Capítulo 1

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Una semana después

Siete días han pasado desde que desperté drámaticamente del coma. Ciento sesenta y ocho largas y tortuosas horas que parecían no tener final. Tras aquel ataque de pánico, no tuvieron otra opción que sedarme y esperar a que me despierte más calmado para proceder con todo lo que conlleva que una persona vuelva a abrir sus ojos luego de estar técnicamente muerto por cierto tiempo. El médico quedó asombrado de que no tuviera ninguna secuela cerebral tras despertar. Psicológica si. Pero eso aún nadie lo sabía. En estos días, sentí como si el tiempo quisiera tragarme y atormentarme con una oleada de emociones que me acobijaban a medida que recibía información sobre lo que había sucedido en el lapso de mi ausencia. 

Mi madre y los doctores me contaron de a poco que había tenido un accidente en la calle, a pocos metros de mi casa, un imbécil me había arrollado y se había escapado antes de que nadie pudiera hacer nada o ver siquiera algo. Bastian fue quien me había encontrado cuando regresaba luego de una fiesta. Segun ellos, cuando llegué al hospital tenía heridas bastante graves, entre ellas un par de lesiones en el cuello, hematomas y un brazo roto. El condenado que me atropelló al parecer tuvo la fantástica idea de driftear y yo tuve la mala suerte de encontrarmelo y cruzarme en su camino. Estuve un año y medio en coma, casi deje de respirar dos veces, pero logré salir adelante después de todo. Por este motivo fue la sorpresa de los médicos acerca de que mi cerebro no sufrió mayores problemas. Podría haber quedado cuadriplejico, o mudo, o sordo. Cualquier sin fin de futuros desgraciados podría haberme tocado, pero gracias a que soy fuerte no se dio de esa forma. El hueso de mi brazo se había curado un par de meses mas tarde del accidente, aunque las cicatrices de algunos golpes y heridas en su momento quedaron como recuerdos de un suceso de pélicula que me tocó vivir. Ahora mismo, tengo veinte años. Soy uno mayor que en la vida ficcionaria que mi cabeza había creado.

Durante estos días, el doctor me había visitado numerosas veces y me había cansado de que me realicen revisiones, análisis, ecografías y todas esas cosas que tienen nombres extraños que le hacen a las personas luego de que la vida les dé una segunda oportunidad para continuar. Tendría que empezar una rehabilitación por lo que había entendido, pero aún no la comenzaba hasta terminar todos los estudios requeridos. Hasta el momento, me había guardado para mí todo lo que había acontecido en mi cerebro durante el coma. Me fue diagnosticada una amnesia, solo que no había sido capáz de explicar con certeza lo que sucedía. La confusión y la verguenza eran mucho más fuertes que yo, no lograba dar con la confianza para expresarles que no se trataba de una amnesia común y corriente como creían. Mis días eran largos, agotadores y cada vez que me distraía, mi cabeza parecía recordarme que todo lo que había vivido era un vago recuerdo de algo inexistente. Dolía como la mierda. Cada mañana era abrir los ojos y encontrarme en una realidad que desconocía. La idea de vida que tenía, se había tergiversado por completo tras despertar del coma. Ya no diferenciaba lo que era un recuerdo real de uno creado por mi mente y decir cualquier cosa me aterraba por miedo a exponer todo lo que sucedía dentro mío. Todo me costaba horrores y el dolor no hacía más que acumularse en mi pecho. Odiaba todo esto. Se sentía como si no tuviera nada propio, como si estuviera viviendo una vida que no me correspondía. 

Era martes, uno como cualquier otro para las personas que llevan una vida normal, otro día más interminable y doloroso para mi. Me encontraba sentado sobre la camilla, eran cerca de las cinco de la tarde mientras miraba la ciudad detrás del enorme ventanal que decoraba la habitación. El ocaso se hacía presente y una extraña sensación de soledad se hacía lugar dentro de mi corazón. Mi madre se había ido a casa a buscar un par de cosas a casa y Bastian estaba a un lado mío observando en la misma dirección que yo. Su silueta era tan perfecta, la recordaba tan vagamente cercana. Estaba seguro de que si esta fuera otra situación, si estuviera en aquel mundo paralelo, probablemente estaríamos abrazados, el me daría un beso en la cabeza como siempre lo hacía, bromearía para tratar de hacerme reír y me llenaría de besos tras escuchar mis carcajadas. Nos miraríamos a los ojos y sentiríamos que el tiempo se detendría en ese instante porque solo éramos el y yo. En ese lugar solo existíamos Bastian y yo. 

Mundos Paralelos 2 "Nuevo Inicio" (LGBT/gay)Where stories live. Discover now