Conociendo a tu adversario

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Denis pasó toda la tarde un poco más desanimado de lo normal. Un lío entre Aynara y Nairylein no lo dejaba pensar bien. Al fin y al cabo, Aynara está consiguiendo lo que quería, pero el señor Luna seguía dudando en la rapidez de la muchacha: “más vale un por si acaso que mil pensé que”.

Mientras, Nay no se atrevía a hablar con la joven. Nay sospechaba de ella, los mensajes del gallego no eran muy usuales en él.

—Creo que está más que claro —habló Nay, mientras le daba vueltas a un globo.

—Será algún familiar —habló con seguridad Sofía—. ¿Crees que Denis sería tan imprudente como para dejar entrar a una desconocida en su casa? Y aún peor, ¿qué se quedara a dormir?

Jhuliana se acercó desde la cocina y desmintió el argumento de Sofía.

—Denis tiene un gran corazón —aseguró por experiencias personales—. No puede matar ni a una mísera mosca—. ¿Por qué no la conoces? —insistió Jhuliana—. Vamos, yo no vuelvo a esconderme en un contenedor de basura.

Jhuliana tosió falsamente, intentando llamar la atención de Diana.

—¡Yo tampoco quería! —exclamó Diana—. No había otro lugar.

—Déjense de pelear por boberías —ordenó Nairylein—. ¿Qué os ha contado Aynara?

—Nada —respondió Sofía—. Nos cerró la puerta en las narices.

Nay rodó los ojos disgustada. Sabía que costaba conocer a alguien y que te abriera de par en par las puertas a su hogar. ¿Pero tan desconfiadas parecieron?

—Encima Paula quería pelea... —musitó Diana.

Nay abrió los ojos como platos y pinchó su globo color esmeralda.

—¿Paula qué? —preguntó—. ¡Solo quería que la conocieran y asegurar nuestras hipótesis! Tendré que hacerlo todo yo.

—¡Oh venga! —exclamó Jhuliana—. Tanto que quieres conocerla, adelante. Lleva un día en el vecindario, ¿cómo va a hacer algo esa pobre muchacha en paro? Esto no es un asesinato ni nada por el estilo. ¡Tranquilízate!

Nay, cabreada, se levantó de un salto de su asiento. Salió de la casa de su amiga y cruzó a la calle de enfrente.

—Veremos quien ese esa tal Aynara —habló tocando su puerta.

—¡Joder! —exclamó Aynara. Ya era la segunda vez que la interrumpían—. Que pesadez.

Aynara dejó su libro encima de la mesilla de noche. Se miró al espejo y se arregló un poco. Nunca sabes quien hay después de la puerta.

Aynara abrió con una sonrisa su blanca puerta. En cambio, recibió a una mujer enfadada y disgustada.

—Hola —sonrió Aynara, intentando ser amable—. ¿Puedo ayudarle?

—Oh, claro que puedes —habló la venezolana—. ¿Aynara verdad?

—Quién pregunta.

Aynara sabía esa táctica desde que empezó a trabajar en esto. Primero debes conocer a tu adversario, y estar seguro que no jugará en tu contra.

—Nairylein —respondió con seguridad.

—¿Qué desea? —volvió a preguntar Aynara, satisfecha. Ya conocía a la persona que movía a los peones.

—Conocer a Aynara.

—Veo que no se cansa, ¿eh? —bromeó—. Yo soy Aynara, ¿algún problema o va a seguir sin contestar?

Nay apretó los puños con fuerza. No iba a mandar indirectas para confirmar su teoría.

—¿Eres familiar de Denis? —preguntó.

—Oh, vaya. Parece que hoy todo el mundo está interesado en mi vida. Curioso... —Aynara hizo una pausa—. Que pena que no pueda confiar en nadie...

La canaria negó con la cabeza y carraspeó.

—¿Eres su nueva novia verdad? —Nay estaba al borde del desquicio. No aguantaba ni un minuto más las insinuaciones de su vecina—. ¡Confiésalo!

—Tranquilícese mujer. Si tanto quiere saberlo, pregúnteselo a Denis. Él sabrá la respuesta.

Tras decir eso, Aynara se despidió cordialmente. Cerró la puerta y volvió a leer su libro.

—Si tanto quiere saber la respuesta... —la tinerfeña comenzó a escribirle un mensaje al gallego por Instagram—. Pronto la tendrá.

Denis encantado aceptó la propuesta de la tinerfeña: una tarde junto a ella dando un paseo por la playa Barcelonesa. Debido al estrés que causaba su trabajo decidió tomarse un respiro.

Aynara llegó sonriente a la casa del gallego. Tocó el timbre un par de veces y esperó la salida de este.

—Hola de nuevo —sonrió Denis.

—Hola —la canaria se adelantó y besó su mejilla—. ¿Estás listo?

Denis asintió inconscientemente y juntos fueron andando hacia la playa.

—Me encanta Barcelona —susurró Aynara tocando el agua cristalina—. Y más si estoy acompañada de alguien tan especial.

Denis se agachó, quedando a la misma altura que Aynara y disimuladamente le tiró un poco de agua.

—¿Por esas vamos? —preguntó Aynara.

Y fue así, como una guerra empezó. Aynara acabó empapada de pies a cabeza y el gallego más de lo mismo.

Pero un tropiezo, Aynara acabó con los labios de Denis muy cerca de su nariz.

La respiración de los dos era agitada. Denis se mordió su labio inferior intentando hacer algo no debido; entre ellos, besarla.

El escote de Aynara se había vuelto muy pronunciado debido al gran movimiento de la chica y el agua que absorbía su ropa.

—Denis... —Aynara intentó reincorporarse para besarlo y terminar con esto de una vez. El problema fue el gallego. Rápidamente la empujó al agua, librándose de un húmedo beso y de una bronca innecesaria.

—¡Maldito! —exclamó riendo mientras le salpicaba.

—Vamos pequeña —se burló Denis.

Suárez no se dio cuenta del error que acababa de cometer; el rey empezaba a seguirle los pasos a la reina.

Denis con cuidado sacó a Aynara del agua y le aconsejó volver a casa. A la mañana siguiente tendrían otro encuentro juntos: el partido más esperado de la semana; Fútbol Club Barcelona contra Atlético de Madrid.






A punto de ser las nueve y media de la tarde, Victoria e Isidora vieron llegar a su casa a su querida vecina, acompañada de Denis.

—Lo que faltaba —Isidora rodó los ojos—. Mejor vámonos. Sergi y Antoine están de camino.

Victoria se moría de ganas por seguir a Aynara, pero el amor por su comprometido era mayor.

Aynara desde la otra punta las saludó. Isi y Victoria les devolvieron el saludo amablemente.

Nay parecía que controlaba el cuerpo de su compatriota. Victoria quería ir en su dirección y atraparla saltándose dos casillas. Tal y como le había aconsejado su amiga.

Nadie de las novatas eran conscientes de este pequeño juego... Que podía llegar a costarle la vida a alguien.

Falsas Ilusiones |Denis Suárez| Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt