Una oportunidad

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Capítulo 27

Una oportunidad


–Andrea no podía creer lo que estaba viendo Samuel la miraba sonriendo mientras un hombre que por toda la decoración y su aspecto sabía que era un juez la observaba, Samuel se acercó a ella y la tomo la mano–

SAMUEL – sé que esto es apresurado pero no quiero estar otro día más sin ti –Andrea lo miraba impresionada, todo era hermoso, todo estaba perfecto–

ANDREA – Samuel yo –hablo tratando de controlar su emoción realmente Samuel era un hombre maravilloso nunca se imaginó que alguien haría todo eso por ella, ese romanticismo pensó que solo lo vería en películas más no en la vida real y mucho menos que alguien lo hiciera por ella, Samuel le tomo la mano–

SAMUEL – Andy no te quiero presionar y si tú crees –Andrea no dejo que continuara hablando tomo su rostro y lo beso, de una forma dulce, Samuel la rodeo con sus brazos y siguió con delicadeza besándola, hasta que el Juez carraspeo y ellos se separaron– ¿entonces es un sí? –Andrea asintió con los ojos llenos de lágrimas y caminaron juntos tomados de las manos hasta ponerse en frente del juez–

–El juez empezó la ceremonia, Andrea y Samuel se observaban maravillados, enamorados y con la ilusión de un amor para toda la vida, Samuel se perdía en sus pensamientos imaginando los hijos que podrían tener, la familia que iban a formar y los viajes que él quería realizar al lado de Andrea, ella por su parte lo miraba y se perdía en su ojos y aunque tenía miedo, estaba convencida que esa era una buena decisión–

–JUEZ – que pasen los testigos –pidió el juez, los testigos que fueron amigos y empresarios que conocían a Samuel y que sabían que estaba realmente enamorado, ya habían firmado el acta– ahora los contrayentes –Andrea tomo el lapicero lo miro, Samuel sonrió y ella firmó, ella le dio el lapicero a Samuel y esté firmo sin dudar en nada– por el poder que me otorga las leyes de reforma los declaro marido y mujer –el Juez los miro sonriendo– puedes besar a su esposa –dijo y Samuel tomo a Andrea del rostro para dejar un beso, los testigos empezaron a aplaudir y los meseros se acercaron con las copas de brindis y unos canapés para festejar a los recién casados–

ANDREA – ¿pensaste en todo? –Andrea tomaba un canapé y miraba a Samuel–

SAMUEL – dime que te gusto

ANDREA – me encantó, Samuel todo fue tan lindo tan romántico, me haces sentir una mujer especial, amada

SAMUEL – pero es que eso es lo que eres para mí eres la mujer más especial del mundo, y te amo –le acaricio el rostro y la beso– y me muero por estar solos –Andrea sonrió sonrojada, mientras los amigos de Samuel se acercaban–



–Irina se separó un poco de Flavio y esté le limpio con su dedo pulgar algunas lágrimas–

FLAVIO – ¿Qué pasa? Nunca pensé que esté lugar te pusiera así

IRINA – perdón Flavio es que a veces los recuerdos me invaden

FLAVIO – no me digas que aquí viniste con Saúl, pero que mala pata la mía –Irina negó y lo miro sonriendo– ¿entonces? Si quieres nos vamos

IRINA – no Flavio discúlpame lo que pasa que últimamente ando muy sensible, pero este lugar me encanta, Ven –Irina le tomo la mano y lo dirigió a la mesa–

FLAVIO – Irina cuéntame algo de ti

IRINA – ¿Qué quieres saber?

FLAVIO – de tú familia no quieres hablar –Irina negó– entonces de tu familia no, mejor dime porque medicina –Irina sonrió–

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