IX. Un nuevo mundo

3.2K 247 32
                                    

—Jackie, tienes que venir apenas aterrices —le digo a mi amiga por celular a medianoche.

Gabriel no ha abierto un ojo.

—No me dices que pasa y me quieres allá de inmediato, me preocupas —dice del otro lado de la línea.

—Solo dime que vendrás.

—Sí —escucho su suspiro—, pero dame una hora para comer en el aeropuerto antes de partir a tu casa.

Colgamos la llamada y me acuesto en el sofá, preocupada y cansada.

Hoy no sueño con nada, ni tengo ninguna pesadilla, mi cuerpo se da un respiro y lo noto todo al despertar al día siguiente.

Despierto porque escucho una voz hablar frente a mí, abriendo lentamente mis ojos me devuelve la mirada Gabriel agachado frente al sofá.

—No pensé nunca volverte a ver —dice.

Con temor va acercando una mano y su cuerpo se relaja cuando acaricia mi cabeza con cuidado.

—No sé quién eres, pero sé que siento lo mismo —cierro los ojos respirando pesadamente.

Toma todo de mi ser la que inicia el abrazo, nunca lo había tenido tan humano, tan real, frente a mí, esa sombra que me acosaba se materializó y solo quiero recostar mi cabeza en su hombro.

Me suelta y nos levantamos al mismo tiempo, alejándome para ir al baño.

Cuando salgo el está parado con mi celular en su mano observando la pantalla apagada con curiosidad. —¿Qué pasa? —le pregunto.

Se gira a mí. —El mundo ha cambiado mucho desde la última vez que viví como humano, mi amor, me es extraño muchas cosas en este lugar.

Me entrega el celular e inclino la cabeza. —¿Qué año fue ese? —pregunto.

—En 1860.

—Es decir, que la última vez que caminaste por el mundo...

—Por Londres —dice.

Voy encajando las piezas del rompecabezas. —La última vez que caminaste por el mundo... Fue en la época Victoriana.

Me mira con confusión. —¿Le dicen así por la Reina?

Le sonrío y asiento. —Eres historia andante.

—Tú también —responde y me llega que probablemente también viví en esa época, con él.

No le hago más preguntas mientras voy a la cocina y preparo un desayuno sencillo de pancakes con mantequilla. El me mira servirlos apoyado en la pared.

—La comida también es distinta —dice.

Me río. —Y eso que no has probado las hamburguesas.

Paso toda la mañana explicándole la actualidad, lo más básicamente posible, incluso tratando de enseñarlo a usar la laptop para que el mismo investigue cuando quiera.

Lo observo teclear con lentitud la palabra "Gabriel Archer" y me río cuando trata de usar el mouse sin éxito, teniendo que colocar mi mano sobre la suya para explicarle mejor.

—No tiene todo como dijiste, no dice nada sobre mí —dice mientras bajamos en google.

—Bueno, tiene todo de personas famosas, como Lilith que es una leyenda.

Le busco la página y se encuentra con lo que leí días atrás. Coloca una mano en mis piernas, electricidad corriendo entre ambos.

Ahora que lo pienso, desde que es humano no he sentido esas ganas —como antes— de saltarle encima cada segundo, quizás era un efecto secundario del estatus como Íncubo que tenía, ahora que le devolvieron el cuerpo humano por un rato es una persona normal.

Tanto como lo es una persona que ha vivido ya más de un siglo.

—Se les olvidó decir que no siente ningún remordimiento luego de matar o dañarle la vida a alguien —me dice.

—¿Hay demonios que si lo sientan? —pregunto retóricamente pero el asiente.

—He conocido varios que me han ayudado.

Estoy a punto de preguntarle por el que Lilith dejó vigilándome cuando tocan la puerta.

—¿Debería esconderme? —pregunta Gabriel y esta vez soy yo la confundida.

—¿Por qué te esconderías? Tranquilo, seguro es mi mejor amiga.

Abro y efectivamente, es ella, pero tengo un momento para pensar que si hubiera sido mejor pedirle que se escondiera porque con Jackie mirándolo como si estuviera frente a una obra abstracta de arte lo único que parece es un perrito asustado.

—No es una estatua, déjalo respirar un poco al menos.

Me mira fingiendo estar enojada mientras coloca sus manos en sus caderas. —¿Por qué no me dijiste que había aparecido como humano el ser que te perseguía? Me verías aquí desde que el avión bajó.

Pongo una mano frente a ella en señal de que pare. —¿Cómo sabes que es él?

Lo señala dramáticamente. —Su maldita aura parece una tormenta de lo brillante que está.

—¿Lees auras?

Me guiña un ojo. —No soy solo piedras bonitas, Phoenix, solo que como eras escéptica que te iba a decir —vuelve a fijarse en Gabriel y da una vuelta su alrededor —, es hermoso, pero... ¿Por qué está aquí?

Levanto las manos exasperada. —¿No que ves cosas? ¡Adivínalo por ti misma!

Me voy a la cocina y la dejo con él mientras tomo un vaso de agua en dos segundos.

Escucho su voz derás de mí. —No te enojes, sabes que hace un mes no me hubieras creído nada.

—No estoy enojada... O quizá si, un poco, pero hay algo más importante ahora.

Ella hace una mueca. —¿Qué cosa?

—Este hombre fue mi pareja en mi primera vida y tenemos que averiguar qué sucedió con nosotros para que Lilith nos condenara —le digo.

Sorpresa llega a su cara. —¿Él íncubo está maldito por tu culpa?

Gabriel cruza y se acerca colocándose a mi lado.

—La culpa fue de ambos.







N/A:
No había subido capítulos que tengo en borrador porque pensé que realmente nadie estaba leyendo y pues... No tuve tanta emoción.

Pero justo vi que varios comentaron en esta semana queriendo que publicara y aquí está uno♡

Espero que les guste.

Amgerlly.

Sombra Oscura ©Where stories live. Discover now