Capítulo 11

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Volvimos a la oficina de policía para así desvelar al asesino de Natsumi-san. Tenía todo lo que se necesitaba para inculpar al culpable y es lo que iba a hacer.

Pronto nos dirijimos a la oficina donde se encontraba Megure con los dos sospechosos presentes y me fui a sentar al lado de Megure. Kaito, que también había entrado conmigo, se sentó a mi lado. Seguro que querrá verme actuar.

-Kudo-kun, según lo que me has dicho, ya sabes quien es el culpable ¿verdad?- me dijo Megure.

-Sí, inspector, sé quién fue el culpable que asesinó a Natsumi-san.

-Entonces, ¿dónde está? ¿Quién fue? ¿Por qué no está aquí?- dijo Hotaro-san gritando y mirando a su alrededor.

-¿Es que aún no te has dado cuenta? El culpable está ya en esta sala- dije decidido mirándolo desafiante.

-¿Cómo que está en esta sala? ¿No insinuará que uno de los dos asesinamos a mi antigua novia?

-Sí, exactamente. Uno de los dos creyó que la presencia de Natsumi-san era una molestia y que era mejor que desapareciese. He encontrado testigos que afirman el odio que sentía el culpable por la víctima- comencé a explicar.

-Eso es verdad, yo también lo he escuchado- dijo Kaito intentando apoyarme.

-¿Y quién es él?- me preguntó Megure que no se había dado cuenta de su presencia.

-Solo un amigo, me ha ayudado antes con la investigación- le expliqué.

-Es verdad que no nos llevábamos muy bien con Natsumi-san, pero no la mataríamos por ese motivo- dijo esta vez Aoyama-san, la novia.

-No, el odio no fue el motivo. Fue otro motivo más concreto que hizo que no pudiera soportar que la víctima viviese. Como tengo entendido, la víctima había decidido cortar vuestra relación hace un año. El motivo fue que no le gustaba la actitud de Hotaro-san- seguí mi explicación.

-¿Y eso qué? No me importó que me dejara- volvió a decir nervioso.

-Sí, no te importó, porque aunque comenzaste una relación con Aoyama-san, no dejaste de intentar volver con Natsumi-san. Ella siempre te rechazaba y no quería saber nada de ti.

-Pero ese no es ningún motivo para que la matará- dijo levantándose de la silla en la que estaba sentado.

-¿Yo he dicho que tú eres el asesino? No, Hotaro-san, tú no la mataste. La única que mató a Natsumi-san fuiste tú, Aoyama-san- acusé mirándola directamente.

Todos quedaron en silencio. Uno algo incómodo. Las miradas se centraron en la culpable que se encontraba con los ojos abiertos de par en par sin saber cómo reaccionar.

-¿C-Cómo que yo la maté? ¿Qué motivos tendría? - susurró apenas siendo audible.

-Sí que tenías un motivo. Uno muy importante. Como ya he dicho Hotaro-san acosaba a Natsumi-san para que volviera con él incluso cuando él ya estaba contigo. Pensó que toda la culpa la tenía ella y que si se deshacía de Natsumi-san entonces Hotaro-san se olvidaría de ella.

Ella tragó saliva y pensó cuáles eran sus posibilidades.

-Pruebas ¿Qué pruebas tienes que fui yo quien la mató?

-No pensaste bien cuando la mataste por eso- no me dejó seguir porque Aoyama-san me interrumpió.

-¡He dicho que me enseñes las pruebas!- gritó levantándose de golpe de su lugar.

-Lo que iba diciendo, como no pensaste y actuaste con tus instintos, en el arma aún quedaron tus huellas junto a la sangre de la víctima. Esa es una prueba inconfundible.

-Pero no se ha encontrado...el arma no se ha encontrado en ningún lado...-dijo volviendose a sentar.

-Se equivosa Aoyama-san, sí que lo hemos encontrado. Ahora mismo lo están analizando- dijo esta vez Megure.

-F-Fue su culpa ¡Fue su culpa! Si no se hubiera interpuesto entre Hotaru-kun y yo esto no tendría que haber pasado.

Sus llantos se escucharon mientras era arrestada y llevada por el inspector Megure.

-Eso fue increíble, Shinichi- dijo con los ojos iluminados de la emoción.

Cuando todo había acabado nos habíamos ido y ahora estábamos de camino a casa.

-¿Lo es? Yo lo veo normal- dije sin interés.

-¿Pero qué dices? Ver cómo has desmantelado la verdad y la has expuesto delante de todos. Me lo he pasado muy bien. Estoy contento de haber venido.

-Supongo que ahora querrás venir mucho más ¿verdad?

-Como me conoces. Tienes que llevarme siempre que puedas o si no me las apañaré para ir sin que me puedas parar.

-Eres incorregible- dije con un suspiro siguiendo mi camino.

-Pero te diviertes conmigo ¿no?- dijo cogiéndome del brazo.

Le miré. Sus ojos me miraban de una forma que no logré descifrar, pero me hacía sentir nervioso.

-S-Sí, sí que me divierto- dije sin despegar su mirada de la mía.

-¿Ves? Fue muy bueno el habernos conocido ¿verdad que sí?

-Aish, sí, s-si soy sincero, yo...yo ya...no me imagino estar sin ti- dije desviando la mirada.

Lo que acababa de decir me había hecho sentir mucha vergüenza y no pude mirarle. No sabía cómo había reaccionado ni cómo era su expresión en ese momento. Pero de un momento a otro, sentí sus brazos rodeándome y apretujarme.

Kaito me estaba abrazando y yo no sabía cómo reaccionar.

-Shinichi, yo siento lo mismo- me dijo en el oído arrancándome un escalofrío.

-Oye...Kaito- dije sin pensar. Creía que era el momento de preguntar lo que siempre me estaba pasando por mi cabeza.

-Dime Shinichi- dijo separándose un poco de mi sin soltarme de los hombros.

-Pues...el día que...me emborraché tanto ¿sabes?

-Sí, ¿qué pasa?

-Pues es que... siento...que hay algo que no logro recordar. Algo importante.

-Y quieres saberlo ¿verdad que sí?

-Sí, es que siento que es algo que no debía haber olvidado.

-Pues si quieres te puedo mostrar lo que pasó- dijo mirándome.

Poco a poco, lentamente, se acercó a mi cara. Yo solo me limité a mirarle a los ojos sin saber cómo reaccionar. Y no pude hacer nada cuando mis labios estaban sobre los suyos. Me estaba besando, otra vez, y otra vez sentía como si fueran los labios de aquel mago.

¿Esto era lo que había pasado y que no recordaba? ¿Me había besado mientras estaba borracho?

Pero ahora mis sentimientos y mi reacción me intrigaban más. Se suponía que me gustaba ese mago famoso pero mi corazón late con fuerza bajo el beso de Kaito. No entiendo lo que me está pasando.

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