I. Es un libro

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La voz chillona de Jackie impregna todo el lugar, quería irme pero obviamente ya tenían los planes hechos.

Finalmente cumplía 21 años: "eso amerita una fiesta especial", dijo ella minutos atrás.

Yo solo me dejaba hacer, me dejaba sentirme querida por las personas que lograron entrar a mi corazón a través de los años.

Además, pidieron mi día libre a mis jefes y ellos accedieron, ¿cómo decir que no?

—A ver, repíteme lo que te dijo Jhon —le pregunto a Jackie.

No se queja y da un suspiro, entiende que no soy capaz de enfocarme con facilidad.

—Tenemos que ir a los juegos en el centro comercial, allí está el y Alessandra.

—Es decir— digo tontamente—, ¿vamos a ir a jugar juegos?

—¡Nunca envejecerás con nosotros! —grita ella en emoción.

Llevo cinco años o menos sin jugar a las máquinas, en el lugar solo hay niños y el contraste entre mi gigantesco amigo y su pequeña novia es demasiado obvio.

—Vamos a asustarlos —le susurro a Jackie antes de entrar—, los niños van a correr porque somos muy grandes, es decir, ¡mira a Jhon!

Ella se enfoca en la pareja y niega, sí, una pequeña estupidez quizá, pero eso pasa cuando aprendes a sobrepensar.

Les saludo con un abrazo, el cabello rojo de mi amiga Alessandra enredándose en mi collar, las dos reímos mientras tratamos de separarnos sin que le duela demasiado.

Un escalofrío recorre mi cuerpo y observo el lugar ampliamente deteniéndome en los niños gritones en una esquina que me miran fijamente y luego vuelven a su juego.

Diría que es extraño pero realmente es normal en los niños que fijen su mirada en mí como si tuviera algo en la cara.

Ignoro el hecho y regreso a la conversación entre mis amigos, sabiendo ya que lo que viene es una competencia de baile porque es lo único que realmente queremos jugar.

Jackie se enoja al ver que gana Jhon luego de varias rondas.

—Igual... Ni quería jugar —dice haciendo un puchero.

Sé que es infantil y ella siempre lo ha sido pero es una de las cosas que me ha mantenido siendo su amiga, el hecho de que sepa aligerar el ambiente y logre sacarme una sonrisa cuando parece imposible.

Comemos pizza, seguimos jugando, nos vamos a un bar que está casi vacío donde entre cervezas empiezan a sacar sus "regalos".

—Te sorprendería saber lo que me costó conseguir este, amiga —me susurra al oído Jackie y por su tono ya sé que tiene algo que ver con sus gustos.

Dentro de la pequeña caja que me entrega se encuentra una piedra completamente negra atada a una cadena de lo que parece ser plata.

Empieza a explicar. —Es un Onix, una piedra destinada a la protección, en el último libro que leí hablaban de todas sus capacidades y solo la relacioné contigo, Phoenix, me imaginé que te gustaría.

Asiento y la abrazo. —Me encanta, Jackie, es demasiado bonita, ¿me la colocas?— pregunto.

Al reposar la piedra en la piel de mi cuello se siente muy fría y doy un respingo, todos ríen.

—Tranqui, cuando se acostumbre a ti se acomodará a tu temperatura —no digo nada y la toco con mis manos.

—Vengo yo, hermanita —me dice Jhon.

Sombra Oscura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora