejarse caer en su cama.
Exahusta, nerviosa, impaciente.

Y entonces el timbre sonó.

~*~

Keith aparco en el nuevo apartamento de Olivia, justo a las    7:50 p.m.

Los dos bajaron del auto para subir por la pelirroja.

El edificio no estaba tan lejos del de Drew, no era tan lujoso como su edificio pero se encontraba en buenas condiciones.

Tocaron la puerta justo a las 8:00 p.m. escucharon los pasos de Olivia adentro,  hasta que la puerta se abrió, dejando a la pelirroja frente a ellos.

Drew no pudo evitar quitar la mirada de sus ojos.

No había maquillaje, el había pensado que Olivia se maquillaria y demostraría una belleza superior a la de su novia.
Pero no, ahí estaba la pelirroja, con una camisa roja, su top negro y un pantalón que se pegaba a sus piernas.

Sencilla, y Drew no entendía porque no podía apartar la vista de ella.

—¡Olivia! ¿Estas lista? Hoy será la mejor noche de tu vida— Keith abrazo a Oli con gran efusividad, mientras que Drew despertaba de su ensimismamiento.

—Algo así...—dijo miéntras se separaba de él y le daba un beso en la mejilla a Andrew.

—¿Cómo que algo así?—hablo por fin el castaño.

—No se a dónde iremos.

—No te preocupes Oli, tú solo divierte, nosotros nos haremos cargo de que tengas tu mejor noche.

Los tres salieron de ahí, extrañamente Oli se sentía bien con ellos, todo el camino estuvieron riendo y platicando, a diferencia de la vez pasada, ahora no hubo silencios incómodos.

Hablaron sobre temas seguros, escuela, música, películas e incluso política. Nadie mencionó sobre el estado de Olivia, era lo mejor.

Drew y Keith habían reservado una mesa en un restaurante algo sencillo y jovial de comida mexicana, y después de ahí la llevarían a una pequeña reunión de sus compañeros, era una manera de incluirla en su círculo.

Los tres entraron al lugar de comida mexicana justo a las 8:40 p.m. Olivia se sintió comoda en ese lugar, la mesa en la que se sentaron estaba justo al lado de una ventana, que daba una vista asombrosa de la luna y la ciudad, se sentó justo en medio de esos dos chicos, bajo la tenue luz del restaurante y de fondo una melodía que jamás había escuchado pero que le encantaba.

Observaba todo a su alrededor, sumida en sus pensamientos que en ese momento parecían buenos, Andrew no podía apartar la vista de ella, lo atraía de una manera que no entendía, ella no era atractiva, ni seductora como Mary, tampoco era tierna, ella era distinta, tenía una mirada triste, pero su actitud era dura, su estilo era desgarbado pero con feminidad.

Los tres pidieron una charola de tacos, cosa que Olivia saboreo y comió con gusto.

—Comes como un hombre Oli—Keith se burló de ella después de que la aludida se comiera su quinto taco, no pudo evitar reír, los tres se veían relajados.

—Apuesto a qué no comes más que yo— Olivia lo miraba desafiante, segura, divertida, Keith la miro con desafío aceptando su reto.

Andrew no podía parar de reír, ni siquiera había acabado su comida pues su mejor amigo y esa pelirroja engullían los tacos rápido y sin ningún problema, se carcageaban. Olivia tenía un aura que jamás creyó que tendría, era increíble lo que esa chica lo estaba sorprendiendo.

Keith ganó. 13 a 11, salieron del restaurante con una Olivia ofendida por haber perdido, en cambió, los chicos estaban asombrados, nunca habían visto comer tanto a una chica, Drew no pudo evitar observarla de cuerpo completo. No parecía que comiera tanto, no era una chica esbelta, pero tenía las curvas necesarias, no tan marcadas, sino sutiles, su piel era almendrada, cosa que al chico parecía encantarle, pero nada de eso se comparaba con ese cabello, que caía como una cascada de fuego sobre su espalda.

La joven se sentía felíz, excitada, sentía que su sangre iba más rápido de lo normal, sus mejillas dolían de tanto reír, nunca se la había pasado tan bien, y se lo agradecía a esos dos chicos, que en poco tiempo se habían convertido en una constante algo fastidiosa.

Drew y Keith se detuvieron antes de subir al carro al ver como esa chica los observaba, Drew se sintió como niño pequeño, al ver esa mirada antes tan apagada y ahora tan brillante.

—¿Por qué te detienes Oli?— Drew saboreó su nombre en sus labios, la imagen de esa chica lo estaba volviendo loco y no entendía porqué.

—Nunca me la había pasado tan bien... Y se los agradezco, como no tienen una idea— Se sincero, aunque eso le hiciera perder algo de su orgullo.—Hoy fue un gran día.

—Nos alegra escuchar eso Olivia, pero todavía no ha acabado—. Keith la miró enternesido, antes de entrar al auto.

~*~

La gente la empujaba de un lado a otro, trataba de no perder de vista a esos dos chicos. Nunca imaginó que la llevarían de fiesta, odiaba eso, pero ponía su mayor esfuerzo para seguir pasándola bien, ese era su día, ellos se lo estaban demostrando y ella tenía que poner de su parte.

Llegaron a una barra improvisada en la cocina, todo ahí olía a alcohol y sudor, pero para sus acompañantes parecía algo normal, algo que incluso disfrutaban.

—Ten— Olivia miró con desagrado esa bebida, talves fumaba, pero nunca había probado una gota de alcohol, era algo que aborrecía, pues le atribuía en parte, la partida de su madre.

—No tomo.

Keith notó su cambio de humor, así que no insistió, solo Drew y el tomaron algo de cerveza para después buscar a los chicos del equipo.

Era comun que cada fin de semana se hiciera algo así, era para mantener una reputación del equipo, o al menos eso pensaba, porque si era sincero, lo único que Drew y él hacían era tomar hasta perder la consciencia.

Olivia se veía perdida en ese lugar, no encajaba, a pesar de que en la escuela parecía irradiar enojo, tristeza y oscuridad, ahí era todo lo contrario, se veía tímida, ausente y parecía deslumbrar entre todo ese gentío.

Drew la miraba, no pudo evitar recordar su estado de hace unos minutos.

Había sido un error llevarla ahí.

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