Parte sin título 8

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Maléfica entró sin llamar, irrumpiendo en la estancia como una furia.

«¡Tesoro, tus criados son unos idiotas! ¡Les había pedido ciervo, me han traído asquerosa carne de cerdo! Me he comido al cocinero, para recuperarme de la desilusión...»

Regina la miró, apenas arqueando la ceja izquierda.

«Me has quitado de encima una fastidio, tenía que matarlo...Siento lo del ciervo, haré que puedas tenerlo lo más pronto posible»

La rubia agitó una mano en el aire mostrando desinterés.

«Oh, no te preocupes, ha sido bastante con el cocinero...» dijo, frunciendo los ojos. Inspiró profundamente «¿Quizás ha llegado un mensajero?» preguntó mirando a Regina

La mujer se acercó a ella sonriéndole

«Sí, nadie importante...No me has contado nada de tus nuevos planes: ¿aún sigues queriendo matar a Aurora?»

Maléfica le dirigió una mirada cargada de sospechas.

«No lo sé, he perdido el interés...» respondió distraídamente, mirando alrededor.

Regina se dio cuenta de esa mirada. Se acercó a ella.

«Ya sé por qué cosa tienes interés» dijo para después besarla con violencia

La rubia rió sobre sus labios.

«Oh, sí, por ti siempre tengo interés...» respondió empujándola hacia la cama.

La morena se recostó en la cama mirando con malicia a la mujer que tenía encima

«Eres insaciable...» dijo sonriendo.

Maléfica le arrancó literalmente el corpiño.

«Mira quién habla...»

«Sabes lo que me gusta...» replicó la morena agarrándola por el vestido y atrayéndola hacia ella «...ayúdame a relajarme»

La rubia le acarició el cuerpo, mientras le besaba el cuello.

«¿Por qué? ¿Estás nerviosa aún por la historia de la princesa?» preguntó con los labios pegados a su piel.

Regina giró la cabeza para dejarle más espacio.

«No...una criada me ha faltado el respeto...» replicó. Después comenzó a desnudarla, sin delicadeza.

«¿Sigue viva?» preguntó la otra, sin un verdadero interés. La desnudó del todo y recorrió sus piernas con las manos, descendiendo cada vez más con sus besos.

«¡Obvio que no!» rio Regina «Deberías conocerme, querida...» gimió «Pensamos ahora en nosotras...»

Maléfica le besó el seno derecho, lamiendo la piel, en círculos hasta llegar al pezón. Lo apretó entre los labios y succionó, mirándola a los ojos.

Regina gimió más fuerte. Empujó la pelvis hacia ella, pidiendo más. Maléfica la satisfizo rápidamente, tocando su intimidad con los dedos, masajeándola mientras pasaba al otro pezón, apretándolo entre los dientes.

«Sí, así...» jadeó de placer la morena, moviéndose bajo ella. Le tiró del cabello para hacerle subir la cabeza, y besarla, ahogando su gemido entre sus labios. Maléfica se movió más velozmente.

«Penétrame ahora» gimió con impaciencia Regina.

Maléfica entró en ella con dos dedos, y con la otra mano continuó estimulando el clítoris, cada vez con más velocidad. Un ligero grito escapó de la garganta de la reina. Maléfica sonrió, aumentando el ritmo.

The Queen and her slaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora