Los momentos se marchitan

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Un año antes.

Abro los ojos a pesar de no querer volver hacerlo, ya no quiero seguir viviendo en esta maldita pesadilla. Intento superarlo todo, seguir adelante pero, no puedo cuando aún sigo con un chico que me lástima y una familia dispuesta a acabar conmigo y mi hermana por dinero. A veces no sé si realmente tengo un propósito, si Dios de verdad tiene un plan para mí, de lo contrario; ¿por qué tengo que sufrir tanto?, Tal vez no sufro de hambruna como los niños de áfrica, ni tengo una enfermedad terminal como el cáncer sin embargo creo que es suficiente castigo todo lo que me ha sucedido en los últimos tres años.

Me arreglo frente el espejo, ocultando cualquier señal de cansancio o tristeza debajo de los polvos del maquillaje, a pesar de que esté destrozada debo de seguir fuerte por el bien de lo que me queda de familia, como quisiera que Abby volviera a ser tal feliz como lo era antes, feliz cuando salimos de paseo al parqué y luego a por un helado de coco.

Salgo de mi habitación y reviso la de mis padres en busca de Abby, antes la habitación solía estar impregnada con el perfume de Mamá, una fragancia tan dulce que sonreías al olerla: la cama hecha y las cortinas corridas dejando entrar la luz del sol. Ahora en cambio está totalmente a oscuras, ya no hay perfume solo la nada, cierro la puerta a pesar del dolor que causa la idea de superarlos, de seguir adelante.

Busco en la otra habitación y tampoco la encuentro, ha de estar en la cocina. No puedo creer lo que veo, ahí está Abby en el comedor con una colilla de cigarro en la mano, la irá florece tan rápido que no soy consciente de cuándo lo ha hecho, le sacudo el hombro sin mucho cuidado, ¿cómo quiere conservar mi custodia cuándo no es capaz ni de hacer las compras de la semana? Sí, sé que ella no quería nada de esto, yo tampoco lo quería pero nadie me lo pregunto.

—Me voy al instituto, nos vemos luego, Abigail —me giro al ver que se despierta.

— ¡Espera, Sophie! Te prepare el desayuno, está en el microondas —sonríe somnolienta mientras se levanta de la silla—. Pensé que quizás podría llevarte al instituto, y cuando termines las clases ir a comer.

—Demasiado tarde, hoy me lleva Sheila y luego iré a la biblioteca, quizás la próxima vez, hermana —ya no puedo con esto, no seguiré mintiéndole a Christopher, Abby no está bien.

—Sophie, yo... —Se acerca con la intención de abrazarme.

—Ya voy tarde —la esquivo y salgo de la casa a toda prisa.

Llevo los audífonos puestos mientras voy caminando por el vecindario, necesitaba un tiempo para conectarme conmigo y qué mejor idea que ir caminando al instituto, bueno, caminar hasta la estación del metro o la parada del colectivo. Sonrío cada vez que Adele o Ed. hacen su debut en mi celular, es simplemente droga para mis oídos; me detengo en una de las avenidas lista para cruzar la calle cuando el auto de Zach aparca frente a mí, un nudo se me forma en la garganta y el corazón me palpita a toda velocidad.

Las piernas me tiemblan mientras más cerca estoy del auto, es idiota correr o gritar, todos están muy ocupados con sus frívolas vidas y pensamientos avariciosos, tal vez una que otra persona me vería sin embargo no haría nada el respecto esperando a que otro lo haga. Me subo al auto templando del miedo.

—No contestaste mis llamadas anoche —su voz es firme y serena —. Sabes cómo me pongo cuando no lo haces, princesa.

—No pude hacerlo, estaba ocupada Zach —la voz se me quiebra al sentir su mano en mi muslo, un escalofrío acompaña a la pérdida de voz—. Abby sigue mal, tal vez peor que antes.

— ¡Maldición, Sophie! ¿Por qué no me llamaste? —Ya no está sereno sino enfadado, apretando la mano en mi pierna. Siento que no puedo respirar, como si estuviera dentro de una pecera con los tobillos encadenados al fondo, viendo mi campo de visión oscurecerse más y más. Tengo miedo, tengo miedo de él. Él es el monstruo que veo al cerrar los ojos.

— ¿Qué podrías haber hecho tú?, ¿Habría alguna diferencia de haberte llamado? No soy de cristal, puedo manejarlo aún —controlo mi respiración, Zach está tranquilo así que necesito saber emplear eso a mi favor, espero haber usado un tono de voz prudente.

— ¿Ya desayunaste? —Pregunta haciendo caso omiso de mi repuesta anterior.

—Sí, Abby me ha preparado el desayuno —no es completamente una mentira. — No tienes de que preocuparte.

Zach mantiene su mirada en mí por un par de segundos más antes de comenzar a conducir, me relajo un poco, al menos en el instituto puedo estar lejos de todos. Sentada en la biblioteca puedo dejarme llevar en mis pensamientos.

No soy consciente de que hemos tomado el camino equivocado hasta que vislumbro el cafetín favorito de Zach, el instituto está hacía al Este de la ciudad no al Oeste, el corazón aumenta de ritmo de nuevo —cosa normal cuando estoy a su lado, y no precisamente porque lo ame—, pienso en una manera de aparentar tranquilidad sin que luzca muy fingida.

— ¿A dónde me llevas, Zach? No puedo faltar hoy al instituto, mis profesores llamaran a Christopher para notificar mi ausencia —creo que hable bastante relajada, o al menos eso espero—. ¿Qué pasa si Abby va a buscarme y no me encuentra? No podemos arriesgarnos así —no sabes cuantas veces le he pedido a Dios que te aleje de mí.

—No irás a ningún lado ¿entendido?, no hasta que comas y descanses —deja un leve beso en mis labios—. Y solo podrás hacer todo eso en mi casa, donde yo puedo protegerte.

—Zach siempre me cuidas, y estoy bien, no necesito nada de eso —las palabras han sido como comer clavos—. Hoy tengo un examen importante y necesito aprobar...

—Tú solo descansa, prometo que yo lo voy a solucionar todo —toma mi mano y la besa sin apartar la mirada del camino. Ojalá hubiera sido lo suficientemente inteligente como para saber que esos ojos verde esmeralda y cabello de miel eran los atributos del mal mismo.

Cierro los ojos dándome por vencida. Zach es un tornado, y todos saben que no puedes luchar contra un tornado, solo esperas a que lo peor pase. Cuando vuelvo a abrir los ojos estoy enfrente de la casa de Zach, siento sus manos bajarme del auto y llevarme dentro de la casa, hogar infernal hogar.

— ¿Me llevas a tú habitación? Pensé que íbamos a comer primero —apoyo la mejilla contra su pecho, su corazón sonando en mis oídos.

—Que mal piensas de mí—se ríe —. Primero vamos a comer y luego te darás un baño para ir a dormir.

—Como digas papá —le saco la lengua, tal vez hoy es nuestro día neutro—. ¿Qué vas a prepararme? Espero que algo con chocolate porque...

—Sé que amas el chocolate, tengo que recordar todo lo que le gusta a mi novia —me sienta en una de las sillas del comedor—. ¿Waffles con fresas?

— ¿Con crema batida? —Me lamo los labios de solo pensarlo.

—Todo lo que desee y salga de la boca de mí chica —se da la vuelta para preparar un desayuno decente, no sabe cuánto detesto las barras energéticas, es lo único que he comido en lo que va de semana, no es que Christopher lo sepa por supuesto y pues Abby no se ha dado de cuenta.

—Está delicioso, ¿me pasas la crema batida? —Se siente como la gloria, mi estómago canta de alegría.

—Aquí tienes —acerca la lata de metal hacía mis dedos, sus ojos se quedan fijos en mi clavícula, algo no anda bien en esa mirada. — ¿Has estado comiendo bien, Sophie?

Agacho la mirada, sé que no es prudente contarle como van las cosas, que no debo de confiar en él, pero no tengo a nadie más con quien contar—Abby lleva tres semanas sin comprar comida y Christopher no lo sabe, está muy ocupado con todo lo de la demanda de mis tíos. No puedo preocuparlo diciéndole que Abby casi no duerme, que está ausente la mayor parte del tiempo y que no tengo dinero para comprar nada muy ostentoso, solo galletas y esas cosas. Me quieren alejar de mi hermana, dicen que Christopher y ella no están en capacidad de cuidarme, que mi salud empeoró, no sé qué va a pasar conmigo Zach. Las cosas estaban bien y luego volvió la tempestad... —Siento como las lágrimas me inundan los ojos, y francamente no me importa que él me vea llorar.

— ¡Esos infelices! ¿Qué más quieren de ustedes? Ya se les dio el dinero que pedían para dejarlas en paz y ahora vuelven por más. Sophie te prometo que si ellos llegaran a quitarle la custodia a Abby, yo te sacaría a ocultas de esa casa y te llevaría a algún lugar donde no te puedan encontrar, terminaría con tu dolor —se levanta de la silla y me abraza. Es en estos momentos en los que pongo en duda lo que siento por él, después de todo, forma parte de las personas estables en mi vida. — Y entiende a Abby, la única familia que tiene ahora eres tú y ellos te quieren arrebatar de su vida.

—Lo sé, solo quiero que todo termine —éste limpia mis ojos con ambos pulgares, luego sujeta mi rostro entre sus manos y me besa.

Envuelvo los brazos alrededor de su cuello y las piernas alrededor de su cadera, Zach me mantiene sujeta de los muslos de camino a su habitación. Las cosas se están saliendo de control, de un beso pasamos a tener mi camisa y la suya en el suelo, la respiración de ambos se entrecorta cada vez más, tengo que detener esta locura antes de que sea demasiado tarde, no quiero que esto ocurra así, no con él.

—Zach, por favor...—Coloco la mano en su pecho y lo alejo.

—Tranquila Sophie, sé que contigo tengo que ir despacio —vuelve a besarme solo que esta vez más lento, nada tan fuerte ni rígido.

—Ayúdame —masajeo sus hombros con intención de distraerlo —. Quiero perderme, aunque sea por unos minutos. —si alguien puede ayudarme es él.

—No, no voy a dejarte llenar tus pulmones de esa porquería, no te haría eso jamás.

—Si no me ayudas tú buscare a alguien que me ayude a terminar con todo —dejo de tocarlo y mantengo la mirada fija en sus ojos.

—Solo te daré algo para que puedas descansar, nada más —se aparta de mí y sale de la habitación.

Recojo la camisa del suelo, logro ponérmela justo antes de que Zach entre por la puerta, lleva con sigo un vaso de agua y una pastilla. Entrecierro los ojos, espero que en un par de años pueda mirar hacia el pasado y saber que fui capaz de superar los obstáculos que se me cruzaron.

—Te ayudara a conciliar el sueño —pone la pastilla en la palma de mi mano.

—Gracias, de verdad gracias —le devuelvo el vaso una vez que he terminado de beber la minúscula pastilla.

—Descansa, preciosa —se recuesta en la cama y sin pensarlo dos veces me acerco a él y apoyo la cabeza en su pecho, su mano traza pequeños círculos sobre mi hombro.

Los minutos pasan antes de que las sombras se formen en mis ya pesados parpados, un sentimiento de miedo crece ante la idea de no ser capaz de controlar mi propio cuerpo, intento forzarme a seguir despierta pero pierdo la batalla ante la inconmensurable oscuridad.

Cuando vuelvo a despertar la luz que se filtra por la ventana me deja saber que ya es de tarde, tal vez las 15:00, me revuelvo entre las sabanas somnolienta, hace días que no dormía tan bien, quizás meses. La felicidad dura poco hasta que veo una sombra sentada en el piso, cerca del armario, mis sentidos reaccionan tanto como pueden.

— ¿Quién demonios anda ahí? —apoyo la espalda en el cabezal de la cama para tener una mejor posición.

—Las cosas bonitas siempre se dañan, las flores bonitas se marchitan y las mujeres bonitas sufren y lloran.

— ¿De qué hablas?
, ¿Quién eres? —Comienzo a levantarme de la cama, quien quiera que sea quiero que se vaya ahora mismo.

—Él no merece tener a una chica tan bonita, no merece ser feliz después del daño que ha causado, merece morir en su propio veneno —logro reconocer el rostro debajo de la capucha, es el hermano de Sheila, Tom, ¿pero qué hace el aquí?

— ¿Tom? —Apoyo los pies descalzos sobre la fría madera—. ¿Estás bien, Tom?

En un parpadeo Tom se ha abalanzado sobre mí empujándome contra la cama, su peso deteniéndome, la voz que emito se pierde entre su mano la cual ejerce una gran fuerza sobre mi boca, doy patadas para quitármelo de encima.

—Vales más de lo que Zach te deja creer, si no te alejas de él rápido luego será muy tarde, ninguna chica le había importado hasta hoy, tú corres peligro cerca de Zach, ¿no lo entiendes? —Busco una señal que explique su actitud, solo que no hay nada raro en él. Tom levanta un poco la mano como si quisiera dejarme hablar pero mantener a la vez el control de la situación.

—No sé de qué me hablas —no soy estúpida, está podría ser una prueba por parte de Zach, una manera de confirmar si lo delataría lo que me hace.

—Lo he escuchado Sophie, te he escuchado gritar cuánto te golpea —levanta mi camisa dejando a la vista un moretón en la cadera. Zach se enojo porque mencione que un chico había contado un chiste muy gracioso y me reí, envolvió su mano en mi cabello y me estrelló contra el marco de la puerta, la cadera recibiendo todo el impacto.

—Por favor no se lo digas a nadie, si Zach se entera de que lo sabes... No, por favor —empiezo a hiperventilarme, no, las cosas ya son lo suficientemente difíciles como para que empeoren.

—No tienes de que preocuparte, él no lo sabrá.

—Tom... —El rostro de éste pierde color de repente, me sujeta por las muñecas y detiene mis rodillas con las de él.

—Sophie grita —lo miro sin entender su petición—. ¡Grita, joder!

Una de sus manos levanta mi falda de forma apresurada y es entonces cuando sin mucho esfuerzo grito y lo golpeo con las rodillas, no pasa mucho antes de que Zach entre en la habitación y aparte a Tom como si fuera un insignificante pedazo de papel, sus manos alrededor del cuello Tom. Arreglo lo que puedo del uniforme.

— ¡Zach detente! —Lo agarro por un brazo y halo de él, es inútil, es mucho más fuerte que yo, me interpongo entre él y Tom. Uno de los puños que iban dirigidos hacia Tom es atajado por mi pecho, el aire se esfuma de mis pulmones y caigo al suelo, no puedo moverme.

Su mirada se mantiene fija en Tom mientras lo saca de la habitación usando empujones violentos, en ningún momento se gira a mirarme, simplemente no le importo yo, solo su honor que ha sido quebrantado.

<< ¡Huye! >>


Grita esa voz en mi cabeza, me levanto a tropezones aun algo mareada por el golpe, abro la ventana de la habitación y salgo por ella, corro lo mejor que puedo, casi cayendo de rodillas en los intentos. Veo el auto de mi vecina Gianna, de seguro debe de estar visitando a su hermana, necesito que me ayude, debo aprovechar la oportunidad; prácticamente me arrojo frente a su auto.

Gianna frena el vehículo antes de poder arrollarme, tropiezo al llegar a la puerta del copiloto.

— ¡Por Dios bendito, Sophie! No vuelvas a hacerme eso —su respiración es irregular, es evidente que se ha asustado un montón.

— ¿Podría llevarme a casa Sra. Gianna? Acabo de pelear con mi mejor amiga y ya no quiere llevarme a casa —rezo en silencio para que pueda sacarme de aquí antes de que Zach note que me he ido.

—Claro mi niña, sube.

Subo al auto y me mantengo en silencio durante todo el viaje, he dejado todas mis cosas en la casa de Zach así que probablemente tenga que decir que me han robado de regreso de la biblioteca, es una ciudad grande, los ladrones abundan más que los arboles.

—Se lo agradezco mucho Sra. Gianna, no sabe cuánto —me despido mientras la veo aparcar en el lado opuesto del jardín. Toco el timbre deseando que un rayo callera del cielo y solucionara todos mis problemas.

Al ver que nadie responde a mi llamada, decido entrar por la parte trasera de la casa donde ocultamos una llave entre la maseta cerca de la puerta. Puedo escuchar a Abby y a Christopher charlar en la habitación de huéspedes.

Vuelvo al espejo, esta vez observando el hematoma que cubre mi pecho, el de mi cadera y el de los muslos, aparto la vista del espejo sintiéndome sucia, con ganas de rasguñar todo mi cuerpo hasta borrar el rastro de Zach de él, sus caricias, sus besos, los golpes, y sobre todo esa marca en mi cuello, una marca de pertenencia, una marca que muestra que soy suya. Entro en la tina dejando que el agua me cubra, que limpie las impurezas.

<<Debes terminar con esto. >>

<<Lo intento, y lo sabes. >>

<<No lo intentas lo suficiente. >>

<< ¿Qué más puedo hacer? ¿Cuál es tu idea? >>

<<Tu solo no luches, solo ríndete que yo hago lo demás. >>

<< ¿Rendirme ante él? >>

<<No, ante mí y prometo dar fin a todo por ti. >>


Nota: Este capítulo lo he escrito en el plazo que me prometí, la meta es actualizar entre cuatro a cinco capítulos estas navidades, ¡Yupi! Quedare ciega por el brillo de la laptop pero jueno que se puede hacer :/

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