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¡Usted!

Capítulo 2

¡Usted!

–Andrea está en su departamento apunto de tomar una de las peores decisiones de su vida, está desesperada lleva más de cuatro meses sin trabajo, Fernando su novio la engaño con su mejor amiga y de su hermana tiene casi cuatro años que no sabe nada, su vida es un desastre.

ANDREA – lo siento –dice cuando acaricia una foto de sus padres– les falle –sus lágrimas mojan la fotografía– no fui lo que ustedes esperaban –dice mientras abraza la fotografía y la pega a su pecho- sé que estaré mejor a su lado –toma la pistola y se la coloca en la sien, cuando está apunto de jalar el gatillo una llamada hace que no lo haga, suspira suelta la pistola llorando, no puede creer lo que estaba a punto de hacer, toma el celular– diga –dice tratando de controlar sus lágrimas–

DESCONOCIDO – es usted la señorita Andrea Belmonte –dice una voz distorsionada–

ANDREA – si ¿Quién habla? –contesta intrigada–

DESCONOCIDO – eso no importa –dice y Andrea hace a colgar el teléfono pensando que es una broma– no cuelgue, la noticia que le voy a dar es muy difícil para usted

ANDREA – ¿Qué pasa? Si esto es un juego es de muy mal gusto –dice Andrea sorprendida aún no entiende porque no ha colgado la llamada–

DESCONOCIDO – su hermana falleció –le dice la voz y Andrea se pone una mano en el pecho–

ANDREA – ¡qué! contesta sorprendida, eso no puede ser –la voz la interrumpe–

DESCONOCIDO – si Aranza está muerta, hoy cumple cuatro meses y el caso lo cerraran

ANDREA – ¿Qué cuatro meses? –Dice impresionada, no sabe cómo reaccionar, la noticia no la ha podido asimilar– ¿Qué caso?

DESCONOCIDO – escuche bien lo que le voy a decir, tiene que anotar la dirección donde vivía su hermana –Andrea toma un papel y un lapicero y anota–

ANDREA – ¿está usted seguro? –dice pero la llamada la cortan–

–cuando Andrea se da cuenta lo que le acaban de decir no puede soportarlo, y se desploma llorando, no puede ni hablar, su hermana no puede estar muerta, ella no–

–Irina el día de hoy antes de ir a la facultad se dirigió al panteón, todavía no puede creer que hayan pasado cuatro meses desde la muerte de su amiga, llego frente a la tumba de Aranza y coloco unas rosas lilas eran sus preferidas, las puso en los floreros y se sentó sobre la tumba–

IRINA – hay amiga no sabes la falta que me haces, hay noches que no puedo dormir y es tu culpa ¿lo sabes verdad? –Dice sonriendo mientras se limpia una lágrima– hoy veré al investigador para saber si tiene datos de tu hermana, discúlpame por revisar tus cosas, pero necesitaba saber cómo se llamaba, aun no entiendo porque tú y yo nunca hablamos de nuestras familias, ¿cómo era posible que fuéramos amigas si no sabíamos lo más importante una de la otra? Aranza hoy cierran el caso y yo no puedo creer todavía que haya sido suicidio, no había una sola razón para hacerlo –acaricia la tumba– yo sé que tu no podías ser capaz de algo así, tú amabas la vida, y luchábamos por salvarla, no entiendo que paso –sus ojos se llenan de lágrimas y siente como una mano le toca el hombro–

SAÚL – sabía que ibas a estar aquí –dice tocando su hombro, Irina voltea, sube la mirada y se levanta, Saúl la abraza– ¿la extrañas mucho? –ella asiente–