Capitulo 10

6 3 0
                                    

Andrew comprendía la rabia que sentía su amigo.

Mientras el padre del chico se hacía millonario y tenía un nuevo hijo, Keith tenía que ayudar a su mamá a mantener la casa, y su hermana, ella cada vez se ponía peor.

¿Qué clase de padre se olvida por completo de su familia?

Drew solo lo había visto algunas veces antes de que desapareciera por completo. Lo que había descubierto su amigo le daba una pista del porque se había marchado.

Había tenido un hijo.

Keith tenía un medio hermano y próximamente una media hermana.

Era difícil de comprender, Drew veía como su amigo manejaba hacia un restaurante de comida rápida.

Estaba más tranquilo, pero seguía tamborileando los dedos en el volante.

Aparcaron junto al restaurante, él nunca había entrado, pero tenía un estilo jovial y bohemio.

Todo era de madera, adornado con cuadros pin up y algunos manteles de cuadros con pequeños floreros encima.

Se sentaron en una mesa al lado de la ventana.

—Es un buen lugar.

—Si, Olivia me dijo que empezaba a trabajar hoy en este lugar.

Drew se sorprendió al escuchar a Keith, automáticamente levantó la mirada para buscar a la pelirroja.

No tardo ni un segundo, su cabello rojizo destacaba.

Sus miradas se cruzaron, noto como le dió una mirada de fastidio.

—Hola Olivia.

—Hola Keith.

—¿Cómo va tu primer día?

—Aburrido, siempre tengo que sonreír y hablar bonito a los clientes.

Keith sonrió. Olivia volteó hacía Drew dando un asentamiento de cabeza hacía él, mientras dejaba los menús en la mesa.

~*~

Había ido a preguntar sobre los trabajos que le habían recomendado, decidiendoce por ese lugar. Era tranquilo y a la vez excitante.

Tenía un aura jovial y reflexiva. Definitivamente era de los mejores lugares que había conocido.

Aunque al trabajar, todo eso se iba a la mierda.

Le dolían sus pies y la cabeza, el que llegarán Drew y Keith le había dado un poco de tranquilidad, algo extraño, pero ver a esas dos personas que últimamente eran una constante en su vida, le había aligerado.

Se la paso de un lado a otro llevando y pidiendo órdenes, mientras que los dos chicos disfrutaban de sus deliciosos platillos.

Cuando dieron las diez ya no había casi gente en el local, solo una viejita, Drew y Keith, además del señor Francisco, dueño del local.

—Bien hecho Olivia, te espero mañana a la misma hora.

—Hasta pronto señor— Levantó la mano en señal de despedida.

El rubio y el castaño siguieron a Olivia cuando salio, la pelirroja no pudo evitar un resoplido.

—¿Acaso, me están siguiendo?

—¡Vamos Olivia, no puedes ser siempre así!— Drew la miró entre divertido y a la vez decepcionado.

—¿Así?

—Drew tiene razón, lo único que queremos es ser buenos amigos...

Olivia los miro, no les creía absolutamente nada, no podían decir que querían ser amigos de ella  si toda la vida la habían ignorado.

Olivia siguió caminando, estaba cansada y no quería seguir hablando con ese par.

No dijo nada cuando Keith la tomo sutilmente del hombro para dirigirse a el auto del rubio.

No dijo nada, porque estaba agotada, y sinceramente tampoco quería caminar, así que, se sentó en el asiento trasero y se dejó llevar por las dulces canciones de la radio.

Los tres se quedaron en un silencio, en el cual era roto solo por los murmullos de la música.

Oli no pudo evitar mirar a Andrew, con su cabello revuelto y sus ojos alumbrados por las luces de los edificios de la ciudad.
El pensamiento de que él era enigmante paso fugazmente por su mente.

Sin que ella lo esperara sus miradas se juntaron, y Olivia sintió como sus mejillas se calentaban, pero no se apartó.

Los dos se quedaron ahí, descubriendo un sentimiento extraño, doloroso y fugaz.

—Drew me habló sobre tu cumpleaños...

Los dos posaron su atención en Keith, tratando de entender lo que había dicho.
Olivia recordo ese día, le había dicho a Drew sobre sus abundantes cumpleaños, el mismo día de la confusión que la había llevado a tener una vida mejor.

—Fue el 28 de noviembre...

—Estuvimos pensando en que talvez podríamos festejarlo, sería atrasado, pero es mejor que nada...

La pelirroja enmudeció.

No sabía que pensar ni que decir, sus manos se movían inquietas en su regazo mientras su corazón latía fuertemente.

¿Qué querían exactamente esos chicos?

Porqué de pronto la veían como su amiga.

—Creo que estaría bien...

—Perfecto, este sábado pasaremos por ti a las 8:00

Y así quedó.

Los tres saldrían el sábado a celebrar el cumpleaños de la pelirroja, porque según Keith, eso no podía pasar desapercibido.

IntermediariosWhere stories live. Discover now