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Cada persona llega a nuestra vida, por alguna razón, algunas vienen a enseñar. En ese grupo de personas se encuentra Malena, que me ha enseñado muchísimas cosas sobre la amistad, la hermandad, y la confianza, también esta Hale, un chico dulce que a pesar de ser tan indecisa, y sigue ahí. Luego están otros tipos de personas, que solo vienen a mi vida joder, no hay palabra que lo pueda explicar mejor. Ruggero era esa persona, el que solo llego a confundirme, que con esos ojos marrones que me encantan, me hipnotizo pero que nunca quiso mas conmigo. Que decirles no podía no extrañarlo.
- "abre la puerta" – leí el mensaje de Hale. Sonriendo como una idiota me dirigí a la puerta. Al abrirla me encontré con una pequeña caja y unas rosas en el piso. Al abrir la Caja, me encontré con un reloj Rolex, preciosísimo, y por su belleza se notaba que era carísimo.
- "No lo puedo aceptar Hale" – le envié a penas cerré la puerta
- "Linda es un regalo de mi para ti" – sonreí de nuevo
- "Te voy a visitar, voy para ya, Besos xx" – le envié de nuevo, cogí todas mis pertenencias para salir hacia el restaurante.
El camino era corto, el Mall en donde trabajaba Hale era relativamente cerca, hacia frio pero Hale vale la pena. Y estaba dispuesta a resfriarme solo por verlo.
- Buen día Lorena... – Dije con una sonrisa al entrar al local.
- Buen día Karol, que linda estas hoy... – Dijo la señora de 49 años, era un amor.
- Gracias... ¿De casualidad estará...?
- ¿Hale?, por supuesto que si linda está trayendo unos pedidos en la cocina, si quieres ve.
Salí deprisa a sorprenderlo pero al llegar él estaba parado mirándome desde el umbral de la puerta con su típica sonrisa.
- Señorita, ¿A dónde se dirige? – Pregunto de manera divertida
- A buscarte, es obvio. Gracias por el obsequito esta hermoso
- No es nada hermosa, espero te haya gustado.
- ¿Gustar? Me encanto. – Sonreí como una niña pequeña, y ahí me di cuenta cuan concurrido estaba el local, y solo estaba Hale atendiendo – Quiero ayudar.
- No, claro que no, tú vas y te sientas haya hasta que termine – me dijo como si de un padre se tratase.
- Iré por un uniforme – ignore su comentario. Y no le quedo más de otra que aceptar o aceptar mi propuesta.
Ayude a Hale lo más posible, las horas pasaban volando, pero de verdad me divertía ayudar. Era lindo trabajar juntos.
- ¿No es obvio?, está ayudando al novio. – Contesto con brusquedad Ruggero, yo solo lo mire con recelo.
- ¿Tenes Novio?, Espera, ¿Es el chico que trabaja aquí?, ay no lo puedo creer Malena tenía razón – Dijo Cande emocionada
- ¿En Qué? – Fruncí el Ceño.
- En que ese chico, si era para vos, ¿porque no lo traes? Quiero conocerlo mejor – No sabaia si era buena idea, puesto que Ruggero estaba sentado en frente de mi con una mirada acusadora. Pero debo admitir que mi lado masoquista quiere ver algún tipo de reacción por parte de él. Buena o mala, no importa. No me gusta la frialdad como me mira.
- Claro, en un minuto viene – sonreí con superioridad mirando a la pareja – Diganme sus pedidos, para traerlos con el – Volví a sonreír.
- Yo quiero, un Crep de fruta, ¿Vos amor, que queres?
- Yo no quiero nada – dijo Ruggero sin quitar la mirada de mí, la verdad ya me estaba incomodando.
- ¿De verdad?, si recién dijiste que morías de hambre....
- No quiero nada dije – interrumpió Ruggero un poco enojado.
- Okey, en un momento traigo tu pedido Cande – dije incomodada – Ya vuelvo – me voltee hacia la cocina.
