➳xi ;

3.8K 728 503
                                    

El sol calaba sus parpados, obligando a que entrecerrara los ojos por cada par de segundos que pasaran. Había decidido por cuenta propia salir de su cabaña para arreglar las cosas con cierta persona que probablemente este molesta con él.

Realmente se sentía un poco pésimo por el hecho de que le tuviera que gritar al castaño para que se largara de su cabaña por culpa del olor de su sangre. A veces, solamente a veces, odiaba no controlar sus impulsos.

No dejaba de mirar a sus lados en busca de algo llamativo para reconciliarse con Dipper.

Seguramente gracias a lo ocurrido el día anterior, están en malos términos. En lugar de avanzar, iba retrocediendo. Además, también se estaba consiguiendo una mala reputación entre el grupo de Gideon.

—¡Y también quiero uno de esos! —exclamó una chica frente a una tienda llena de artesanías.

El vendedor le extendió una bola de lana rosada, la cual la chica de cabello castaño y un poco rizado lo tomó y metió a una bolsa de plástico.

Cuando ella se dio media vuelta, a Bill se le fue el aliento.

—¿Qué? —susurró, tallando sus ojos con sus manos.

¿La sangre de Dipper lo había afectado tanto? Debía estar alucinando, puesto que esa chica tenía el rostro de Dipper.

—¿Me estoy volviendo loco? —se preguntó, mirando fijamente a la chica que sonreía ampliamente mientras veía el contenido de su bolsa.

Era imposible que esto le estuviese pasando, era la primera vez que le pasaba esto. ¿Era un efecto secundario? ¿La sangre de Dipper estaba contaminada con algo? ¿Y si ya sabía que era un vampiro e intentó intoxicarlo con su sangre porque es un cazador de vampiros? ¿Y si...?

—¿Disculpe?

Parpadeando un par de veces, Bill volvió a la realidad y se sorprendió al ver a centímetros de él a la Dipper femenina.

—¿Se encuentra bien? Lleva viéndome raro desde hace cinco minutos —dijo con una voz demasiado diferente a la del castaño—. Aunque no tengo inconveniente, no todo el tiempo tienes la oportunidad de topar con un chico lindo.

Bill notó que el pulso de la castaña incrementó.

—Lo siento, es sólo que... Te confundí con alguien más.

—Si me dieran un dolar por cada vez que me dicen eso —rió—, mi hermano suele ser un poco más buscado que yo por este pueblo.

El rubio frunció el ceño, ladeando en confusión su cabeza a un lado.

—¿Buscabas algo en específico por aquí?

—Yo... —Necesitaba dejar de distraerse, pero era difícil cuando estás hablando con alguien con el rostro de Dipper—. Si, estoy buscando algún detalle para reconciliarme contigo.

La castaña sonrió nerviosa, debatiéndose entre huir o quedarse.

—¡Oh! Quise decir con alguien. Un detalle para reconciliarme con alguien —llevó una mano a su cabello, peinándolo para atrás exasperado— ¿Crees poder ayudarme?

—¡Claro! ¿Ves esa tienda de por allá?

Su dedo señaló una tienda de flores situada a un par de metros de ellos.

—¿Qué tiene?

—¿Acaso no sabes de lo que hablo? Es lo más típico entre las parejas de jóvenes de hoy en día, darle un ramo de flores a un ser querido resuelve cualquier cosa. Bueno, en la mayoría de los casos.

—¿Y si un ramo no fuera suficiente? —le preguntó, ganándose una gran sonrisa por parte de la chica.

—Tú y yo tenemos un largo recorrido por hacer —dijo, alargando la "a" en largo.

[...]

No dejaba de hacer borrones en su libreta, las hojas ya se encontraban maltratadas y desgastadas de lo tanto que corregía sus apuntes sobre posibles teorías del caso.

Últimamente se encontraba distraído, con tal de no de decir demasiado distraído.

—Los gnomos pueden apilarse unos a otros para simular ser una persona, además de que... ¿Usan cuernos de unicornio para simular que son colmillos? Vaya, que basura estoy escribiendo.

Terminó por arrojar su libreta al suelo y dejarse caer de espaldas sobre su cama dando un largo suspiro de cansancio. La verdad, llevaba todo el día inventando falsas teorías de criaturas con colmillos para no creer que un vampiro era la verdadera cosa con la cual estaba por pelear.

De tan solo imaginar a uno enterrando sus colmillos por cualquier parte de su cuerpo se estremecía.

La verdadera razón por la cual estaba también un poco mal e inseguro ese día era porque Bill lo corrió de su cabaña. ¿Fue porque no lo besó?

Miró su antebrazo con tristeza, estaba vendado sobre la herida que se había provocado el día pasado. Era una verdadera tontería, ¿quién sería tan tonto como para cortarse con el resorte de un sillón?

—¡Este chico! —exclamó con desgano, señalándose a si mismo con sus dos pulgares.

Un par de golpes sobre su ventana lo asustaron, obligándolo a ponerse de pie de su cama y caminar hasta la ventana. Al asomarse, su corazón dio un brinco.

¿Ese era...?

Afuera, cerca de la entrada principal, estaba un chico rubio vestido con un traje negro, con una postura perfecta, y con un enorme ramo de flores, un peluche y unos cuantos globos entre sus brazos.

Y detrás de él...

—¡¿Mabel?!

—¡Dipper! ¡Reconciliate con él! —gritó eufórica.

Rodando los ojos, se retiró de la ventana y bajo corriendo las escaleras hasta llegar a la puerta principal. Con nerviosismo, abrió la puerta y se sorprendió de lo mejor que se veían las cosas de frente que desde una ventana.

—Dipper... —suspiró Bill, extendiendo los obsequios a duras penas— Lamento mi comportamiento del día de ayer, no era mi intención herirte emocionalmente.

Con un enorme sonrojo, Dipper bajó la mirada.

—¿En verdad era necesario todo esto? —Sonrió tontamente el castaño, tomando el hermoso ramo de flores entre sus brazos—. Me refiero a que... Sólo era una disculpa, no era para tanto Bill. ¡Aunque no era necesaria la disculpa!

—¿Si? —respondió a su primera pregunta, sonriendo por igual— La disculpa va en serio, no se por qué reaccioné así.

Bueno, en parte si lo sabía.

—Gracias —murmuró Dipper, mirándolo por primera vez en ese día a los ojos y se percató de un precioso brillo en esos orbes dorados.

El castaño tomó el peluche y enredó el cordón de los globos entre sus dedos. Era la primera vez que alguien hacía algo así por él, aunque incluyera la ayuda de Mabel.

—Y te tengo otra cosa —dijo el rubio, sacando de detrás de su saco una bolsa de comida con el eslógan de la cafetería de Linda Susan— fue una recomendación de Mabel, ya que no habían chocolates.

Dipper dejó salir una carcajada, mirando por sobre el hombro de Bill a su gemela.

—¿De dónde conoces a Mabel?

—¡Larga historia! Mis piernas me están matando, ¿podemos entrar? Pueden seguir coqueteando desde adentro —sugirió Mabel, abriéndose paso entre los dos para entrar a la cabaña.

—No estamos coqueteando —respondió con un sonrojo Dipper, centrando toda su atención de nuevo en Bill—, ¿quieres entrar?

Bill asintió, perdiéndose en las mejillas rojizas del mortal y en el fuerte latido de su corazón. Dipper le abrió paso, y cerró la puerta cuando ambos ya estaban completamente dentro.

Todo marchaba bien hasta que Bill se dio cuenta de una cosa.

El plan de Gideon. Entró a la cabaña.

Bitten. [Vampiros]「BillDip」Where stories live. Discover now