Capítulo 1

13.7K 1.1K 394
                                    

El sonido de la campana resonó en mis oídos haciendo que todos los presentes en el salón comenzarán a moverse, formándose solo en unos segundos el característico ajetreo del receso. Al parecer estaban esperando con ansías poder salir de esta prisión de cuatro pareces, ¿y a quién engaño? Yo igual.

Me levanté de mi asiento sin mucho apuro, volteandome y buscando con la mirada a aquel chico de lentes, el mismo que había llamado mi atención apenas fijé mis ojos en él. Este al verse observando trago duro y desviando su mirada hacia sus cuadernos, tomó algunas cosas apresurado con una adorable torpeza. Caminé hacia él con una suave sonrisa, pero un grupo de chicas se interpuso en mi camino.

—La nueva, ¿verdad? —preguntó una de las desconocidas, por lo que le dí una corta mirada, borrando en un fragmento de segundos la sonrisa que llevaba; su melena oxigenada y postura no me daban buena espina.

—La misma. —contesté cruzandome de brazos en un intento de hacerles entender que me interesaba lo que podían decirme cuando no era así en lo absoluto.

Mi atención ahora estaba focalizada en el chico quién a sus espaldas trataba de actuar lo más apresurado posible para poder escapar, ¿por qué se esmeraban en interferir en qué viera esa escena tan adorable?

—¿Te gustaría juntarte con nosotras? Eres nueva y formar parte de un grupo es parte de la integración. —otra chica se sumó a la conversación. Bueno, al menos parecían tener buenas intenciones.

—Vaya, cuanta amabilidad. Estaría bien, gracias. —alcé ambas comisuras de mis labios tratando de adornar mi rostro de algo de gratitud, pero a veces no me funcionaba muy bien, estaba acostumbrada a llevar una cara de “perro rabioso” la mayoría del tiempo.

Ahora volví a centrar mi atención en el chico, pero todas las chicas presentes eran bastantes altas y interferirán en mi visión, ¿por qué la genética no me había dotado con unos pocos centímetros de altura más? Ah, es verdad, la genética me había pegado una patada en el culo en ese ámbito. Ya siquiera podía percatarme si el chico estaba ahí o no.

—¿Qué ves? —interfirió la tercera integrante del grupo que a mi parecer, poseía la voz más chillona que había escuchado en mi vida.

Ah, mira, ya hasta les había puesto etiquetas: la oxigenada, la amable y la chillona.

Sonreí ante mis propios pensamientos antes de notar que la chillona, se había girado para observar en la misma dirección que yo dejando un pequeño espacio en donde yo podía ver. Y ahí estaba al chico de lentes, con unos cuantos libros en sus manos, pero en cuando se percató de las risas burlesca de las tres chicas que me rodeban, soltó estos casi por inercia.

No comprendí muy bien la reacción del de lentes, pero no tardé en abrirme espacio entre las chicas para ir a ayudarlo, llevándome un ligero agarre en una de mis muñecas que terminó por detenerme. Volví a mirar al contrario desde mi posición percatandome de como sus manos temblaban mientras recogía los libros y creo que ahora podía entender todo, tenía miedo.

—Dime que no tienes nada que ver con... Ese. —mencionó de forma déspota la que sostenía mi muñeca, señalándolo con repugnancia.

—No, ¿por qué? —fruncí un poco el ceño ante la forma despectiva con la que lo había tratado la oxigenada, no me gustaba nada su tono.

—¿Por qué? ¿acaso no lo ves? Es un completo nerd, estar con él arruinará por completo tu reputación y más estando en tu posición. —ahora era la amable la que hablaba, creo que cambiaré la etiqueta que le dí.

¿Reputación? Me importaba una jodida mierda la reputación que pudiera tener o mantener. Ah, lo único que me faltaba, un grupo de superficiales con cerebros huecos y yo que pensaba darles una oportunidad y tomar la oferta que antes me habían ofrecido.

Mi mascota; JJK (en edición) Where stories live. Discover now