Capítulo 9

590 61 5
                                    

Un dolor de cabeza me hizo despegar, lentamente, los ojos. Poco a poco comencé a parpadear dándome cuenta del agudo dolor de cabeza que me comenzaba a surgir.

Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no reconocía el lugar en el que me encontraba. Definitivamente esta no era mi casa. Me levanté perezoso para poder examinar aquella casa y me vi con un pijama. ¿Qué había pasado ayer?

Lo único que recordaba fue el momento en el que me reuní con Kaito Kid. Luego volví al bar junto con Kaito y comenzamos a beber. A partir de ahí todo estaba en blanco. Condenado alcohol.

Con pereza me moví hasta la puerta y la logré abrir. En ese momento escuché algunos ruidos que venían de la planta de abajo y mi curiosidad aumentó. Lentamente, con los ojos aún soñolientos, me dispuse a bajar.

Una vez abajo me dirigí hacia el sonido que  descubrí que venía de la cocina. Al abrir la puerta vi que Kaito estaba cocinando algo que no pude lograr ver. Cuando entré se giró y vi que en su cara había una suave sonrisa.

-Buenos días Shinichi- me saludó mientras ponía en un plato un par de tostadas.

-Eh, buenos días- dije con el cansancio aún presente en mis palabras.

-¿Cansado por todo lo que pasó ayer?- dijo volviendo a prestar atención al fuego.

-Em... la verdad, es que... no me acuerdo qué pasó- confesé mirando avergonzado a otro lado.

-Es que bebiste muchísimo. Tuve que traerte aquí porque te desmayaste antes de que cerraran el bar- dijo riendo.

-No es gracioso...solo...es que...

-Tranquilo, no me importó. ¿Qué quieres para desayunar? Tengo tostadas, chocolate...aunque creo que a ti te gusta más el café...

-Tostadas y café está bien- dije sentándome y esperándole.

-Recibido, ahora mismo lo tendrás, solo espera un momento.

Lo dijo con una sonrisa en su cara, como si se hubiera relajado de algo que le preocupara. Pero aunque me pareció algo extraño, lo dejé estar. Al fin y al cabo la resaca ocupaba toda mi cabeza.

-Aquí tienes, que aproveche- dijo Kaito poniendo un plato enfrente mío un par de tostadas y una taza de café.

Vi que se sentó a mi lado con otro par de tostadas y una taza de chocolate caliente.

-Gracias, igualmente.

Nos dispusimos a comer y entonces vi como untaba sus tostadas con más chocolate.

-Veo que sigues con tu obsesión del chocolate- dije mirando disgustado la cantidad de dulce que se quería llevar a la boca.

-¿Qué quieres que te diga? Me encanta lo dulce- dijo sonriendo mientras me miraba y le daba un mordisco a su tostada.

Yo lo dejé pasar, era Kaito después de todo. Me limité a comer el desayuno que me había preparado Kaito y noté como, después de tomar mi café, mi cuerpo lo agradeció como si le hubiese dado lo que pedía a gritos desde que me levanté.

-Oye Kaito- dije dejando mi taza a un lado.

-Dime, Shinichi, ¿qué pasa?

-Es que, no me acuerdo de lo que pasó, y tengo curiosidad de que, si sabías donde vivo ¿por qué me trajiste a tu casa?

-Bueno, es que la verdad, yo tampoco me sentía muy bien y no lo pensé. Cuando me di cuenta ya estaba aquí contigo en mi espalda- dijo soltando una breve risa.

-Esto de beber demasiado se me está descontrolando. No puedo beber así otra vez- me quejé poniéndome una mano en la frente.

-Por un día está bien. Almenos pudiste disfrutar un poco después de todos esos días de trabajo.

-¿Trabajo...? ¡Espera, ¿qué día es hoy?!- pregunté alarmado.

-Es sábado...¿por qué?-dijo confundido.

-Buff... qué susto. No es nada, es que creía que tenía que trabajar- dije sacando un pequeño suspiro de alivio.

-Solo faltaría que también tuvieras que trabajar en fin de semana.

Disfruté de la mañana que estuve con Kaito y al medio día no me dejó irme a mi casa a descansar. Me obligó, literalmente porque me estaba empujando por las calles, a ir a un restaurante porque quería comer conmigo.

Decía que ahora que por fin no tenía trabajo de por medio, podía divertirse conmigo. Y lo único que yo quería era descansar de todo el cansancio que sentía. Pero me vi obligado a seguirlo.

Estábamos en un restaurante en el cual no había estado nunca, pero parecía que Kaito era muy conocido ya que todo el mundo le saludaba.

-Veo que eres popular por aquí- le comenté mientras observaba a mi alrededor.

-Sí, es que vengo mucho y todos ya me conocen- me respondió mirándome atentamente.

A veces sus miradas me incomodaban y me ponían nervioso. En esos momentos intentaba respirar y tranquilizarme, al fin y al cabo siempre es así de alegre.

Pronto nos atendieron y pedimos nuestra comida que no tardaron en traer. El olor de mi carne me llegaba y, sinceramente, se me hizo la boca agua cuando di mi primer bocado.

-Esto está delicioso- dije mientras miraba a Kaito que también había comenzado a comer su plato.

-¿Verdad que sí? Y tú que no querías venir.

-No es eso, es solo que quería descansar- dije mirando a otro lado.

-Sabes que no hubieras querido venir sino es que yo te arrastraba.

-Si tú lo dices...

-Claro que lo digo, porque es la verdad.

Me reí un poco, después de todo Kaito siempre intentaba divertirme. Cuando acabamos dimos un ligero paseo pero al verme como me encontraba me acompañó hasta mi casa.

Me lo había pasado bien con él. Siento que hace poco que le conozco pero ya no podía estar sin él. Cuando llegué a casa él se despidió y se fue. Me quedé afuera hasta que se fue y desapareció por la esquina de mi calle.

Entré en mi casa, algo cansado, y me fui directamente a mi habitación. Kaito me había prestado algo de ropa porque no tenía para cambiarme y la verdad es que me senataba bien. Me cambié por el pijama y me tumbé.

Esto es muy confuso. Mis recuerdos de la noche anterior eran muy confusos y eso me molestaba mucho. No sabía ni cuantas copas me había bebido, pero no tenía pensado en volver a hacer lo mismo.

Lo que más me molestaba era que tenía la sensación que había algo importante que no recordaba, algo que debería de recordar pero no podía, me era imposible. ¿Qué debe de ser?

BoulevardWhere stories live. Discover now