El amor es veneno

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Cada vez que lo miro siento que recupero otro pedazo de mi corazón, de alguna manera él logra traerlos desde la oscuridad y el dolor. Y es que no sé cuando paso todo, cuando comencé a necesitarlo a diario, a disfrutar inconscientemente de el calor que emana de su cuerpo al abrazarme, de la forma en la que me sostiene por las noches al dormir juntos, sus comidas improvisadas, las discusiones al ver series de detectives. Todo. Simplemente me acostumbre a él.

— ¿Seguirás molestándome, cabeza de chorlito? —Pregunta Christian con las manos aún enredadas en mi cabello.

—Eres mi mejor amigo, estoy en mi derecho —respondo, agarro su rostro entre las manos haciendo que su boca adopte una forma chistosa.

—Soy tú amo, merezco respeto —hace lo mismo con mi rostro—. Te quiero So.

—Yo también te quiero vendedor de cuadros en el metro —le saco la lengua, Christian se ríe mientras deja un beso en mi frente.

—Cállate, astrónoma de McDonald's —nos reímos a carcajadas, gracias al cielo que Megan no ha llegado todavía, nos ha dado algo de tiempo para recuperar las semanas pérdidas.

—Al menos yo hago descubrimientos y no solo dibujitos en servilletas —. Christian finge que su corazón se rompe ante mi broma.

—Ya que yo hago dibujos en servilletas, que te haga el mural de tú habitación Gabriel —se cruza de brazos indignado.

—Ni me lo recuerdes, aún no proceso bien lo ocurrido ese día, los recuerdos que tengo son algo confusos a decir verdad.

—Yo tampoco —dice sin dejar de murmurar para sí mismo—. No fue uno de nuestros mejores días.

—Sé que actúe como una estúpida ese día, y pues que tal vez te trate mal —bajo la mirada a mis pies—. Quiero recompensarte, ¿te parece ir a por una Pizza y un maratón de películas de los años 80? —Le sonrío.

—Hoy no puedo So —Christian se muerde el labio. No sé porqué me tome la molestia de preguntarle cuando sabía cuál sería su respuesta.

—No me expliques, sabía que lo dirías —me giro sobre mis talones. Una parte de mí se siente dolida y la otra asquerosa. ¿Qué clase de chica se siente atraída por su mejor amigo, él cuál tiene novia?

—Sophie no te pongas así —me pide.

—Ya te dije que no me importa, será otro día en el que si tengas tiempo —replico malhumorada.

—A las 19:00 estoy fuera de tú casa, yo llevo la Pizza.

— ¡Te amo! —Chillo al rodearle el cuello con los brazos y besar repetitivas veces su mejilla—. Eres el mejor, él más maravilloso, no sabes lo feliz que me haces.

—Sophie me vas a marcar la mejilla con los dientes —me agarra por la cintura, un leve cosquilleo me recorre el cuerpo. —Eres una pequeña dulce molestia.

—Ja-ja-ja-ja-ja—rio sarcástica—. Vamos a clases Christian Grey —nos dirigimos al aula sin dejar de bromear entre ambos.

Al terminar las clases Abby pasa a recogerme en el instituto, no sé ve bien a decir verdad, luce triste casi decepcionada; cosa que no me agrada mucho ya que mi hermana es una de las personas más importantes en mi pequeño mundo.

— ¿Todo bien? —Le pregunto.

—Sí, si nada de lo que debas preocuparte —desaparece detrás del umbral de la cocina.

Subo las escaleras no estando muy segura de la respuesta de Abby. Quiero lucir diferente, diferente en el buen sentido, sin los jeans desgastados y las camisas estrafalarias, y no olvidemos el cabello desparramado sin gracia alguna, a veces me pregunto cómo a Christian le puede gustar tanto.

Mil Palabras Por Decir Onde as histórias ganham vida. Descobre agora