Capitulo 6

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Allana

Vi como mi madre se retorcía las manos nerviosa mientras sus ojos grises estudiaban lo que fuera que estuviera al otro lado de la ventana.

Dudé un momento antes de preguntar.

-Mamá, ¿ocurre algo?

Los ojos de mi madre se voltearon para mirarme, se veía tensa y a punto de explotar, cosa rara en ella ya que era conocida por su gran capacidad para mantener su calma, incluso cuando su hija insistente le hacía preguntas durante horas.

-Nada, mio caro, ¿por qué?

Me encogí de hombros mientras me levantaba del sofá en el que estaba sentada, algo le ocurría, y por la expresión que tenía posiblemente era algo malo, pero aún así sabía que ella no me iba a decir nada hasta que ella misma lo decidiera, por esa razón caminé hacia la cocina y saqué una botella de agua del refrigerador.

-Voy a salir un rato-Dije mientras me aseguraba que mi celular estaba en el bolsillo trasero de mis pantalones cortos.

-¿A dónde vas?-Preguntó, y en serio quería pensar que lo que escuchaba en su voz no era miedo.

-No sé, por ahí, quiero caminar un poco por la playa.

Entrecerró sus ojos hacia mí.

-Allana-Advirtió.

Puse los ojos en blanco mientras me recordaba que de vez en cuando mi madre podía resultar bastante sobreprotectora.

-Estaré bien, mamá, sólo voy a caminar un rato, no me pasara nada malo.

Ella suspiró.

-De acuerdo, ve con cuidado, y, Allana, por favor no te acerques al agua.

-Tranquila, mamá, sólo voy a tomar un poco de aire.

Ella me dedicó una pequeña sonrisa antes de caminar hasta mí, ahuecar mis mejillas con sus manos y depositar un pequeño beso en mi cabello oscuro. Okay, estaba actuando bastante extraño.

-Ti amo-Murmuró.   [te amo]

-Yo también te amo, madre-Dije con una sonrisa.

Me separé lentamente de ella y salí por la puerta con la botella en mano antes de que mi madre encontrara alguna excusa para obligarme a quedarme en casa.

Realmente estaba rara últimamente.

***

Okay, no sabía en que maldito lugar estaba, pero me encantaba.

No tenía ni idea de cuanto había caminado desde que había salido de la casa, la sensación de la arena bajo mis pies descalzos y de la briza del viento contra mi cara había sido demasiado agradable como para que hiciera algo como contar el tiempo, sin embargo sabía por donde había venido, y aunque no fuera así, mis huellas solitarias en la arena aún estaban perfectamente marcadas.

Mi madre tenía razón, la gente realmente se alejaba de estos sectores, y aunque eso era en parte un desperdicio ya que se perdían de las vistas que habían, también era un privilegio, ya que tenía todo este paraíso para mi sola.

El mar golpeaba con fuerza las escasas rocas que habían repartidas en la orilla del mar mientras que lo que quedaba de ola avanzaba rápidamente por la arena como si estuviera intentando alcanzarme, a lo lejos podía ver enormes rocas levantándose sobre el nivel del mar como si fueran edificios con diseños excéntricos, imponiéndose y haciéndome sentir tranquila de que hubiera algo que resistiera la fuerza de los mares.

Bajo las OlasWhere stories live. Discover now