d i e z.

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A la pelinegra le había costado un montón llegar a la casa de su mejor amiga.

Cada sábado solían reunirse, ya sea en la casa de la una o de la otra; pero debido a que Sunhee había salido el sábado con Jimin, las chicas tuvieron que verse el domingo.   

—¿Qué te pasó?—Youngmi observó como su amiga se sentaba pesadamente en la cama. 

Estaba desconcertada por las pocas energías que tenía; sabía que ella era tranquila, pero no tanto.

—No dormí nada anoche—comenzó a hablar mientras pasaba un mechón de cabello por detrás de su oreja, soltando un pequeño bostezo—Intenté dibujar un poco, tomé hasta té, pero nada. Mi menté estaba en otro lado y estaba muy inquieta.

Las ojeras de la chica eran realmente notables, y no es como que sintiera muy cansada, pero eso era lo que reflejaban. No pudo dormir ni más de dos horas por más que lo intentó.

Youngmi la miro impaciente, esperando a que su mejor amiga le contara el porqué de su desvelo. La curiosidad y preocupación se la estaba comiendo viva.

—Me destrocé la cabeza pensando, sentía que iba a perder el control. Últimamente he estado más perdida de lo normal—explicó—¿Es una locura que estuviera pensando toda la noche en ese chico?—preguntó frustrada, sin esperar una respuesta, y soltó un suspiró—No lograba hacer que saliera de mi mente. No sé qué es lo que me está pasando.

Youngmi comenzó a reír mientras la miraba con dulzura, como si Sunhee se tratara de una niña inocente que le hace una pregunta a su madre. 

No podía creer que en serio le había preguntado algo como eso. Es como si la chica no pudiera darse cuenta de las cosas.

¿Dónde estaba lo gracioso de la situación? 

—¿Aún no lo sabes?—le preguntó Youngmi mientras recobraba la postura de tanto reír.

La pelinegra respondió negando con su cabeza, aún sin saber a qué se refería su mejor amiga.

—¡Por Dios, Sunhee!—la regañó—Te gusta Jimin.

Sunhee soltó una risa al instante y no tardó en negar con su cabeza de manera burlona. Pensaba que su amiga estaba loca. 

¿Gustarle Jimin? Para nada, lo veía como un amigo, y a pesar de que admitía que el chico tenía su encanto, no lo veía de esa manera. Ni siquiera lo conocía.

Youngmi la miró cansada mientras afirmaba que lo que había dicho anteriormente era cierto y Sunhee abrió su boca para protestar, pero la cerró al instante. Comenzó a analizar todo lo que le estaba pasando.

Todas las respuesta a esas preguntas que se aparecían en su cabeza indicaban "Park Jimin".

Por eso lo había dibujado inconscientemente en su cuaderno, por eso sus mejillas ardían siempre que le decía algo agradable, por eso era que sentía que su corazón iba a estallar cada vez que lo veía. Siempre quería ir al metro rápidamente y fijarse en los más mínimos detalles de él por eso.

Miró al suelo, dejando la mirada perdida ahí, y comenzó a jugar con sus dedos mientras pensaba. Ahora todas las piezas estaban encajando.

—No puede ser—murmuró. Llevó las manos a su boca, soltó un grito y, sin poder evitarlo, frunció el ceño. Parecía que estaba horrorizada, como si hubiera descubierto algo realmente tenebroso.

Miró a su mejor amiga con los ojos bien abiertos y llevo sus manos, de su boca, a su cabeza. 

—Demonios, Youngmi.

La sonrisa de Youngmi no tardó en aparecer y movió sus brazos de un lado a otro, como si de un festejo se tratase.

A  Sunhee le gustaba Park Jimin.

Subway↠p.jiminWhere stories live. Discover now