s i e t e.

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Sunhee ya había vuelto a su casa. 

No paraba de dar vueltas en su cama mientras observaba el celular que estaba junto a ella.

De verdad que éste chico es un caso. Soltó una risa. ¿Cómo pudo dejar su celular?

Llevaba más de cinco minutos pensando en cómo alguien, en su sano juicio, podía dejar múltiples veces sus cosas en un lugar público; ¿es qué acaso era tan descuidado?

Ella se acercó a la orilla de su cama, en donde estaba apoyada su mochila, y comenzó a sacar sus cosas de ésta. Tenía muchas ganas de dibujar, así puso manos a la obra para hacerlo.

Trató a recrear el dibujo que se había estropeado. Ella dudaba un montón que llegaría a quedar como el original, pero prefería intentarlo de nuevo a simplemente quedarse con las ganas. 

Después de todo, no estaba mal el tratar de hacerlo otra vez.

Sunhee descubrió su pasión por el dibujo hace unos años, cuando, una vez, tuvo un día tan malo que se sentía agotada, estresada, enojada y hasta triste; todo al mismo tiempo. No sabía con quién hablar, no quería contarle a nadie porque no le gustaba poner sus problemas en los demás, así que tomó una hoja y un lápiz, y comenzó a trazar. Al avanzar con sus trazos, pudo sentir cómo se iba sintiendo mejor y, al terminar de dibujar, ya no se sentía mal.

Pero aunque le gustara demasiado hacerlo, le costaba enseñarlos. Le daba vergüenza y temía de que éstos no fueran lo suficientemente buenos. Su inseguridad era un gran problema en ocasiones.

Un ruido la sacó de una manera brusca de sus pensamientos, haciendo que se asustara y se sobresaltara. Miró hacia los lados con el ceño fruncido, buscando qué era lo que estaba haciendo el ruido tan molesto.

Observó el celular que estaba a su lado. En él, había una llamada entrante de un número registrado como "Jungkook".

Sunhee soltó rápidamente el lápiz y se estiró hasta el celular. Algo dudosa, atendió la llamada.

—¿Hola?

—Hola—se escuchó un suspiro. Reconoció la voz de inmediato. 

Pudo oír como el chico trataba de decir nerviosamente que él era el dueño del celular y ella comenzó a reír de manera inevitable. Le parecía tierno la manera en la cual el chico hablaba.

—Tranquilo, Jimin. Soy Sunhee—avisó, tratando de que se calmara.

—¿Sunhee? ¡Sunhee!—el chico alzó la voz y sintió como una corriente de felicidad recorría su cuerpo al saber que era la chica sí había tomado el celular—Demonios, ahora estoy más avergonzado.

Ella negó con su cabeza y volvió a hablar.

—La verdad es que eres más distraído de lo que ya pensaba.

—Lo siento, no sabes lo avergonzado que estoy—susurró Jimin—Pero me alegra de que hayas sido tú la que encontró el celular.

Las mejillas de Sunhee se tornaron de un color rosado y reprimió una sonrisa. No estaba segura si lo había dicho de la manera en la que ella pensaba, pero aún así no puedo evitar sentir algo extraño en su estomago.

—¿Podríamos vernos mañana?—propuso el chico—Para buscar mi celular, claro.

—Eh, sí, sí. Claro.

—De acuerdo—ella podía sentir que él estaba sonriendo.

Sunhee alejó el celular de su oreja, completamente convencida de que el chico iba a finalizar la llamada.

—Sunhee.

Ella se apresuró a acercar el celular a su oreja de nuevo.

—¿Si?

—Muchas gracias, de nuevo—agradeció dulcemente—Ten unas muy buenas noches.

Una sonrisa se escapó de los labios de ella de una manera espontánea. Eso le había agradado.

—No hay de qué, Jimin—pasó un mechón de su cabello por detrás de su oreja—Duerme bien.

Y antes de que él pudiera decir otra cosa, ella colgó rápidamente.

¿Por qué mi corazón está latiendo rápido? Tocó su pecho mientras un pequeño suspiró salía de sus labios.

Subway↠p.jiminOù les histoires vivent. Découvrez maintenant