Capítulo 2

11.2K 1K 291
                                    

Sonreí al ver a JungKook parado en la entrada del instituto. Tenía ambas manos puestas en las tiras de su mochila, llevaba sus anchos y circulares lentes muy bien acomodados, al igual que su cabello y uniforme. Su mirada vagaba en algún punto del suelo, con timidez, como si estuviese acostumbrado a agachar la cabeza... Tal y como un cachorrito abandonado y maltratado. Tal como yo en el pasado.

Negué con la cabeza ante mis propios pensamientos y me encaminé hacia él, con una linda sonrisa y muchísima energía.

—¿Estabas esperando en la entrada? —agité una de mis manos en forma de saludo, JungKook al notar mi llegada solo pudo asentir, pero no levantó la mirada, simplemente se mantuvo mirando al suelo—. ¿Por qué simplemente no me esperaste adentro? Pareces un cachorrito esperando a su ama. Así como una mascota. —un tono de diversión adornó mi voz al instante.

—¿Una mascota? —comentó confundido.

—Sí, una mascota.

—Pero, no soy una mascota.

—Pero lo pareces.

—¿Quieres qué sea tu mascota?

—¿Sonó así?

—Puedo serlo.

Mis labios fueron sellados al instante que esas palabras salieron de sus labios. Ahora más que adorable, se veía sumiso. No digo que esa actitud sea un problema, pero si queremos lograr la meta que ambos nos propusimos el día de ayer, debía lograr que JungKook jamás volviera a pronunciar esas palabras para alguien.

—¿Puedes serlo?

—Sí. —contestó, totalmente decidido.

Una suave sonrisa con algo de sarcasmo no pudo evitar escapar de mis labios, ¿qué tan sometido lo deben haber hecho sentir cómo para qué accesa tan rápido a una petición así?

—¿Qué? ¿ahora te compro un collar, te pongo nombre y te ando trayendo con una correa? —el sarcasmo en mi tonalidad de voz era más que evidente y JungKook pareció notarlo, porqué por primera vez en el lapso en que habíamos estado hablando, levantó la mirada.

—Yo...

—No puedes dejar qué nadie pase sobre tí, siquiera yo.

Me puse de puntitas y dí sabes carícias en sus cabellos como un acto impulsivo, agarrándolo por la muñeca y simplemente, arrastrándolo dentro de la institución.

Continúe mi camino, sin siquiera notar en la inmensa escena inversa de dorama asiático que estábamos montando, simplemente me centré en mis pensamientos hasta qué JungKook me frenó, entonces, entré en razón. Inmediatamente lo solté y me volteé para mirarlo, encontrándome con un JungKook de mejillas color carmín y nervios que traspasaban fronteras. Miré a mi alrededor. Todos estaban mirándonos. Oh, no.

Se supone que debía lograr que pelinegro no fuera humillado nunca más en su vida, pero había logrado el efecto contrario, porqué ahora todos parecían estar tratando de contener sus burlescas sonrisas y otros nos juzgaban con la mirada. Y todo por mis impulsos de mierda, pero es qué, simplemente no podía controlarlos.

Volví a focalizar mi atención en el pelinegro y le sonreí de forma nerviosa. Él miró de un lado a otro vacilando con la mirada y casi entrando en pánico se preparó para correr en una dirección totalmente aleatoria desapareciendo ante mis ojos. No, esto no era lo que debía pasar.

—Espera, JungKook, ¿a dónde vas? —maldije por lo bajo y me presuré en seguirlo pero era jodidamente rápido, ¿había estado en acletismo o algo por el estilo? O solo mi condición física era un asco. Probablemente era eso. Me esmere en apresurar el paso hasta que finalmente entró en mi campo de visión y corriendo, lo alcancé—. JungKook.

Lo agarré por la muñeca, volteando para que me mirase. Este simplemente me observó y luego miró el agarre que tenía sobre él. Oh, no, de nuevo la escena de dorama inverso. Él miró a nuestro alrededor. Yo miré a nuestro alrededor. Oh, no, de nuevo la atención estaba en nosotros. JungKook llevó una de sus manos a su rostro, saltándose de mi agarre y volvió a emprender la caminata rápida, corriendo después.

Bueno, ahora parecemos un dorama asiático, literalmente.

Volví a sonreír nerviosamente y seguirlo, tratando de localizar su evidente cabellera perfectamente alineada entre el genterio, pero no pude localizarlo en el perímetro en que nos encontrábamos. Suspiré, creo que había jodido todo en el primer día que se suponía, tenía que ayudarlo, pero me veía a mi misma haciendo totalmente lo contrario.

Tiré de mi cabello hacia atrás y sin darle importancia a la campana que acababa de sonar, comencé mi búsqueda. No sabía que lugares concurría JungKook, pero si él realmente era como mi yo del pasado, sabía exactamente donde estaba.

Sin perder más el tiempo, me dirigí a la azotea de la institución encontrándome a un chico de espaldas, con ambos brazos apoyados en la barra de seguridad de la azotea y la cabeza baja. Recorrí su uniforme con la mirada y definitivamente era JungKook. Cerré la puerta de la azotea a mis espaldas de la forma más silenciosa que pude, pero esta hizo un chirrido para nada discreto. El pelinegro se volteó con el terror expresado en cada parte de si cuerpo pero al verme, soltó el aire que parecía haber estado conteniendo y se dejó caer al suelo. 

¿Por qué sus reacciones eran tan temerosas? No quiero imaginarme que tanto le deben haber estado haciendo para que reaccione de esa forma.

—JungKook. —me acerqué a paso lento.

—Ahora se van a reír aún más de mí. —murmuró tan bajo y tembloroso que pensé que en cualquier momento rompería en llanto.

—Yo-... Tú no me detuviste. —seguí avanzando hasta él hasta que finalmente mis pies quedaron a una distancia considerable de él. Me agaché para estar su altura.

—Tú me arrastraste. —no se movió ni un centímetro y yo asentí suavemente. Era un buen punto, pero creo que eso no era realmente importante en ese momento.

—Oye, JungKook, se supone que tienes más fuerza que yo y también una voz. No se supone que abuses de eso, pero si alguien está haciendo algo que no quieres solo deberías deci-...

—¿Y tú creés qué no lo he intentado? Lo he intentado millones de veces pero ellos no parecen tener piedad aúnque les diga que no quiero, ¿sabes lo horrible qué se siente no ser escuchado? —me interrumpió alzando tan solo un poco la voz, ésta sonaba más temblorosa y herida que antes.

—No ser escuchado —repetí para mí misma y mierda, sí que sabía lo que se sentía—, claro que se lo que se siente, por eso quiero ayudarte.

Llevó una de sus manos a sus lentes, retirandolos y dejándolos a un costado para luego frotarse el rostro casi con desesperación. No sabía si en sus planes estaba llorar, pero parecía ser que pronto se avecinarian las lágrimas. Dirigí una de mis manos a sus cabellos, pero apenas lo toqué, este tomó mi muñeca y levantó la cabeza, mirándome fijamente a los ojos.

—¿Así qué tú también planeas jugar conmigo cómo los demás? —apretó más su agarre y yo solo pude quedarme estática.

Editada.

Mi mascota; JJK (en edición) Where stories live. Discover now