Capitulo 41

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Mariam

Hasta el día de hoy era capaz de recordar lo que había sentido la primera vez que había sostenido a Allana en mis brazos: una pequeña y frágil bolita de grasa y piel suave que había conseguido que el miedo que había sentido en mi interior desde el día en que me enteré que venía desapareciera para el primer vistazo.

Desde ese instante habían existido un montón de momentos en los que esos hermosos ojos azules y mejillas sonrojadas se habían metido en problemas, y en cada uno de esos instantes me recordaba que el meterse en problemas era algo que esa niña llevaba, literalmente, en su sangre, lo que era básicamente la razón de que hubiera conseguido menos castigos a lo largo de su vida de los que tal vez hubiera merecido, eso, y el hermoso alivio que sentía cada vez que la veía por el mero hecho de existir... Y era por ese mismo alivio que me moría por sentir de nuevo que en este momento juraba por mi vida que si mi niña volvía con vida no iba ni siquiera a regañarla, ni ahora ni en ningún momento de lo que me restaba de vida.

Emití un pequeño y tembloroso suspiro mientras cerraba los ojos para intentar amainar el escozor que me producían las lágrimas contenidas y el dolor producido por el nudo en mi pecho.

Se succedesse qualcosa al mio piccolo bambino, ero sicuro che sarebbe morto.                              [Si algo le ocurría a mi pequeño bebé estaba segura de que iba a morir]

Las temblorosas manos de Dafne tomaron las mías y las apretó con fuerza.

-Non preoccuparti-Pidió, y no sabía si me lo estaba diciendo a mí o a ella misma-, li troveranno, okay?                                                                     [Tranquila, los van a encontrar, ¿de acuerdo?]

Guardé silencio y tragué con fuerza a través del nudo en mi garganta. Era la única manera que tenía para que no se me escapara ninguno de los sollozos que tenía atorados en mi interior. A cambio le devolví su apretón con el doble de fuerzas.

Sabía que no era la única madre que sentía que se le iba a salir el corazón del pecho, pero eso en realidad no me ayudaba en nada.

Luca, Calder, Héctor y todos los demás habían salido hace unos treinta minutos (que era cuando se habían dado cuenta de que uno de los yates de los D'Altrui había desaparecido del puerto junto con los seis adolescentes), y desde ese mismo momentos no habían contestado ninguna de nuestras llamadas... Y si que habíamos llamado.

Había temido este momento durante tanto, tanto, tiempo, pero eso no me había preparado en lo absoluto. Ningún miedo que hubiera sentido antes se comparaba con esto. Tenía tanto miedo que dolía. Dolía tanto.

Quanto è costato loro di prendere i loro stupidi telefoni cellulari? Avevano inventato i dannati gadget per un motivo!                                                               [¿Qué tanto les costaba tomar sus estúpidos celulares? ¡Habían inventado los malditos aparatos por una razón!]

Para empezar, ni siquiera comprendía porque Allana haría algo como esto, era cierto que había estado comportándose de una manera un tanto extraña durante los últimos días, pero era una chica lista, ¿por qué se pondría a sí misma en peligro? No lograba comprenderlo.

-Pensi che stiano bene?-Pregunté en un murmuro tan bajo y poco entendible (era lo mejor que podía hacer sin llorar) que en realidad no esperaba una respuesta.                                                  [¿Crees que estén bien?]

Pero era Dafne. Probablemente ni siquiera era necesario que entendiera lo que decía para saber qué estaba preguntando.

-Saranno-Afirmó con una confianza que estaba segura que no sentía-, non sono idioti.                          [Lo estarán, no son idiotas]

Bajo las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora