V. Entre sueños lúcidos

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Adentro el lugar no asusta tanto como por fuera, es la casa del tío de Alessandra, bastante normal y cálida, teniendo de diferente de cualquier hogar solo el montón de velas dispersas por todo el lugar.

—¿A qué le tienes miedo, Phoenix? —pregunta Amí luego de que nos sentáramos a explicarle todo lo que me había pasado estos días.

Me encojo de hombros. —Honestamente, a lo que sea que se está acercando demasiado a mí, no soy, o era, una persona muy creyente así que no tengo ni idea de lo que puede ser... Aunque ya Jackie tiene sus teorías.

Jackie me da un apretón en la mano y se gira a Amí. —Creo que es un incubo, señor, el cansancio de ella, lo que le ha ocurrido, creo que ese tipo de demonio llegó y le está succionando la energía.

El asiente. —Dame tus manos un momento, niña —me dice.

Miro a Alessandra y asiente, con cuidado pongo mis manos sobre las de él.

Se queda quieto mientras cierra los ojos, su expresión cambiando a preocupación un momento después, notamos el movimiento de sus ojos por el párpado y tengo que resistir la necesidad que quitar mis manos rápidamente de ahí.

El abre sus oscuros ojos y doy un respiro largo, su pupila creció y da un poco de miedo, retiro mis manos y espero que hable.

—Tuviste muchas vidas pasada, niña. Lo único en común es que sufriste muchísimo en todas... Y el color de tus ojos que nunca cambió.

Siento como empiezo a temblar un poco y Jackie le pide una mejor explicación.

—Ella —dice el señalándome—, ha vivido más de cinco vidas ya, y en cada una está pagando los pecados que cometió en la primera.

—¿Qué pecados? —pregunto.

Niega. —No pude ver más allá de eso, un repaso sencillo de lo que fuiste y pasó la visión.

Saca una bolsita roja que tenía guardada en su escritorio. —Pero podemos averiguarlo con las cartas —veo el tarot y empieza a barajar—, veamos que dice de ti.

Caen tres cartas juntas que me hacen tratar de mirar, pero no reconozco nada así que espero que el hable. —Veamos estás tres que salieron, seguro son para ti.

Muestra la primera carta y las tres soltamos un jadeo. —¿Muerte? —pregunta Alessandra asustada.

El nos da una sonrisa pequeña. —Tranquilas, que no hay que tomarlo todo literal. Veamos las próximas. La emperatriz y el sol.

Observamos las cartas sin entender, así que nos quedamos callas.

El las ordena y empieza a hablar. —Phoenix, la carta de la muerte no es de mal augurio, más bien considerando lo que has pasado en tus anteriores vidas y su mensaje de transformación puede que nos diga que por fin terminará el ciclo de los daños y tu infelicidad.

Levanto las cejas. —¿Sabe qué causó mi infelicidad y si tiene que ver con lo que me ocurre ahora? —pregunto.

El levanta la carta de la emperatriz. —Aquí es donde entra una mujer que vi repetidas veces en tus vidas anteriores y que está aquí en las cartas. Una mujer que causó tu caída y sigue tratando de hacerte caer hoy en día, un espíritu, un demonio para otros.

El no sigue hablando y solo observa la carta por un momento. —Solo me viene una mujer que encaja en las características que vi y aunque espero que no sea ella te lo tengo que decir: Lilith. La primera mujer de Adán que huyó al mar rojo y se apareó con demonios teniendo hijos que caminan con nosotros. Un ser del que tienes que tener cuidado.

Sombra Oscura ©Where stories live. Discover now