Capítulo 15: Detrás de la puerta

5.8K 1K 637
                                    


Capítulo 15: Detrás de la puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 15: Detrás de la puerta

No duró mucho.

No conté exactamente cuánto tiempo estuvimos, porque estaba muy embriagada por las sensaciones que él me provocaba, pero creo que no llegamos a los dos minutos.

En seguida, me di cuenta de que había terminado dentro y él levantó la cabeza, para mirarme con una expresión de pánico absoluto.

—Daria yo...

Pude ver como iba del terror a la angustia y a la confusión, porque no había alcanzado para satisfacernos ni un poco.

—Está bien —le dije, agarrándole la cara para evitar que se alejara de mí, pero no pude retenerlo.

Se sentó en la lona, todavía entre mis piernas y me observó en silencio. Se llevó una mano a la cara y se tapó la boca.

—Perdonáme —me dijo, con la voz temblorosa—. Tenía planeado que fuese... no sé qué... Soy un idiota.

Apreté los labios y me erguí, debatiéndome sobre lo que debía decir. Como mujer, yo no tenía que saber mucho del tema y menos de la eyaculación precoz. No sabía tampoco si los hombres en esa época entendían del tema y no quería meter la pata, pero me rompía el corazón verlo tan dolido.

Era su primera vez con una mujer y era algo normal. Solo necesitábamos práctica.

—Dan... no tengo nada que perdonarte —empecé. Me mordí el labio inferior cuando él siguió negando con la cabeza. Me arrimé a él y no me alteré cuando se alejó de mí, lo que pudo, en la lona—. Está todo bien.

—No, Daria, no está todo bien —musitó—. Mi papá me advirtió sobre esto, me dijo que tenía que... Ash —Finalmente se tapó toda la cara con las manos y exhaló con brusquedad—. Voy a ser un pésimo marido si ni siquiera puedo terminar... si ni siquiera puedo satisfacer a mi mujer.

—¿Tu papá te hablo sobre... esto?

Cuando bajó las manos, parecía que estaba más que solo frustrado, estaba furioso.

—No es algo que tengan que saber las mujeres —me respondió y yo arqueé una ceja.

—¿Ah, sí? Acabamos de coger, corazón —le recordé, cruzándome de brazos—. Me parece que ya rompimos un poquito con eso de: Estas cosas no se hablan con las novias —Él frunció el ceño y yo puse los ojos en blanco—. Daniel, ¡por favor! Yo sé lo que te pasa y es perfectamente normal, casi tanto como que a las mujeres nos duela la primera vez.

Él me apuntó con un dedo, apretando los dientes.

—¿Cómo podrías saber vos lo que pasó?

—Estás enojado, frustrado y estás actuando como un tarado —repliqué, poniéndome de pie, tapándome el cuerpo con los brazos—. Y entiendo tu bronca, de verdad. Pero que me hagas de menos después de que me entregué a vos, me parece muy pelotudo de tu parte.

La memoria de DariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora