➳ii ;

6.7K 1K 459
                                    

Una puerta se abrió a su totalidad, dejando entrar a un joven con mirada determinada y con un libro grueso bajo su brazo. Todas las miradas fueron directo al sujeto, algunas eran de completa desaprobación y otras por la mismísima sorpresa.

Los pasos del joven resonaban sobre el suelo de madera, haciendo un leve eco en éste, y sus ojos viajaban de un lado a otro inspeccionando el lugar que le rodeaba. Detuvo su andar frente a la puerta del comisario, dejando que los nervios le invadieran de a poco pero un solo suspiro logró desvanecer aquel sentimiento de ansiedad.

Con un nudo formado en su garganta, tomó el pomo de la puerta con su mano libre y dejó que esta se abriera de a poco. Esperaba un suspiro de irritación o un gruñido junto con un regaño por parte de la persona que estaba en la oficina, pero nada de aquello sucedió.

Lo que no esperaba, era ver al comisario recargado en su silla con una expresión entre relajada y confusa.

—Creí que estaba claro que no quería visitas tuyas en este lugar —murmuró al verlo ingresar al pequeño lugar.

El joven se paró frente al escritorio, recargando su peso de un pie a otro, mirando con una ceja alzada al comisario.

—Vengo por los archivos del caso —sentenció de manera firme, aunque el incómodo nudo en su garganta seguía presente.

Una risa seca fue la única respuesta que obtuvo, cosa que le ofendió. Stan abrió uno de los cajones del escritorio y sacó una carpeta con cientos de papeles incrustados.

—Sólo te advierto que no llegarás tan lejos —la misma sonrisa de superioridad característica de él seguía plasmada en su rostro—. A menos de que obtengas refuerzos, cosa que no conseguirás aquí.

—No necesito refuerzos —aclaró, con dejes de inseguridad en su voz. A decir verdad, se estaba arrepintiendo de la decisión que tomó. No porque no pueda hacerlo, si no porque no se sentía lo suficientemente dispuesto a sacrificar su vida al intentarlo.

Tomó temeroso la carpeta de sus manos, la cual casi se le resbalaba por el mismísimo sudor, y le dedicó una última mirada al comisario antes de dar media vuelta destinado a salir de la oficina.

—Dipper —le llamó su tío cuando estaba por cruzar por la puerta—. Hay una oficina desocupada al final del pasillo del segundo piso. Prefiero que tengas tu espacio de trabajo a que dejes tu habitación hecha un basurero.

Un suspiro de alivio abandonó sus labios, puesto que la tensión era abrumadora. Creía que ya no estaría en términos amistosos con su tío, pero aquella propuesta sólo le demostró que, aunque no lo dijera directamente, Stan estaba preocupado por él.

—Gracias —murmuró aún dándole la espalda y finalmente saliendo de su oficina.

Después de los sucesos del día anterior, en donde Stan le dejó en ridículo frente a los oficiales, Dipper se la pasó con un sentimiento de ansiedad en lo que restaba del día. El camino a casa fue más inquietante aún, ya que sentía que en cualquier momento el asesino reclamaría por su alma. Caminar a casa en medio de el anochecer, justo cuando se encontró un cuerpo sin vida gracias al asesino, no fue una de las mejores decisiones. Ese fue su primer error como investigador; exponerse al atacante.

Ahora será más precavido con sus posiciones, no quería fallar siendo uno de sus primeros días dentro de su investigación.

Caminaba a pasos largos por la comisaría, yendo directo a las escaleras para conocer su nueva oficina. Tuvo que aumentar el paso, ya que seguía recibiendo miradas sobre él. Esos ojos escaneaban cada movimiento de su cuerpo, no perdiendo ni un detalle.

Bitten. [Vampiros]「BillDip」Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz