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El golpe que daba su corazón sobre su pecho se intensificaba por cada segundo que pasaba, al igual que su ansiedad aumentaba a medida que pensaba en lo que ocurrió hace unos minutos. Todavía no lograba procesar del todo qué fue lo que pasó o, sí no lo hubiera evitado, lo que estaba por pasar.

¿Me iba a besar? Se preguntó. ¿Qué insinúa? 

Algo estaba claro en Dipper, y eso era que él y Bill solamente eran compañeros en el caso. ¿Por qué quería llegar a más si sólo se conocían desde hace pocas semanas? Esto era demasiado confuso y agobiante. Además que no tenía ningún sentimiento emocional involucrado con el rubio.

Por otro lado, Bill quería que el suceso se olvidara, como una mancha que se quita con el pasar del agua, así de fácil. Pero otra parte de él se negaba a hacerlo.

Lo peor de todo fue lo que sintió al estar cerca del castaño. Recordaba como cortaba la distancia entre ambos, sintiendo una corriente eléctrica recorrer su cuerpo por la calidez que emanaba el mortal. Había olvidado lo que se sentía estar cerca de un humano sin mitigar daño alguno.

Extrañaba esa sensación, llevaba siglos sin sentir el propio calor de un humano chocando contra su piel.

Llevó una mano sobre su brazo, notando lo nula que era su temperatura corporal. Y pensar que hace unos momentos volvió a sentirse vivo.

Otra cosa que no podía olvidar, era el rostro del culpable que le estaba provocando todo este tipo de sensaciones. La manera en que su mentón encajaba de una manera absurda sobre su mano, la manera en que sus ojos se acoplaban ridículamente con los suyos y la manera en que sus tontas mejillas se tornaban rojas por una acción suya. Dipper Pines era una estupidez y a Bill Cipher le encantaba. ¿Cómo puede un corazón marchito volver a latir en cuestión de segundos? 

Considerando que fue suficiente el tiempo que llevaba fuera, decidió salir del baño y regresar en donde se encontraba Dipper. Antes de entrar a la sala, podía escuchar los fuertes latidos del castaño y Bill maldijo por lo bajo cuando un nudo se formó en su estómago.

Bill terminó por recargarse en la pared, lamiéndose los labios y sintiendo la afilada punzada de sus colmillos contra su lengua. Los latidos se hicieron más frecuentes a medida que el dolor en su estómago se intensificaba.

—¿Bill? 

Dipper salió de la sala, encontrándose a Bill en medio de un pasillo con la mirada fija en un punto perdido del suelo. Tragando duro, intentando que el dolor disminuyera por efecto de consumir su saliva, el rubio alzó su mirada.

—Sólo quería preguntarte por tu baño, ¿dónde está? Surgió algo de último momento —su voz tembló.

—¿Surgió algo? —pronunció con dificultad a causa de los colmillos, cubriendo su rostro con su brazo contra la pared.

A decir verdad, sus palabras fueron un tanto difícil de expulsar de su boca. Sus labios parecían estar pegados contra si, como si trataran de evitar que sus colmillos salieran a la luz y atacaran en un instante. El dolor se volvió más agónico ante la presencia del castaño, Bill podía ver con los ojos entrecerrados como la sangre fluía con velocidad detrás de aquella frágil capa de piel. 

Y entonces lo vio.

Dipper tenía una cortada justo en su antebrazo. 

Lo único que Bill pudo procesar era como la sangre se deslizaba libremente por un extremo de la herida y la mano del castaño tratando de detenerlo. Los sentidos del vampiro se alzaron a su totalidad, volviendo por igual su apetito voraz. Tres palabras; no puede ser

Bitten. [Vampiros]「BillDip」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora