n u e v e.

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Sunhee y Jimin ya se encontraban en la heladería. Habían pedido sus respectivos helados y se sentaron en una de las mesas que estaban a fuera de la tienda.

—Eres muy rara—Jimin se llevó la primera cucharada de helado a la boca.

Sunhee, automáticamente al momento de oír eso, frunció el ceño. Más que todo le disgustó pensar en que el chico lo decía de una mala manera.

—Eh—balbuceó—¿por qué?

—¿A quién no le gusta el chocolate?

—Pues a mí.

A Jimin sólo le bastó escuchar la respuesta para apuntarla rápidamente con su cuchara. A él le parecía simplemente imposible de que a una persona no le gustara el chocolate.

—Viste—aseguró, mientras una risa se escapaba de sus labios—Eres rara.

Sunhee no pudo aguantar y comenzó a reír fuertemente mientras golpeaba levemente la mesa con su mano. Desde que le había dicho a Jimin que no le gustaba el chocolate, éste había actuado como si ella fuese un ser de otro planeta o un bicho raro, y le causaba muchísima risa la manera en la cual exageraba. Para ella, eso no era raro.

Jimin, en ese momento,observó a la chica mientras ella reía y, de un segundo a otro, sus mejillas comenzaron a arder.

No se había percatado en lo bonita que se veía cuando sonreía.

Rápidamente, miró a otro lado tratando de no sonrojarse más. 

Sunhee ni siquiera se había percatado de el fuerte color en las mejillas del chico, en ese instante, pensaba en lo bien que estaba haciendo al dejar su timidez a un lado. Ella no solía hablar con muchas personas y no siempre lograba sentirse cómoda, pero el chico le agradaba muchísimo y simplemente se esforzaba para no encerrarse en una burbuja.

—¿Qué tal si jugamos a las preguntas?

Sunhee miró al chico. Eso había llamado su atención.

Ella asintió.

—De acuerdo, yo comienzo—dejo el envase de helado en la mesa y, luego de pensar, la miró—Si pudieses ser cualquier animal, ¿cuál serías?

Sunhee miró a Jimin como si estuviera loco.

—¿Qué tipo de pregunta es esa?—rió.

—Es una pregunta normal.

—Es una pregunta rara, Jimin.

Él soltó un bufido y se encogió de hombros.

—Está bien, la cambiaré....—pensó por unos segundos—¿Me darías un poco de tu helado?

Ahora ella lo miraba como si él fuera el bicho raro. 

No entendía por qué de repente el chico había hecho una pregunta como esa y por qué quería comer de su helado, pero sólo se encogió de hombros, restándole importancia.

¿Por qué no? Se preguntó y llevó una cucharada llena de su helado de fresa a la boca del chico que, a los segundos, él comió.

—Sabe bien.

—Por eso es que lo prefiero en vez del chocolate—Sunhee miró el envase del chico con disgusto.

—¿Lo has probado?

—No, pero sé que no me va a gustar.

Jimin abrió su boca ofendido por lo que ella había dicho. 

Él creía fielmente en que no podías juzgar algo sin antes haberlo probado, así que se apresuró y llevo una cucharada de su helado de chocolate a la boca de la chica. Ella apretó sus labios y negó rápidamente.

—Abre la boca.

Sunhee volvió a negar.

—Pruebalo, por favor. ¿Si?—sonrió tiernamente y arrugó su nariz.

Ella lo miró por unos segundos y soltó un suspiro cansado. Me está manipulando con su ternura

Se sintió derrotada al momento de abrir su boca. Tenía el presentimiento que el chico seguiría insistiendo si ella se negaba, así que prefirió ahorrarse los minutos de discusión.

Pudo sentir el sabor del chocolate en su paladar, la verdad es que no estaba tan mal. Podría decirse que hasta le agradó el sabor.

Él sonrío ampliamente al haber conseguido que la chica aceptara. Sunhee rodó los ojos y comenzó a llenar su cuchara de helado; se sentía apenada porque, a pesar de que dijo lo contrario, el helado sí le había gustado, por lo menos un poco.

Estaba a punto de llevar la cuchara a su boca cuando un pensamiento fugaz pasó por su mente.

Eso fue como un beso indirecto.

Sus mejillas comenzaron a arder y tragó con dificultad. No sabía por qué demonios había pensando tal tontería y por qué se había sonrojado por eso, así que trato de ignorarlo.

—Sigamos con las preguntas.

[...]

El tiempo pasó volando.

Después de comer esos helados y preguntarse cosas tontas, se quedaron hablando sobre temas aleatorios que solían cambiar con rapidez. Reían a cada segundo y de vez en cuando tenían que parar por falta de aire. La estaban pasando realmente bien hasta que Sunhee notó que el cielo se teñía de un color azul grisáceo, así que supo que era hora de irse.

Le había asegurado a Jimin de que podía irse sola a casa, pero él insistió en acompañarla. 

En el camino, él le había pedido su número de celular y ella, sin rechistar, se lo dio. Eran amigos ¿no?

—Ésta es mi casa—Sunhee paró de caminar y él la imitó.

Ella lo miró por un segundos, y luego habló nerviosa. Pensó en cómo era posible que alguien la hiciera inquietarse tanto.

—Muchas gracias por la tarde de hoy—murmuró mientras se balanceaba de un lado a otro. Tenía que dejar la inquietud—Me divertí mucho.

—Yo también la pase muy bien—sonrió ampliamente—Supongo que nos vemos el lunes, ¿cierto?

Ella asintió.

—Hasta luego, Jimin.

La chica tuvo la intención de darse vuelta e ir a entrar a su casa, ya que se había despedido, pero antes de que ella pudiera hacer algo él se acerco lentamente y la rodeo con sus brazos. Ella dio un respingo al sentir el contacto físico; no estaba muy acostumbrada y, por lo general, sólo permitía que Youngmi y sus padres la tocaran.

Pero en pocos segundos la chica correspondió el abrazo, sin saber por qué.

—Hasta luego, Sunhee—murmuró Jimin mientras se separaba. Sus mejillas estaban sonrojadas. 

Antes de que ella pudiera decir algo, él se dio la vuelta y comenzó a caminar. Sunhee aún permanecía sin moverse y su respiración un poco estaba agitada.

—¿Qué me está haciendo este chico?

Subway↠p.jiminМесто, где живут истории. Откройте их для себя