d o c e.

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—¡Disculpe!—levantó rápidamente el aviso de una tienda, el cual se había caído por su culpa, y volvió a correr rápidamente. El señor sólo la miró mientras negaba con su cabeza.

Estaba llegando tarde. Más que tarde, llegaba realmente tarde.

El día en donde se fueron juntos a la estación de metro, Jimin le había preguntado a Sunhee que si le agradaría la idea ver juntos aquel museo de arte y ella aceptó sin pensarlo demasiado. Después de todo, le gustaba muchísimo estar con el chico y cómo no aceptaría ir a un lugar que de seguro amaría.

Pero la chica no se despertó a la hora exacta.

Se encontraba corriendo por las calles de la ciudad para llegar lo más pronto posible a aquel museo. El chico debía llevar rato esperando y ella no podía evitar sentirse avergonzada al hacerlo esperar. Y por si fuera poco, había dejado el celular en casa, por lo cual no le podía enviar un mensaje para avisarle o algo parecido.

Se maldijo a si misma por ser tan impuntual, no era la primera vez que se levantaba tarde para ir a un lugar y no era la primera vez que hacía esperar a alguien, pero después de todo, no podía evitar el sentir pena.

Jimin ya había comenzado a creer que la chica no llegaría nunca y que simplemente lo iría a dejar plantado, lo cual lo hizo sentir inquieto. Llevaba casi 40 minutos esperando, pero aún así no se quiso ir del lugar. 

Cuando estaba a punto de rendirse y dejar de esperar, escuchó unos pasos rápidos que se aproximaban a él y levantó su mirada, desviándola del suelo.

—¡Lo siento mucho por llegar tarde, Jimin!—la chica detuvo sus pasos y apoyó sus manos en sus rodillas para tomar grandes bocanadas de aire. Se sintió más que aliviada al saber que él seguía esperando, ya que estaba más que segura que él se había cansado de hacerlo.

Él sólo la observó.

Cabello alborotado, mejillas rojas y respiración agitada; se veía extremadamente adorable. Era más que obvio que la chica había corrido apresuradamente para llegar.

—No escuché la alarma de mi celular, y suelo dormir mucho—cubrió su cara con sus manos y sacudió un poco su cabeza—De verdad lo siento.

El chico soltó un pequeño suspiro, mirando a otro lado, y sonrió. Por lo menos había llegado y eso era lo que le importaba.

—No pasa nada, Sunhee—se acercó un poco a ella—¿Qué tal si entramos?

Sunhee mordió su labio, apenada,  y asintió. Por lo menos al chico no le había enojado su retraso y estaba infinitamente agradecida por eso. Se prometió a si misma ser más puntual.

[...]

La chica observaba las pinturas y objetos con concentración. Era arte, todo lo que estaba a su alrededor era arte puro y no podía evitar admirarlo hasta en los más pequeños detalles.

Jimin la observaba de vez en cuando, le agradaba la manera en la cual ella se perdía mirando los cuadros. Precisamente, la había invitado a aquel lugar para que observara los dibujos, ya que sabía que ella adoraba dibujar.

Aunque, desde cierto punto, debía admitir que también le intrigaba ver lo que estaba en el museo. Después de todo, habían cosas realmente interesantes, que más de una vez, encontraba curiosas y raras.

—¡Mira este, Sunhee!—el chico la tomó de la mano y la guió.

Ella sintió que miles, millones de mariposas revolotearon en su estomago al sentir el tacto de su mano con la suya y sus piernas casi flaquean al sentir como el chico entrelazó su mano con la de ella, apretándola.

 Maldición, Jimin. Su corazón estaba yendo rápidamente.

—¿No crees que parece una lagartija?—Jimin se detuvo en frente de un cuadro, sin soltar la mano de la chica.

—¿Ah?—dejó de mirar las dos manos entrelazadas para analizar la pintura, para así poder entender por qué el chico había dicho eso.

Se colocó completamente seria, tratando de encontrarle una forma parecida a la que el decía, pero fue incapaz. Eso era de todo menos una lagartija.

—Eh, Jimin... Creo que parece más un paisaje.

—No, no, no—el chico sacudió la mano de la chica, tratando de insistir—Observa bien, es una lagartija.

Ella entrecerró sus ojos, tratando de ver algo que quizás estaba ignorando, pero no encontró nada, sólo veía arboles, flores y ríos preciosos hechos de pintura. Volvió a mirar al chico, quien también la miraba esperando la afirmación a su argumento.

—Veo un paisaje.

Jimin soltó un bufido. Le parecía definitivamente una lagartija y le exasperaba que la chica no pudiese ver la forma peculiar que encontraba en aquella pintura. 

Sunhee soltó una risa, el chico era tierno sin siquiera esforzarse o intentarlo. Jimin observó otros cuadros que estaban a su alrededor y ella sólo lo seguía de manera nerviosa.

Él en ningún momento soltó su mano después de que la tomó.

Subway↠p.jiminWhere stories live. Discover now