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—¿Y desde cuándo conoces a Bill?

Ambos castaños estaban sentados sobre el sofá, después de que ingresaron a la cabaña y se tiraron exhaustos sobre la comodidad del cojín.

Los obsequios que Bill le dio a Dipper estaban colocados con suma sutileza sobre la pequeña mesa frente al sofá,  a excepción del oso de peluche, el cual la chica lo tenía abrazado con fuerza desde su regazo.

Desde que entró a la cabaña, Bill se consumió en un profundo silencio que no era para nada característico de él. Dipper notaba lo tenso que se encontraba y como miraba a todos lados con demasiada curiosidad, aunque quisiera disimularlo no le salía tan bien.

—Lo conocí después de que el supuesto asesino entrara a mi oficina la primera vez que me instalé en la comisaría de Stanley —comenzó su relato, dibujando una pequeña sonrisa en sus labios rosados—, es como si fuera un milagro. Mientras me veía trabado en mi investigación, él llegó y se ofreció a ser mi mano derecha.

—Ya veo —dice, luego de morder su labio inferior—. ¿No te parece sospechoso?

Dipper borró inmediatamente su sonrisa ante esa pregunta que su hermana susurró sobre su oído. Bill, quién estaba situado a unos metros de distancia examinando todo a su alrededor, se detuvo en seco, agudizando su oído.

—¿De qué hablas? —preguntó en el mismo tono ligero, alzando una ceja expectante.

—Es decir, me parece bien que tengas un compañero y todo, pero —volvió a mordisquear su labio antes de continuar—, llegó después de que vieras al asesino.

—¿Y eso qué?

—Eres más listo que eso, Dipper. Te haré una simple pregunta. ¿Lo habías visto antes caminar por las calles del pueblo? ¿Estar en los discursos que da nuestro alcalde? ¿Comprar en las tiendas más populares de por aquí?

El castaño vaciló un poco antes de negar con la cabeza.

—Bien, porque yo tampoco —susurró, entablando sus ojos color chocolate en los de su hermano—. Conozco a todos de Gravity Falls, menos a él.

—Eso no prueba nada —le respondió, inclinándose de modo que quedaran sus codos sobre sus rodillas y las manos sobre sus mejillas—. Me dijo que se acababa de mudar a una cabaña no muy lejos de aquí, es un turista.

—¿Y por qué un turista querría meterse en asuntos policíacos?

No respondió, pero se rehusaba a darle la razón a Mabel.

Una tos falsa se escuchó al otro lado de la pequeña sala, perteneciente al rubio que estaba parado incómodamente frente a los dos gemelos.

—Iré a usar su baño, con su permiso —anunció, dedicándole una pequeña sonrisa a Dipper y luego destruyéndola al ver a Mabel.

Dipper solo atinó a asentir, mirando como el rubio de marchaba por entre uno de los pasillos.

—¡Bill! —le llamó.

—¿Si?

—El baño esta del otro lado —rió, señalando con su pulgar la dirección contraria a la que iba.

El otro chico rió entre dientes, cambiando dudoso de dirección para irse a donde el menor le había indicado. Cuando estaba fuera de vista, Mabel le dio un codazo en el costado a Dipper.

—¿Ahora me crees cuándo te digo que debes sospechar de él? ¿A dónde crees que iba? No conoce estos pasillos, Dipper —murmuró, mordiendo una de sus uñas, arruinando el esmalte sin su consentimiento.

Bitten. [Vampiros]「BillDip」Where stories live. Discover now