Capítulo 8

647 69 12
                                    

Las diez de la noche. Un manto de humo cubrió el escenario y rápidamente dirigí mi mirada al escenario. Con los ojos iluminados por la emoción y una sonrisa adornando mi cara recibí a Kaito Kid que apareció apuesto delante de todos.

Miró a todos los presentes dándoles la bienvenida a todos. Cuando reparó en mí su mirada cambió a una más tierna dándome a mí también una bienvenida más especial, diferente al de los demás.

Me concentré en el escenario, ignorando lo que pasaba alrededor mío. Como siempre me fasciné y me sorprendía de todos los trucos que hacía. Cada uno diferente del otro y cada uno más espectacular.

Después de media hora de increíbles trucos de magia se despidió de todos y a mí me dedicó una tierna mirada, sosteniéndomela hasta que tras una capa de humo desapareció.

Al ver a mi copa, vi que debajo había una nota, como la que recibí en el anterior espectáculo.

Quiero volver a pasar un poco de tiempo contigo. Por favor, reúnete conmigo en el mismo lugar y misma hora que la última vez. Te esperaré impaciente.

Kaito Kid

La observé un momento con los ojos entornados y la releí otra vez

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La observé un momento con los ojos entornados y la releí otra vez. Una emoción recorrió por mi cuerpo al pensar en lo que podía pasar en aquel lugar. No podía esperar para que llegaran las doce y reunirme otra vez con Kaito Kid a solas.

Un movimiento a mi lado me hizo volver a la realidad. Me giré y vi a Kaito que había vuelto a sentarse a mi lado.

-¿Dónde has ido?- le pregunté.

-En cuanto acabó el espectáculo me fui rápido al lavabo. Como estabas mirando algo fascinado no te has dado cuenta- dijo con su característico toque de humor en su voz.

-Calla- le dije cogiendo mi copa y dando un sorbo.

Una risa se escuchó procediente de mi acompañante. Siempre, desde que le conocí, le había divertido molestarme de esa forma.

Seguí bebiendo algunas copas junto a Kaito para matar el tiempo antes del gran encuentro. Me divertía bastante junto a mi nuevo amigo y sus bromas que gastaba a veces a algunos clientes me divertían. Siempre, en cada momento, sabía qué hacer para sacarme una sonrisa.

Tras mi quinta copa observé el reloj y mi sorpresa fue que faltaban un par de minutos para el encuentro. Debía irme ya si quería llegar con tiempo. Me dispuse a decirle la típica escusa que da la gente a Kaito para poder abandonar el local.

-Eh, Kaito, voy un momento al baño- dije levantándome de la silla en la que estaba.

Kaito me miró con una sonrisa divertida antes de contestar.

-Sí claro, aquí te espero.

Me fui, un poco tambaleante antes de acostumbrarme al movimiento, hacia el baño. Sabía que la ventana que tenía era lo suficientemente grande como para que una persona cupiera dentro y así pude salir a la calle.

Caminé, con rapidez, para llegar al lugar citado. No me había dado cuenta de la emoción y el entusiasmo que tenía hasta que llegué. Parecía un niño que iba a ver su película favorita. A veces me avergüenzo de mí mismo.

Al poco rato de llegar apareció enfrente de mí quien siempre se gana mis miradas, Kaito Kid. Mi cara de asombro siempre estará presente, pero me forcé a dibujar una sonrisa para así lograr quitarme la cara de bobo que tenía.

-Buenas noches, mi querido detective- me saludó dándome un beso en la mano como un caballero.

-Buenas  noches, Kaito Kid- saludé yo intentando que sonara lo más sereno posible.

-Veo que hoy has traído un acompañante, siempre habías venido solo- me dijo con una suave sonrisa en su cara.

-Ah, b-bueno, e-es un buen amigo que acabo de conocer. Es muy buena persona- dije sin más. Era la verdad, desde el primer día que le conocí había sabido que era muy buena persona.

-Me alegra que hagas amigos, estaba preocupado de que no tuvieras- dijo con un tono burlesco por mi soledad que presentaba en las actuaciones.

-Tengo amigos, más de uno. Solamente que a veces disfruto estar solo- me quejé desviando la mirada molesto.

-No te pongas así. Mira, mírame- me dijo y sus enguantadas manos se posaron en mis mejillas forzándome a verle a los ojos-. Era solo una pequeña broma. Me gusta ver que siempre vienes a verme. Me alegra muchísimo ver estos preciosos ojos azules que tienes y quiero que solo me pertenezcan solo a mí.

Sus palabras me dejaron sorprendido, no podía moverme y me quedé estático perdido en su mirada.

Noté que, poco a poco, sus labios se iban acercando a los míos y sabía que me iba a volver a besar. Cualquiera se retiraría, sería lo normal, ¿o no? Ni siquiera le conozco, no me quiere decir su verdadera identidad y quiere besarme y que sea suyo así sin más. Cualquiera lo rechazarí, o es lo que pienso.

Pero yo no. Yo quiero estar así. No me importa el misterio que pueda representar, con que pueda disfrutar estos pequeños momentos a mí me sirve.

Pronto, aunque a mí me pareció una exquisita eternidad, se separó de mí con una dulce sonrisa en su rostro.

-Bueno, gran detective, me tengo que despedir. Espero que nos volvamos a reunir pronto.

Y sin siquiera darme tiempo a contestar desapareció. Dejándome un poco confundido. Sacudiendo mi cabeza e instalando una gran sonrisa en mi cara me volví al bar volviendo a entrar por la ventana del baño que había dejado abierta con anterioridad.

Salí del baño y me fui a reunir otra vez con Kaito que me miró mientras me acercaba y con una mirada confundida al verme aparecer con una sonrisa.

-Veo que te has tomado tu tiempo- dijo con una ligera risa al final.

-E-Eh, yo, n-no, e-es que...- balbuceé. No podía ni sabía qué decir.

-Es broma, no te preocupes. Ven aquí y sigamos bebiendo.

En cuanto me senté enfrente mío apareció una copa que rápidamente acepté. Kaito también había cogido la suya.

-Por una buena noche- me ofreció para brindar.

-Por una buena noche- dije y brindamos, bebiendonos toda la copa del tirón.

La noche avanzó muy rápido sin darme cuenta y muchas copas habían desaparecido por mi garganta, tantas que perdí la cuenta.

No sé en que momento pasó pero Kaito y yo éramos apenas casi los únicos presentes en el local. Nos habíamos ido a una esquina para pasar más desapercibidos. Como he dicho no sé en que momento pasó pero ahora mismo Kaito me estaba besando.

No tenía ni idea qué hacer y tampoco tenía fuerzas para hacer algo. La borrachera se había llevado mis fuerzas y las manos de Kaito en mis hombros no ayudaban mucho.

Y volvió. La sensación de estar besando los labios de Kaito Kid volvió a estar presente dentro de mí. ¿Me estaré volviendo loco?

BoulevardWhere stories live. Discover now