Pijamada no Pijamada

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— ¡No quiero irme todavía! —Mueve la cabeza en negación. —Solo un rato más y me voy.

—Christian son casi las 21:00, tus padres han de estar preocupado —insisto, la última vez que se fue tarde sus padres armaron un alboroto tremendo.

—Es solo media hora más Sophie, deja de preocuparte.

—Christian si quieres te puedes quedar —sugiriere Abby —. De todas formas es tarde para que andes por ahí conduciendo.

— ¿Lo dices en serio Abby? —Los ojos le brillan de pura felicidad.

—Sí, no te preocupes yo hablo con tus padres —mi hermana se vuelve hacia mí, creo que ya se ha dado cuenta de mi cara de: ¿Te has vuelto loca, Abby? —, quita esa cara de espanto Sophie.

—No es de espanto, es solo que no pensé que fueras tan liberal con respecto a esto —murmuro, si, esta vez no pudo actuar como una madre normal.

—No estoy diciendo que pueden dormir juntos, solo que se puede quedar en la habitación de huéspedes o en el sofá —esta se concentra en Christian—. ¿Te quedas o no?

—Eres la mejor hermana del mundo Abby.

—Ya lo sé querido, pero repito, ambos van a dormir en habitaciones separadas ¿entendido?

—Okay —respondemos al unísono.

Abby comienza a marcar en su celular el numero de los padres de Christian y desaparece escaleras arribas. Este y yo nos miramos, me encojo de hombros antes de subir a arreglar la habitación.

Christian arregla la cama mientras yo abro las ventanas, limpiamos el piso, ordenamos los tacones de Abby en el closet, colocamos mis libros viejos en la estantería, organizamos lo máximo posible.

— ¡Listo! —anuncie mientras daba saltitos, por raro que parezca la idea de que Christian se quede a dormir me emociona, es una señal de que a Abby le agrada, y créanme que a Abby no le agrada todo el mundo.

—No puedo creer que Abby sugiriera que me quedara —me sonríe tímido.

—Sera como una pijamada solo que tú no te vas a quedar en mi cuarto ni vamos a pintarnos las uñas, no hablaremos sobre chicos y tampoco habrá nada de karaoke —me callo antes de poder terminar de hablar, en teoría no haremos nada a parte de dormir, nada parecido a lo que Iván y yo solíamos hacer, no es que Iván me hablara de chicos.

—Admito que no tenía emoción por las uñas —sonríe. — y muchos menos por la charla sobre chicos

—Ummm creo que ya me debería ir a dormir —digo fingiendo tener sueño.

—Okay y tranquila que no me quedare con esto —se señala de pies a cabeza, luce gracioso con la ropa de papá, los pantalón exageradamente anchos al igual que la camisa.

—Te sienta bien —le respondo en burla—. Estas listo para el próximo desfile de moda que hagan en Milán.

—Buenas noches Powell, que duermas bien —me guiñe, entra a la habitación y cierra la puerta.

No puedo dormir, no le encuentro acomodo a la almohada, escucho el sonido de uñas rasguñando las patas de la cama... Y el frío, hoy tenía que ser el día en el que Sophie Stephanie Powell no sea capaz de soportar el frío. Tomo mi almohada y una manta, salgo al pasillo como una espía en cubierto, ¿podría ir con Abby? Aunque ésta se burlara de mí por lo menos una semana, por otro lado esta Christian quien posiblemente me lo recordara siempre, algo en común que tienen Christian y Abby es que a ambos les gusta fastidiarme, aunque pensándolo bien siempre puedo sacarle en cara a Christian aquella vez que Abby lo golpeo con una escoba por intentar entrar por la ventana de la sala.

Mil Palabras Por Decir Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz