Capitulo 12

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Olivia se sentó en un sofá, apartada de esos dos chicos que habían perdido el sentido común.

Los miraba, absorta en sus actitudes, se había equivocado en cuanto a ellos en algunas cosas.

La impresión que antes tenía de Andrew era de un chico arrogante, presumido, vanidoso, pero a pesar de eso, ahora se daba cuenta que tenía una gran carisma, una hermosa sonrisa.

En cambio, Keith era su opuesto, él siempre estaba sonriendo, contagiando a los demás de sus bromas, no era tan retraído como Drew, pero Olivia lo veía ahí, con la mirada triste perdida en sus pensamientos.

Esos dos chicos no eran lo que Olivia pensaba, y ellos también tenían una mala impresión de ella, ambos escondían secretos.
Pero el problema es que Olivia no tenía definido nada en su vida, apenas empezaba a tomar riendas de ella.

La pelirroja se levantó del sillón, no debía estar ahí. No encajaba.

Veía como Drew bailaba con Mary, se veía relajado y torpe además de que se notaba que lo único que quería era sexo,  mientras que Keith estaba junto con Laila, estaba segura de que no le estaba prestando atención a la chica, se dedicaba solamente a asentir y a seguir bebiendo.

Olivia quizo reír, había sido uno de sus mejores días, pero los buenos momentos parecían no ser para ella.

Se regañó así misma por estar ahí, era obvio que esos chicos habían sentido lastima por ella.

Salio de ahí sin despedirse, perdiéndose en la negrura de la noche, dejándose llevar por las estrellas, siendo acariciada por la luna.

Esos sitios no eran para ella, prefería la tranquilidad, los lugares callados, le gustaba bailar pero no rodeada de cuerpos sudorosos que apesten a alcohol y marihuana.

Olivia soltó una risa, ella estaba mejor así, sola.

Llego a su casa, y suspiro tranquila, se sentía bien, el cambio de hogar era lo que había necesitado desde hace años, aunque estuviera completamente sola, se sentía con más ganas de vivir que nunca.

Una Olivia que jamás había conocido se estaba mostrando ante ella.

~*~

La semana paso más rápido de lo normal. Solo pudo ver a Drew dos veces a parte de la clase de trigonometría, empezaba la temporada de básquetbol y  Andrew, por ser el Capitán siempre se encontraba ocupado.

Así que Olivia y Drew solamente se vieron para poder quitar dudas y además hablar sobre las materias y tareas.

No tocaron el tema de la fiesta.
Olivia se sentía tan asocial por averce ido, y Drew se sentía culpable por haberla llevado.

De alguna manera la relación se convirtió en tutor-tutor, nada de amigos.

Por lo contrario, Olivia se dió cuenta de que Keith estaba más cerca de ella.
Se sentaban juntos en algunas clases, la acompañaba a la parada del bus o incluso la llevaba hasta su casa y aveces la sorprendía en el trabajo.

Se había convertido en una constante últimamente.

Ningúno de los dos hablaba sobre su familia, sabían que era algo muy profundo y no querían que la rara amistad que empezaban a forjar se fuera a la basura.
Así que ambos se mantenían hablando sobre temas neutrales.

La pelirroja se había mantenido más alegre de lo normal, y es que el chico tenía un carácter muy bromista, cosa que ella realmente necesitaba.

En ese momento Olivia caminaba directo a la parada del bus, había acabado su turno en el restaurante y eran exactamente las nueve de la noche, si se apuraba a tomar el bus, podría llegar a ver una serie nueva con la que se había clavado.

El aire frío le puso las mejillas rojas y le alboroto el cabello que llevaba amarrado en una coleta alta. Su pantalón de mezclilla se sentía frío al igual que la pequeña blusa negra que traía puesta.

No pasaron ni quince minutos cuando se subió al camión.

La dejo tres cuadras antes del edificio en donde vivía, a ella le encantaba caminar en las noches, pero en ese momento se sentía cansada y hubiera deseado no tener que caminar ese tramo.

Toda la tarde había ido de una mesa a otra sin parar, un niño le había tirado el refresco en su uniforme, había tenido que cantar a un chico que cumplía años, además de aguantar los coqueteos de un señor que bien podría ser su padre.

Caminaba lento, absorta en la nada, ni siquiera estaba pensando, solo se dedicaba a ver el movimiento de sus pies.

Subió por el elevador hasta su piso, y en cuanto llego a su apartamento se sorprendió al ver a Keith sentado contra la puerta.
Su mirada estaba perdida y estaba fumando, Olivia sabía que fumaba, pero con lo poco que lo conocía se daba cuenta que algo le pasaba.

Sostenía el cigarro contra sus labios, su cabello estaba despeinado y su mano izquierda hacia patrones al aire.

El pecho de Olivia se oprimio, algo no estaba bien y lo sabía, Keith ni siquiera la había visto a pesar de que estaba a unos cuantos pasos de él.

—¿Keith?— dijo suavemente, como si no quisiera despertarlo de su ensimismamiento.

El chico apenas levanto la mirada, pero fue suficiente para que Olivia se diera cuenta de sus ojos rojos y brillosos. Había llorado.

La pelirroja se sentó enfrente de él con cuidado, tratando de que no saliera corriendo como un niño asustado.

No dijo nada, solo paso sus brazos alrededor de su espalda y lo acurrucó en su cuello, con eso basto para que Keith dejara soltar un sollozo que hizo que Olivia lo abrazara más fuerte.
Tenía el olor de alcohol impregnado, además del de tabaco.
Pero la chica lo sostuvo, lo sostuvo, de la manera en que ella siempre necesito y nadie lo hizo.

Pasaron los minutos o talvez horas ahí, sentados en el piso.
Los brazos de Olivia le dolían y sus piernas le pedían que se levantará, pero no lo hizo hasta que Keith dejo de llorar. No le dijo nada, pero Olivia hizo que se parara tendiendole la mano, para después abrir la puerta rápidamente.

Lo llevo al pequeño sofa, puso su cabeza en su regazo, se sorprendió al ver que  él apenas cabía en ese lugar,

No encajaba con el chico bromista y juguetón que siempre era.

Pasó los dedos por el enredado cabello del rubio.

Nadie dijo absolutamente nada, se dedicaron a escuchar sus respiraciones y a meterse en sus propios pensamientos.

¿Por qué está aquí y no con Drew? ¿Se pelearían? ¿Por eso está así?
Olivia no podía dejar de pensar en lo que le pasaba a ese chico.
Estaba absorta en sus pensamientos que ni siquiera se dió cuenta cuando el rubio se durmió, para después ella acompañarlo al reino de Morfeo.

IntermediariosWhere stories live. Discover now