XII. Una sorpresa

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Me cuesta encontrar a Lucas entre el grupo de personas pegadas unas a otras en la tenue oscuridad, mis pies recorren cada espacio del local cuando una mano me hala y casi caigo sino es por una risa y una mano en mi espalda.

Lucas me devuelve la mirada al voltear. —¡Viniste! —grita en mi oído.

Me separo de él, revisando que esté bien. —Me llamaste, ¿pasó algo?

Mi pregunta parece despertar algo dentro de él porque la sonrisa que tenía momentos atrás desaparece, sus ojos inundándose en lágrimas, su cuerpo encogiéndose como si le hubiera dicho una mala noticia.

Cuando habla, su voz suena entrecortada: —Robert... Robert terminó lo que nunca empezó, no sé qué hacer.

Lo veo llorar y me acerco a cubrir con mis brazos su cuerpo, sabiendo el corazón roto que debe tener. —Vámonos amigo.

Coloca una mano en mis hombros y salimos, entrando a mi carro con cuidado.

—¿Quieres ir a tu casa o quieres ir a la mía? —le pregunto. Él se inclina y tapando su cara me responde que para su casa, solo quiere descansar.

El viaje es corto, y en media hora me estoy dirigiendo a mi apartamento repitiendo los momentos anteriores y recordando algo que ocurrió antes que parece agarrar importancia mientras más me acerco.

El incidente del baño el día que bebimos. Cuando Gabriel me advirtió de Lilith, sin que yo supiera a quién se refería.

Al entrar lo primero que llega a mí es el olor a quemado, corro a la cocina y veo el desorden inmediatamente, como si algo hubiera explotado del microondas y toda la cocina hubiera sufrido por ello.

—¡Gabriel! —Grito.

Lo escucho venir y antes de mirarlo siento sus manos abrazarme por la cintura. —El manual estaba encima pero aunque intenté hacer huevos como dice en ese botón no pude.

Suelto un suspiro y giro, fijándome en su cara de preocupación. —¿No lo abriste ni un huequito verdad?

Me sonríe de lado. —¿Tenía que hacerlo?

Estoy cansada así que solo me encojo de hombros. —No te preocupes, ocupémonos de limpiar.

—Pensé que lo limpiarías tú... —Me dice en voz baja y alzo una ceja.

Me río mientras dejo mi bolso en la sala, el siguiéndome. —¿Yo sola?

—¿Eso no lo hacen las mujeres?

Estupefacta, lo observo para ver si está jugando, al notar su curiosidad solo niego y me voy a mi cuarto, sacando mi ropa, la toalla y dirigiéndome al baño.

Antes de entrar lo señalo con un dedo. —No, hazlo tú.

Frunce el ceño pero se va en esa dirección.

En la noche me dedico a enseñarle a usar el microondas, mientras le explicó las noticias sobre la liberación femenina y hacemos palomitas de maíz.

—Muchas cosas nuevas —dice sosteniendo el pote con las palomitas. Hay momentos en los que siento que hablo con un viejito o un señor anticuado.

La televisión conectada en netflix nos deja escogiendo un show, coloco el primero que me recomienda. El silencio nos acompaña además de las voces de los actores y para rellenarlo en un momento le pregunto lo que había recordado antes.

—¿Tu te acuerdas de cuando eras una sombra y te acercabas a mí?

El asiente, fijándose en mí. —Sí, ¿por qué?

Me muerdo el labio por dentro.

—¿Por qué me trataste de advertir sobre Lilith si ella te podía atacar si lo hacías? —pregunto.

Me mira confundido. —¿Perdón por no advertirte?

—¡No, no! Me refiero a cuando estaba ebria, que estaba en el baño y me dijiste que ella estaría por ahí.

Creía que con eso le aclararía la mente pero su expresión es la misma. —¿Yo te advertí? Yo no... —Parece llegar a recordar el momento en ese momento, abriendo sus ojos—. Ah, ya sé, si, te quiero.

No suena convencido y me preocupa que ella le haya hecho algo, pero él me abraza con cuidado, apoyando su cabeza sobre la mía mientras seguimos viendo la película.

Mi mente gira en torno a los otros momentos juntos, siempre hubo un toque de sensualidad, excepto esa vez, que el miedo recorría la voz.

Dormimos ahí toda la noche, nuestros cuerpos brindándonos calor el uno al otro.

Al día siguiente en el trabajo el dolor de espalda por la mala posición al dormir se mantiene, las dudas sobre lo que ocurrirá y los planes de la bruja carcomen cada onza de mi cuerpo.

Lili toca mi puerta a media mañana. —La señorita Alessandra le envió estos chocolates.

Los acepto y le doy uno pequeño a la tímida secretaria. Llamando a Alessandra por celular inmediatamente.

Saboreo el sabor agrio del chocolate puro cuando ella contesta.

—¿Te gustó mi regalo?

—¿A quién no? Están deliciosos, pero no entiendo el motivo.

Ella ríe del otro lado de la línea. —Tranqui, no pasó nada, solo que compré un montón y les envié a cada uno de ustedes una cajita, ya Jackie me escribió que se los comió todos.

—Era de esperarse.

Hay un silencio un poco incómodo un momento pero Alessandra lo corta. —¿Ha pasado algo más esta semana?

—¿No te ha contado nada Jackie?

—Quizá por eso quería tomar un café conmigo, ¿hablamos luego?

Ambas trancamos y me quedo pensando un rato en lo bueno que es tener personas que se preocupen por ti, más seres tan especiales como ella.

El timbre suena e inmediatamente guardo los chocolates, me indica que alguien nuevo pasará a mi oficina, no lo usa Lili a menudo, a menos que sean personas importantes.

—¡Pase! —digo en voz alta mientras me aliso la camisa y uno mis manos frente a mí en posición de autoridad.

Lili pasa primero, su cara roja y su expresión nerviosa. Le hago una mueca y ella se acerca.

—Llegó el nuevo socio, lo traje para que se presentaran previo a la reunión, ¿está disponible? —pregunta.

—Hazlo pasar, y cierra la puerta cuando él pase. ¿Mañana es la reunión, verdad?

Ella asiente y sale, escucho como indica a la persona que pase y el hombre entra, la puerta cerrándose fuertemente tras el, dejándonos en silencio.

A primera vista me parece conocido, por lo que sonrío y le indico que se siente, sin embargo cuando lo observo bien un escalofrío pasa por mi cuerpo cuando una imagen nítida de él en otro lugar que parece un sueño viene a mi mente.

Me recorre el miedo mientras fijo mi mirada en esos ojos terracota que casi parecen fuego, en la sonrisa sarcástica en sus labios. Su apariencia es casi la misma, sus ojos son lo único diferente.

—¿Qué haces aquí? —pregunto lo más segura que puedo.

Chaos sonríe y coloca sus codos en mi escritorio. —¿Ni un hola?

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⏰ Last updated: Mar 04, 2021 ⏰

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Sombra Oscura ©Where stories live. Discover now